Debemos constituirnos en la primera región del mundo que impulse su desarrollo y crecimiento sin afectar el medioambiente
DESARROLLO DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
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Alicia Bárcena, Sergio Díaz-Granados y José Antonio De Los Reyes

Desde inicios del siglo XXI, la economía y la geopolítica globales han enfrentado diversos procesos disruptivos, que están configurando un mundo cada vez más complejo e interconectado. Entre ellos destacan la acelerada transición digital, el recrudecimiento de los efectos del cambio climático, las crisis financieras que obligaron a las economías modernas a reformular sus estrategias financieras e industriales, las fricciones entre los líderes del comercio global, las nuevas guerras y la creciente polarización política en prácticamente todos los continentes.

La consolidación de China como nueva potencia económica y tecnológica ha traído como consecuencia uno de los procesos más característicos desde inicios de este siglo: la aceleración del desajuste entre la economía del gigante asiático y las de Estados Unidos y la Unión Europea, incentivada también por la pandemia, las fricciones entre bloques comerciales y los choques geopolíticos en Asia y Europa. Todo esto originó un proceso de relocalización de las cadenas productivas globales.



El nearshoring y el friendshoring son dos esquemas con los que el mundo buscó controlar los riesgos en las cadenas de suministro global para evitar su disrupción por epidemias, embargos comerciales y guerras. Esto ocasiona, en el corto plazo, una pérdida del dinamismo en el comercio internacional que afecta a América Latina y el Caribe, pero que abre oportunidades para la región si se implementan políticas que combinen la atracción de la inversión con esfuerzos internos de aprendizaje y de construcción de nuevas capacidades tecnológicas y productivas.

En paralelo, el mundo vive una aceleración de la revolución tecnológica, con la irrupción de la inteligencia artificial y otras tecnologías digitales, así como la especulación sobre sus efectos en el mercado laboral, en los negocios tecnológicos y en la educación en todo el mundo. La siempre presente amenaza del cambio climático es otro de los factores de estrés para las economías de la región.



Ante esta situación, América Latina y el Caribe necesita cerrar tres grandes brechas para no perder el tren del desarrollo global. La primera es externa y se caracteriza por la limitada capacidad de crecimiento, debido a la ralentización del comercio global y la reorganización en bloques económicos regionales. La segunda es social y se refiere al insuficiente crecimiento de los empleos de calidad, el gran aumento de los empleos informales y las altas tasas de pobreza y pobreza extrema. Y, por último, la tercera es una brecha ambiental en la que, en el marco de la doble asimetría de los efectos del cambio climático, se destruyen ecosistemas y se deterioran las condiciones ambientales.

La región debe enfrentar esas brechas simultáneamente: sin crecimiento no habrá más y mejores empleos; sin construcción de capacidades tecnológicas, el crecimiento no será estable ni duradero. El crecimiento debe basarse en tecnologías y patrones de producción y consumo que respeten los límites del planeta. La región debe crecer redistribuyendo el ingreso hacia los sectores más pobres y ese crecimiento debe ser sostenible. De hecho, debemos constituirnos en la primera región del mundo que impulse su desarrollo y crecimiento sin afectar el medioambiente.

Para América Latina y el Caribe, no crecer, no redistribuir y no adaptarse al cambio climático no son opciones. Ello requiere reducir distancias con las economías que se encuentran en la frontera tecnológica, con políticas industriales, tecnológicas y de diversificación económica que generen empleos formales de mayor productividad; con políticas sociales que promuevan la redistribución del ingreso, la igualdad de género, los sistemas de cuidados, salud y educación, que son no sólo potentes para promover la igualdad, sino también para las mejoras de la productividad en el mundo del trabajo; y con políticas ambientales que al mismo tiempo sean políticas de desarrollo, de inversión y empleo, imprimiéndole una dirección a las inversiones a favor de los sectores de menor impacto ambiental, como el cambio en la matriz energética, la electromovilidad, la sociedad digital y la economía circular.

Derivado de lo anterior, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la Secretaría de Relaciones Exteriores de México (SRE) y el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) convocamos al seminario Repensar al Desarrollo de América Latina y el Caribe desde México, que promoverá el intercambio de ideas entre académicos, funcionarios y exfuncionarios públicos para repensar los problemas económicos, sociales y ambientales de América Latina y el Caribe. En el encuentro se debatirán propuestas de política que puedan ser consideradas por los tomadores de decisiones al más alto nivel. Este espacio de diálogo servirá como una plataforma que impulse la formación de un task force que organice y dé continuidad al debate sobre los problemas prioritarios y estratégicos de la región.

El seminario se llevará a cabo del 9 al 11 de septiembre en la sede de la SRE y los interesados podrán participar de forma presencial o virtual. El objetivo es generar análisis, debates y propuestas para que la región sea capaz de responder a los persistentes desafíos que frenan su desarrollo y comprometen la inclusión social.


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