Hernan Quiroz Plaza
Los devastadores incendios forestales que padece Bolivia quedaron por un día en segundo plano. El país amaneció con una amplia sonrisa de oriente a occidente. La Verde, contra todo pronóstico venció a Chile en Santiago por primera vez en 98 años de enfrentamientos. Dados los antecedentes históricos entre ambos países (la Guerra del Pacífico, una herida que nunca cierra, en la que Bolivia perdió el mar) fue para el visitante como dar una vuelta olímpica, una caricia para el alma. Porque la historia no juega, pero juega. Desde 1993 no ganaba un partido de visitante. Y lo hizo nada menos que sobre Chile. En gran forma. “¿Pensaron que nunca íbamos a atacar…?”, preguntó Óscar Villegas, el flamante y revulsivo entrenador de La Verde, camino a convertirse en un personaje nacional. Tomó a una Bolivia desahuciada y en dos partidos logró 6 puntos y el triunfo histórico sobre Chile, por el que nadie apostaba. En la goleada de 4 a 0 sobre Venezuela pudieron haberlo ayudado los 4.150 metros de El Alto. Pero Santiago es llano y le ganó con autoridad 2 a 1. No tiene miedo Villegas. Con lo que hay, sin cuatro titulares por suspensiones, lesiones y otras hierbas, le salió a jugar adelantado a Chile. Y pese a la desgracia de Carlos Lampe, que se desplomó (se rompió el talón de Aquiles, que era de Lampe, no de Aquiles) y le quedó a Eduardo Vargas el arco libre y sin oposición, fue de nuevo al ataque y logró el segundo gol. Bolivia se inscribe entre los candidatos a pelear la clasificación. Le quedan cinco partidos en El Alto a la Verde, 15 puntos, atención a eso… Las posibilidades de Bolivia eran dos: dar un volantazo y hacer un último intento en esta Eliminatoria o resignarse y comenzar a pensar en el Mundial 2030. Se eligió la primera, como debe ser. En ese camino, se tomaron tres medidas fundamentales: 1) cambiar el técnico (Zago, como Costas, no transmitía ninguna sensación, no tenía piel con la selección), 2) se refrescó el plantel con lo poco que hay para renovar y 3) se designó la sede de El Alto para complicarle más la vida a los visitantes. Y para terminar de complicárselas, se eligieron diecisiete jugadores que viven en La Paz y están adaptados: 8 de Always, 7 de Bolívar y 2 de Strongest.
Otro reconocimiento vale para Paraguay, que venció a Brasil y desató una euforia general. La Albirroja lleva tres Mundiales viéndolos por televisión (2014-2018-2022), y el pésimo arranque en esta Eliminatoria suponía un cuarto. Pero asumió Gustavo Alfaro y en dos partidos dio vuelta la media: empató ante Uruguay en Montevideo -estando muy cerca de ganar- y ahora noqueó a Brasil con un supergolazo de Diego Gómez. La selección guaraní se metió de lleno en la pelea por un cupo directo. Unos le dicen verborrágico, otros vendehumo, pero, donde llega, Gustavo Alfaro deja una marca, crea una ilusión, levanta cementerios. Lo hizo en Ecuador, en Costa Rica, ahora en Paraguay. En dos partidos le devolvió el alma a la Selección Paraguaya, que retomó la vieja garra guaraní. Derrotó al Brasil más espantoso de que se tenga memoria (1 a 0) y se entonó. “El país está feliz”, dicen los medios asuncenos. Le ganó “a la paraguaya”, luchando cada pelota como luchó en la Guerra Grande, dejando todo. Este Brasil de una modestia franciscana en nombres y en juego no atinó a nada. No era difícil pronosticar la levantada albirroja: tiene muy buen material. Ahora Paraguay será difícil para todos. La estrella del Paraguay-Brasil fue Diego Gómez, el magnífico volante derecho del Inter Miami, de 21 años, al que lo tienen en la mira varios clubes europeos. Tal vez la mejor figura surgida últimamente en Sudamérica. Lo que se dice un crack de verdad, no de redes sociales. Criterioso, incansable, de buen manejo, con llegada al área rival, Diego hizo el gol de la victoria ante Brasil, que ya se postula como el más bonito de la Eliminatoria. Recibió un rebote fuera del área brasileña, la paró, hizo pasar de largo a Bruno Guimarães y le pegó de tres dedos, cruzado, la bola dio en el palo y entró. Inolvidable. Gómez deslumbró en Estados Unidos. Obviamente, millones de talentos dijeron en Twitter “sí, pero destaca en la MLS, que es una liga de cuarta …” El bueno lo demuestra donde sea.
El mapa de la felicidad lo completa Colombia, única invicta de la Eliminatoria, que tumbó a Argentina con un equipo definitivamente armado, que aprendió a manejar los partidos bravos y está en uno de los momentos más felices de su recorrido como selección. No debe haber equipo en el mundo, hoy, que tenga el poder de gol de Colombia mediante el juego de alto. A la casi increíble perfección de los centros de James se une un ramillete de cabeceadores temibles: por altura y potencia de salto, Dávinson Sánchez, Lerma, Yerson Mosquera, Yerry Mina, John Jader Durán; Daniel Muñoz por sus apariciones fantasmales por derecha y Lucho Díaz porque es una de sus virtudes innatas, la colocación en el área y el buen golpeo.
El máximo artillero de la historia de la Selección Ecuatoriana, Enner Valencia (42 goles), fue abucheado y silbado cuando su nombre sonó por los altavoces del estadio de Liga de Quito antes del choque con Perú. Ecuador ganó 1 a 0 con un golazo de Enner Valencia de cabeza. Una vez más. Al ser reemplazado, los hinchas quisieron retractarse con aplausos, Enner no los agradeció, se fue con gesto esquivo.
Vinicius, otra vez defraudó por completo en Brasil. Fue anulado por el lateral suplente de Lanús, Juan José Cáceres (argentino hijo de paraguayos). Perdió 17 balones. «Vinícius no puede jugar solo por nombre. Ya empieza a ser hora de dar un poquito más y de moverse, no simplemente quedarse quieto en la izquierda», escribió Caio Ribeiro, comentarista de Globoesporte. «Hay jugadores nulos con la selección, y uno de ellos es Vinícius», cerró. Pese a todo, es el primer favorito a ganar el Balón de Oro. Paulo Silas, el exvolante ofensivo de São Paulo y San Lorenzo, bimundialista con Brasil, en una magnifica entrevista con ESPN, dio fuertes definiciones sobre la Canarinha: «No tenemos liderazgos, no tenemos un 10, Neymar sigue siendo nuestra esperanza, Vinicius se esfuerza, pero no pasa nada. Si vamos así al Mundial no pasamos la primera fase».
Así como Bolivia fue el único e impensado competidor que logró los seis puntos en la doble jornada, Chile también fue el único que no sumó: dos derrotas dolorosísimas ante Argentina y Bolivia. “Puede venir Guardiola y será lo mismo”, dicen sus exglorias. Los históricos de la Roja salvan a Gareca y cargan contra la pobreza de los jugadores actuales. En los últimos seis años desfilaron Reinaldo Rueda, Martín Lasarte, Eduardo Berizzo, ahora Gareca y con todos fue lo mismo: la Roja se hunde. Para buena parte del ambiente, si Chile perdía con Bolivia, se tenía que ir el Flaco. Pero el técnico no piensa dar un paso al costado. Y despedirlo costaría una fortuna a la federación. Para peor, en la doble fecha de octubre debe enfrentar al necesitado Brasil de local y a Colombia en Barranquilla. Durísimo lo que le viene a la selección del país de la estrella solitaria. Chile llevaba exactos once meses sin marcar un gol oficial hasta este último tan polémico que le marcó a Bolivia, que tampoco sirvió para sumar. Si Lampe no se rompía el talón, Eduardo Vargas no habría podido anotar y La Roja seguiría en cero con la red. Cuatro días antes, “Argentina estaba de celebración por lo de Di María y nos bailó igual”, lamentó Juan Cristóbal Guarello, el periodista más seguido de Chile, en su canal de Youtube. El esperado recambio no aparece. “La pérdida de jerarquía le pasa la cuenta a la Selección Chilena”, opina Rodrigo Fuentealba en La Tercera. Y amplía: “Tras 20 años, no habrá jugadores nacionales en la Champions League, a la vez que solo cinco militan en las ligas más importantes de Europa, contra los 25 de hace una docena de años”. Eso se nota en La Roja.
El que es grande es grande en serio, sin márketing, sin prensa, es Luis Suárez, despedido por su gente en el empate ante Paraguay. Se retira de la Selección Uruguaya por decisión propia cuando todavía está para dar guerra. La Celeste llorará a un jugador irrepetible por mentalidad ganadora, garra suprema, técnica y gol. Frente a Paraguay ensayó una tijera, sin pararla y la bola dio en el palo. Si era gol se caía el estadio Centenario. Tal vez le cueste cincuenta años o un siglo a Uruguay parir otro Luis Suárez. Según Sergio Gorzy, periodista estrella de la TV oriental, “no se va porque le falten fuerzas para seguir o porque haya otros mejores sino porque, como varios, no lo aguantan más a Bielsa”.
Venezuela tenía la sangre en el ojo luego de caer goleado con Bolivia en El Alto, por lo que estaba obligado a ganar a Uruguay que llegó con varias bajas de consideración debido a las sanciones que recibió tras la riña en Copa América. Pero nada salió como esperaba. La ‘vinotinto’ se tuvo que conformar con un punto frente a los ‘charrúas’. No hubo goles en Maturín. Y pese a ello, se mantiene en puestos de clasificación directa para el Mundial 2026. Pero lo que se viene para los dirigidos por “Bocha” Batista, es duro, en octubre recibe a la campeona del mundo y campeona de la Copa América, y visita a una revitalizada Paraguay en el Defensores del Chaco. En noviembre también de local frente a la canarinha y visita a Chile en Santiago. Párrafo a parte para el empate a cero de local frente a los orientales, pocos se explican el ingreso a Tomás Rincón al minuto 80, Rincón es un jugador cuyas características son propias para entrar a esa instancias de un partido pero cuando el equipo este arriba en el marcador. Aunado que a sus 36 primaveras cumplidas debería ir pensando en seguir el ejemplo de Di María en Argentina y Suarez en Uruguay, quisiéramos y auguramos por el bien del futbol venezolano que la patria de Bolívar logre parir cinco Rincones más, que bueno sería. Lo extrañaremos pero es el momento para que Tomás vaya pensando en el retiro de la “vinotinto” en esta eliminatoria. El fútbol ha evolucionado mucho con el paso del tiempo, el fútbol moderno es mucho más exigente que el que se jugaba en los años ochenta y noventa. El gran número de partidos en diversas competiciones y los entrenamientos, todo ello requiere un gran esfuerzo por parte de los jugadores. En los años ochenta y noventa, el ritmo del fútbol era más lento, con muchas menos obligaciones durante la temporada. El calendario de entrenamientos y obligaciones no era tan apretado, por lo que los jugadores podían descansar más entre partido y partido. El futbol muchas veces es ingrato, la edad pasa factura, Rincón seguirá siendo un “chamo” para cualquier orden de la vida, pero para el futbol de alta competencia, es momento de dar un paso al costado.