Rafael Simón Jiménez
De Lacroix, francés de origen y quien habia servido a las órdenes de Napoleón Bonaparte en sus campañas europeas, se convirtió en edecán del Libertador, y tuvo oportunidad de acompañarlo en un dia a dia entre los meses de marzo a junio de 1828, cuando, el Presidente de Colombia, establecido en Bucaramanga, dictaba instrucciones y esperaba ansiosos los resultados de la denominada Convención de Ocaña, en la que cifraba esperanzas, para introducir los cambios constitucionales que permitieran afirmar su autoridad, y derrotar los ya persistentes esfuerzos de sus enemigos por liquidarlo a él mismo, y a su experimento integrador.
LOS DÍASEl diario recoge minuciosamente las actividades cumplidas por Bolívar, en una cotidianidad solo interrumpida cuando mensajeros y correos provenientes de Bogota, o de Ocaña, población esta última donde se desarrollaban las deliberaciones de la Convención, le traían documentos y mensajes, imponiéndolo de los asuntos públicos y del desempeño de partidarios y adversarios en el foro político. Perú de Lacroix, en pasajes recogidos en sus notas, cuya autenticidad ha sido motivo de polémicas, refleja como cada noticia, cirscustancia o suceso, afecta el estado de ánimo del Libertador, cuyas posturas y opiniones se ven influidas por la marcha de tales acontecimientos.
Las comidas, los paseos a caballo, el despacho de la correspondencia, el juego de tresillo, pero sobre todo sus invocaciones de hechos históricos que comparte Bolívar con sus edecanes y contertulios, le dan al libro no solo un valor excepcional, sino que resulta grato y amigable por el lenguaje llano y coloquial en que está escrito. Su autor falleció en 1836 sin haberlo publicado, y las peripecias de su edición se remontan a una primera aparición, auspiciada por Fernando Bolívar, sobrino del Libertador, en Paris en 1870 bajo el titulo de
Efemérides Colombianas, y luego ediciones en 1912, 1932, y las realizadas luego por Monseñor Nicolás E Navarro en 1935 y 1949.
Una de las más duras y polémicas opiniones de Bolívar, es la que recoge su juicio sobre los generales de Colombia, que la versión de Perú de Lacroix incorpora en su texto y que ubica el 8 de mayo de 1828, en un paseo a pie, que luego del almuerzo comparte el grande hombre con sus edecanes, y en los cuales, al hablar de los generales que han servido a su mando, les expresa “que algunos eran muy buenos, muchos mediocres y otros muy malos, como en todas partes, y de seguidas paso a referirles su clasificación de los mismos.
Según la versión de Perú de Lacroix, El Libertador expresó “19 son los que poseen genio militar, los conocimientos del arte tanto en la teoría como en las práctica, y a quienes se les puede encargar el mando de un ejército porque a la vez son buenos en el campo de batalla y fuera de él, es decir en el combate y en el gabinete; que el numero de estos era muy reducido, poniendo a su cabeza al general en jefe Antonio José de Sucre, después al general de división Flores, en seguida al de división Mariano Montilla, después al general en jefe Rafael Urdaneta, mas atrás a los generales en jefes Bermúdez y Mariño y al general de División Tomas Heres”.
LA BATALLA De seguida, la opinión de Bolívar, según el autor del diario, refiere
“segundo, los que dotados de mucho valor, solo son buenos en el campo de batalla, pudiendo mandar una fuerte división pero a la vista del jefe del Ejercito, y en esta clase ponía a los generales Páez, Valdez, Tadeo Monagas, Córdoba, Lara, Silva y Carreño, tercero, los que son mas propios para el servicio de estados mayores y mas hábiles en el gabinete que en el campo de batalla, tales como los generales de división Soublette, Santander, Salom,” y luego Perú De la Croix, explica”. En fin S.E. formaba una cuarta clase en la que ponía a los que por sus ningunas aptitudes tanto en el valor como en el conocimiento en la parte activa y directiva no podían ser comprendidos en ninguna clasificación.
El texto del controvertido diario, atribuye a Bolívar una opinión negativa, de los generales en jefe Arismendi, los de División Pedro Fortuol y Pey, y además juicios sobre los generales de Brigada, que el edecán francés traduce
“Algunos prometían llegar en la primera clase, que muchos podían ser ya colocados en la segunda, unos pocos en la tercera y los demás en la clase negativa de toda aptitud y talentos militares, que es la última y en ella ponía a los Febrega, Vélez, Ucros, Ortega, Montilla, González, Ovando, Olivares, Bieux y Morales; que sin embargo algunos de ellos eran buenos para un mando pasivo, como el de un departamento o provincia.”Los duros momentos en que se desenvuelve la rutina, del “Diario de Bucaramanga”, tienen que haber endurecido los juicios de Bolívar. Contemplar como sus enemigos encabezados por Santander ganaban espacio y poder, hasta hacer fracasar la Convención de Ocaña, e iniciar la marcha irreversible hacia su defenestración, y el repudio de sus ideales, tiene la marca indeleble en sus apreciaciones, eso quizás, llevo a Monseñor Navarro a privilegiar enmiendas y tachaduras en la versión original del texto, a pesar de saber que falseaba lo que su autor había testimoniado en sus escritos.