Pensaba construir desde el peronismo un movimiento superador de este hacia el socialismo a través de hechos revolucionarios de la vanguardia que el General tendría que aceptar
COOKE: PERONISMO REVOLUCIONARIO
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Luis Ernesto Fidhel Gonzáles

John William Cooke (1919-1968) fue un abogado (Universidad Nacional de La Plata) y político argentino, líder de la tendencia izquierdista del peronismo hasta su fallecimiento. La trayectoria política e intelectual de Cooke reconoce una evolución desde el peronismo hacia el marxismo, no obstante, ese recorrido no lo llevó a abandonarlo sino a sostener que debía y podía reconfigurarse hacia posiciones de extrema izquierda.
 
Consideró el hecho que la clase obrera era peronista en consecuencia una categoría histórica; por lo que el peronismo era la experiencia histórica de la clase obrera argentina y, como tal, revolucionario. Neutralizó el papel político de Juan Domingo Perón convirtiéndolo en el símbolo de la identidad peronista. Esta teoría sería clave para que guerrilleros de izquierda se declararan peronistas sin que les importaran las opiniones e intenciones políticas de Perón.

INICIOS
Fue elegido diputado por el peronismo con tan sólo 25 años para el período 1946-1952. Destaco sus argumentos en el Congreso argentino para justificar a principios de 1951, el cierre del diario La Prensa para la época uno de los más leídos del país; auspiciado por Eva Duarte particularmente por las críticas a las políticas de Perón desde sus inicios como Secretario de Trabajo del gobierno de Edelmiro Farrell. Se convertiría como hombre de confianza en los próximos años particularmente a partir del derrocamiento de Perón en 1955, por la Revolución Libertadora.

Acuso a La Prensa de ser el vocero de una coalición oligárquica entre los terratenientes, empresarios del Puerto de Buenos Aires y la United Fruit Company, que conspiraban para realizar un golpe de Estado contra el gobierno peronista. Sostuvo: “estamos con los obreros y estamos contra La Prensa, porque La Prensa siempre estará, como lo ha estado hasta ahora, contra los obreros y contra nosotros”.

El tono antiimperialista del discurso llevó a que el peronista ortodoxo Raúl Apold quien se desempeñó en la Subsecretaría de Prensa y Difusión durante las dos primeras presidencias de Perón, calificara a Cooke por comunista. Apold fue un periodista y empresario del espectáculo que construyó la imagen de Perón y Eva Duarte por una eficiente e intensa campaña de propaganda y difusión llegando a ser más importante que ministros y gobernadores. Se le considera el primer publicista del relato peronista.

RUMBO A CARACAS
En septiembre de 1956, Cooke sería arrestado hasta marzo de 1957, a pesar de ello participó activamente en la organización de los distintos grupos protagonistas de la “resistencia peronista”. Escapó de la prisión de Río Gallegos, en compañía de otros detenidos peronistas como Jorge Antonio, Héctor José Cámpora y José Espejo, y se instaló en Chile.

En carta de Perón a Cooke fechada en marzo de 1957, desde el exilio en Venezuela; sabiendo que éste se encontraba en Magallanes- Chile, le expresaría la “doble alegría” al saber que se había escapado de prisión que describía de "plantada espectacular de ustedes” y porque el trabajo se estaba poniendo demasiado pesado para él solo en el Comando Superior Peronista. Esto venía de “perillas” porque la gente de Buenos Aires había comenzado a moverse en distintas direcciones ante las prometidas elecciones de la “canalla dictatorial”. Expresaría el deseo de conversar con Cooke y apreciar en Caracas juntos las cosas.

Creía Perón que no convenía que se quedase en Chile, si no se traslade a Caracas “en cuanto sea posible”. Todo estaba en marcha: la organización progresa extraordinariamente. Según se informaba se podía intentar dentro de poco paralizar el país y se tenía la organización necesaria para enfrentar las consecuencias. “La canalla dictatorial” se descomponía “con un ritmo violento y todo parece venirse abajo”. Se debía esperar al “máximo de su descomposición” que en lo posible coincida con el máximo de “nuestra composición y entonces no habrá problema”. Hay que salvar el peligro de los nuevos " salvadores de la. Patria" que puedan aparecer y esto es precisamente lo único que para el momento le preocupaba y se debía arreglar “cuanto antes nosotros”.

Todo hacía desear a Perón “tenerlos en Caracas”. El Gobierno de Chile le habría comunicado que no habrá inconvenientes para trasladarse, para lo cual le habían dicho que sólo debía comunicarlo a fin de ordenar la visa para Venezuela a las autoridades consulares en Chile. De manera que pueden venirse enseguida y dejar a la “canalla dictatorial” con la boca abierta más de lo que la tendrán con motivo de la fuga de Río Gallegos. “Espero su comunicación para dar los pasos necesarios para la visa de sus documentos u ordenar el ingreso de cualquier manera”.

DELEGADO DE PERÓN
Cooke fue el lógico representante de Perón en Argentina; manteniendo los postulados del regreso de Perón y defensa de las conquistas obtenidas. En noviembre de 1956, en documento suscrito en Caracas lo designaría para que asuma su representación en todo acto o acción política. Reconocería en Cooke “al único jefe que tiene mi mandato” para presidir a la totalidad de las fuerzas peronistas organizadas en el país y en el extranjero y “sus decisiones tienen el mismo valor que las mías”. El caso de fallecimiento se delegaba en Cooke el mando del movimiento.

Hipólito Jesús Paz quien se desempeñó como canciller de Perón y embajador en los Estados Unidos habría comentado que la corriente de extrema izquierda que lideraba Cooke era muy peligrosa y de imponerse podría desvirtuar el sentido nacional del movimiento “abriéndoles las puertas a los que en el fondo eran nuestros enemigos”.

EL ACUERDO
Perón en su exilio en Caracas entre agosto de 1956 hasta enero de 1958, negoció un acuerdo con el candidato presidencial de la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI) teniendo como uno de sus artífices a Cooke; considerando por la única alternativa para el levantamiento de la proscripción del Partido Peronista para las siguientes elecciones y reconocimiento de los alcances de la Constitución peronista de 1949. La consumación de este pacto permitió en febrero de 1958, que Arturo Frondizi ganara las elecciones presidenciales con la mayoría de votos peronistas. Sin embargo, tras la asunción al poder desconoció lo acordado y adoptó una posición de respeto al orden establecido.

Posteriormente, Cooke pondría a debate otro elemento que habría finiquitado el acuerdo; al señalar que algunos dirían que estuvo inspirado por el petróleo; siendo eso un “perfecto disparate”. Fue motivado por las coincidencias entre el peronismo y el radicalismo intransigente en realizar la política nacionalista contenida en el libro “Petróleo y Política”. Después de las conversaciones entre Perón y Rogelio Frigerio – representante de Frondizi- se había encargado redactar el pacto a Cooke, porque exigió Perón fuese por escrito. “Petróleo y Política” es de la autoría de Frondizi redactado en 1954; cuando fue legislador que denuncia la actividad de las empresas petroleras extranjeras en Argentina, y ponía énfasis en el monopolio de la estatal YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales) sobre el sector petrolero.

FRIGORÍFICO LISANDRO DE LA TORRE
El gobierno de Frondizi fue calificado como desarrollista: consideraba que el desarrollo económico era promovido por la inversión de capitales, tecnología e industria pesada siendo la solución para superar el estancamiento que se encontraba Argentina. De esta manera el gobierno debía generar las condiciones necesarias para asegurar el paso de una economía agroexportadora a una industrial. Entre las medidas tomadas con la finalidad de recortar gastos; estuvo la venta o privatización del frigorífico Lisandro de la Torre por medio de la ley de privatización sancionada el 14 de enero de 1959. Irónicamente fue estatizada por el gobierno peronista.

Esta acción gubernamental implico el despido de 9.000 obreros e incluyo el desalojo con tanques militares, un paro nacional de apoyo a los trabajadores y resistencia callejera del barrio Mataderos durante tres días seguidos. La venta fracasó debido a que no hubo interesados. Por ese motivo el Sindicato de la Carne propuso que fuera entregado en autogestión a los trabajadores, pero el gobierno rechazó la propuesta sindical, y se lo entregó a la Corporación Argentina de Productores de Carne (CAP).

Este episodio marcaría la terminación del acuerdo concluido en Caracas y retorno de las luchas sindicales y comandos de resistencia clandestinos. A finales de 1959, iniciaría en Tucumán la guerrilla rural peronista denominada Uturuncos. El gobierno decretaría la ejecución del Plan Conintes poniendo en manos del Ejercito la represión política y sindical.

Las relaciones entre Perón y su delegado se sucederán armoniosamente hasta la toma del frigorífico Lisandro de la Torre, donde Cooke uno de los dirigentes de la rama política más activos en la Resistencia, se vio obligado a asumir una posición de liderazgo. Desde allí comienza un lento pero sostenido deterioro en las relaciones entre ambos, lo que se advierte en la posterior correspondencia.
 
Se le atribuye a Rogelio Frigerio –secretario de Relaciones Socioeconómica del gobierno de Frondizi- el haber aseverado que Cooke había declarado públicamente durante la huelga que la defensa del frigorífico nacional será la chispa que incendiará al país y barrerá al gobierno de la entrega; como también haberse planificado con los sectores más reaccionarios del Ejército, en este caso menciona al oficial Carlos Severo Toranzo Montero.
En la proclama de la huelga, atribuida a Cooke, señala: “Por ello el pueblo está en su derecho de apelar a todos los recursos y a toda clase de lucha para impedir que siga adelante el siniestro plan entreguista. Esa y no otra es la meta que procura el Justicialismo encabezado por su jefe, el general Perón”.



REVOLUCIÓN CUBANA
El año 1959, la Revolución Cubana influirá profundamente en el pensamiento de Cooke, viajando a la Isla y entablando amistad con Ernesto Guevara. Iniciará una cruzada intelectual para vincular al peronismo con el proceso revolucionario cubano. La necesidad de potenciar los movimientos revolucionarios influyó en el paulatino acercamiento de Guevara con Perón.

La presencia en La Habana de los argentinos Cooke, junto a su compañera Alicia Eguren y el periodista Jorge Masetti, - fundador de la Agencia de Noticias Prensa Latina- serian imprescindibles. Estos convencieron a Guevara que, sin contar con las masas peronistas, la revolución en Argentina fracasaría. Para ello había que sumar al General Perón. Se trató de compaginar los deseos de Perón de regresar a la Argentina y los de Guevara de hacer una revolución socialista con apoyo del peronismo.

Cooke advertiría que el peronismo y castrismo son modalidades nacionales de la lucha revolucionaria continental y tan artificial era pretender que sus soluciones son automáticamente transferibles como negar su relación dialéctica. El problema de la libertad americana era indivisible; defender la revolución cubana en peligro era un acto de consecuencia con los ideales peronistas y que lejos de eximirlo, comprometía más aún con el deber de combatir por la causa revolucionaria en Argentina. Cuba aislada por el “cordón sanitario” era una presencia permanente como factor agitativo inspirando esperanzas que van plasmándose en movimientos organizados y creando sus hombres de vanguardia (Carta. Paris 18 de octubre 1962).

Abandonó la posición tercerista – tesis del peronismo oficial u ortodoxo - que había impulsado hasta entonces; comenzó no solo a aceptar abiertamente, sino también a defender la revolución comunista y su contribución en los procesos de liberación nacional en América Latina como mecanismo de oposición a los países imperialistas –Estados Unidos, principalmente-. La posición tercerista “sigue siendo válida como política internacional de no alinearse en los bloques en pugna. Pero cuando la quieren trasladar al campo económico social como una posición que ni es capitalista ni es socialista, entonces queda colgada en el aire, al margen de la historia”.

POSIBLE EXILIO EN CUBA
Cooke consideraba para lograr la imagen de Perón como un político de proyección revolucionaria, debería dejar la residencia en Madrid para trasladarse Argel, donde había triunfado la revolución. La idea era que luego se radicaría en Cuba. Guevara lo autorizaría para que realice las gestiones necesarias.
 
El desplazamiento no sería fácil, pero “nadie sabe cuáles fueron los motivos determinantes, pero sí saben que los cuatro lugares de su exilio fueron estados que la gente identifica con sistemas antipopulares y proyanquis hasta el incondicionalismo”. España – advertía Cooke- “arrojaba sombras que dan una visión falsa a quien no lo conoce”. Objetivamente se creaba para los extraños una dicotomía de lo que representaba Perón para su pueblo y esa falsa ubicación producida por el hecho físico de la presencia en un lugar con el cual la propaganda de los imperialismos lo vinculaba arbitrariamente (carta del 24-7- 1961). Perón consideró, sin embargo, que las condiciones no estaban dadas para su traslado a Cuba y era prematuro.

Cooke ante la imposibilidad de encontrarse con Perón, le escribe desde París. Lo denominaría “El prisionero de la Puerta de Hierro” aseverando que la masa peronista consideraba que su lugar de residencia debía ser Cuba. Perón no es un exiliado común, es un doble exilado: de su patria y del mundo revolucionario donde se decide la historia y donde tiene sus hermanos de causa; como líder de masas en el exilio no está bien sino pesimamente porque esta “trabado para accionar”. (Carta. Paris 18 de octubre 1962). Le recordaría que “Cuba es el único país de América donde al peronismo se lo respetó y no sufre de propaganda en contra”. Le sugirió cambiar su residencia de España a Cuba por invitación de Fidel Castro, para evitar confusiones entre los aliados que desconfiaban de la estadía en Madrid.
 
Otra versión sostiene que el encuentro Perón- Cooke se había realizado, pero no en la residencia de Puente de Hierro, sino en un hotel de Navacerrada, municipio de las afueras de Madrid, en virtud de la antipatía de María Estela Martínez hacia Cooke. Perón no acepto la propuesta de invitarlo a vivir a una Isla que hacía poco casi la hunde con bombas nucleares. Acepto la propuesta que pudiera contar con fondos para la actividad política a través de la comercialización del tabaco cubano en Europa.

GRAN CIRCULO VICIOSO
Cook denunciaría las graves fallas de la conducción peronista en Argentina. Si bien, Perón una vez más encontraba que el planteamiento sobre la situación era correcto en sus líneas generales, parecería en materias tácticas en cambio la coincidencia era “mucho menos pronunciada”. A criterio de Perón, según Cooke, preconizaba políticas extremas cuyas condiciones aún no habían terminado de madurar y que además no tomaban en cuenta las circunstancias particularmente difíciles en que Perón estaba obligado a desempeñarse.
 
Estando “prisionero” en el exilio, el peronismo continuara estándolo también; debatiéndose en una serie de círculos viciosos que se reproducen en distintos planos: “El gran círculo vicioso en que estamos encerrados”. Perón quien no era un político de “orden común” no se resignaba a ese círculo vicioso, pero no había conseguido “hasta ahora romperlo”. Toda la política argentina giraba en torno a él. El pueblo para que conduzca a la revolución; la reacción nacional y mundial buscando “ponerle plomo en las alas”.
 
En el laberinto de la argentina pueden pasar años sin encontrar la salida; porque a lo mejor no había salida. Perón era el encargado de “sacarnos de ese deambular que no nos lleva a parte alguna”. Lo ideal era abandonar España cuanto antes, desde donde no podría dirigir una lucha decisiva ni dar a su política toda la amplitud necesaria. (Carta. Paris 18 de octubre 1962).
 
RETORNO A ARGENTINA
Sobre el retorno de Perón a la Argentina: en una carta escrita por Cooke a Perón desde Buenos Aires, no dejó dudas acerca del regreso del General al país y la importancia que tal acontecimiento suscitaría para recobrar la era de la libertad, no solo para la Argentina, sino para hacerla extensible a América Latina. Reivindicaba el histórico papel de los dirigentes obreros en el apoyo al peronismo, en contraposición con la perspectiva sostenida por la burocracia “que hace meses que anda repitiendo que ‘Perón vuelve’ pero no ha pensado en hacer nada para facilitar este regreso”; entre los dirigentes obreros por el contrario hubo “compañeros” que tienen probada su eficiencia, su valentía, su capacidad de lucha. Ellos se jugarían al lado de Perón, como en todos los momentos decisivos. “A ellos deseamos que usted escuche y con ellos haga los planes para el regreso”. (11 de agosto de 1964).

Cooke planteó como necesidad del peronismo la depuración del movimiento y la tarea de desembarazarse de los sectores de la burguesía, eclesiásticos y militares, ya que nada aportaban al programa revolucionario de la masa obrera. Perón habría respondido a esta inquietud dirigiéndole una carta donde consideró que era necesario mantener la unidad del Movimiento a toda costa, pues la tarea no era la de purificar sino otra, y solamente el tiempo conseguiría la depuración. (25 de agosto 1964).

EL COMUNISMO
En el plano interno, Cook aseveró que la manera de mantener el prestigio del peronismo en la masa era ofreciendo soluciones revolucionarias a los problemas reales. “Los que están en la jugada de presentarnos como defensores del orden contra el comunismo desnaturalizan la esencia del peronismo. Y, además, cometen una estupidez”. El comunismo avanza porque hay razones económico-sociales que así lo determinan. Esas razones no desaparecerían y se trata de ver quiénes darían las soluciones: Los que piensan en “conciliaciones” entre las clases o en paternalismos equilibristas están al margen del tiempo, como los que hablan de corregir los “abusos” del capitalismo.

Pero los que quieran dar soluciones, los que aspiran a mantener su vigencia como movimiento de masas, tienen que ir al fondo de los problemas. Eso significaba terminar con la democracia capitalista y sustituirla por nuevas estructuras que reflejen el predominio de las fuerzas de progreso, dirigidas por el proletariado. Es decir, vulnerar el «derecho» de la libre empresa, de la propiedad y otros valores igualmente sacros: en otras palabras, «seremos comunistas».

Los factores de poder y la oligarquía en su conjunto lo consideran, desde ya, comunistas, porque el triunfo implica el advenimiento de las masas que exigirán soluciones y las impondrán. Perón habría dicho: “las masas avanzarán con sus dirigentes a la cabeza o con la cabeza de sus dirigentes”. O impulsamos el avance de las masas -y entonces somos peligrosos y nos llamarán comunistas- o tratamos de frenarlas y entonces ayudamos a sembrar la confusión durante un tiempo y luego nos barrerán como a las demás resacas del orden caduco, ocupando el partido comunista o quien sea la dirección que hemos desertado.



CONCLUSIÓN
El socialismo era el camino hacia donde debía marchar el Movimiento Peronista y Perón apoyaría ese camino si las masas eran concientizadas con la teoría revolucionaria. Para Perón, el peronismo y la Revolución Justicialista tuvieron principios que fueron una realización en sí misma durante sus años en el poder. Para Cooke, el peronismo y la Revolución Justicialista en cambio, eran el principio de la dialéctica de la historia que llevaría al peronismo, en tanto movimiento de liberación, hacia un carácter revolucionario decididamente socialista.

No desdeño del peronismo como punto de partida porque consideraba que una política revolucionaria implicaba una intervención subjetiva en el proceso objetivo, en el proceso real — y, por ende, contradictorio — de la sociedad y la historia. Planteó la necesidad de «interiorizar» la contradicción, el antagonismo, y desde allí militar por la «superación» del peronismo. Una superación concebida como resultado de un proceso colectivo, como la institución de un deber-ser revolucionario.

El peronismo no constituía un solar que debía ser habitado a perpetuidad. Si así fuera, el trayecto de la autoconciencia se detendría. El proyecto revolucionario poseía autoridad por su nexo con lo precedente (con el peronismo). Pero, luego, sus posibilidades de éxito radicaban en su capacidad de excederlo.

NOTA FINAL
Quedaría la anécdota de una observación de Perón luego de su encuentro con su biógrafo Pavon Pereyra: El General Perón mostro una foto de Cooke vestido de guerrillero cubano, porque se encontraba exiliado en La Habana, y contesto: “Este hombre ha dejado de ser peronista”. Cooke habría expresado que era comandante de la Revolución cubana y estaba trabajando junto al “Che” Guevara. Fallecería el 19, de septiembre de 1968.

Hipólito Jesús Paz en una entrevista aparecida en Extra, en enero de 1972, expresaba que el “Justicialismo” – peronismo- no es una doctrina que salió hecha y diagramada porque entonces sería una ficción y no una realidad. Los movimientos políticos no son el fruto de un ordenamiento racional sino producto de exigencias históricas. El justicialismo fue producto de muchas causas: una resultante. La solución a aspiraciones sustentadas durante muchos años ásperos, fragorosos y tristes, por hombres que aun disintieran en perspectiva o medios, tenían un anhelo común: la grandeza del país. “Hombres de extracción política distintas, que en un momento dado se consideraron inclusive en veredas opuestas pero que patrióticamente coadyuvaron en esa común aspiración”.



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