El exabogado de derechos humanos, de 61 años, carece del carisma de sus antecesores, pero lideró un cambio de rumbo para el Partido Laborista
KEIR STARMER: PRIMER MINISTRO DEL REINO UNIDO
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Stephen Castle, Mark Landler y Megan Specia

Keir Starmer se convirtió el viernes en el primer ministro del Reino Unido después de la decisiva victoria de su Partido Laborista en las elecciones generales.

“En todo el país, la gente se despertará con la noticia de que se ha quitado un peso de encima, finalmente se ha quitado una carga de los hombros de esta nación”, dijo un exultante Starmer a sus partidarios en el centro de Londres a primera hora de la madrugada del viernes.

Utilizando la analogía de un “rayo soleado de esperanza” naciente, al principio pálido y cada vez más fuerte, dijo que el país tenía “una oportunidad, después de 14 años, de recuperar su futuro”.

Starmer sustituye a Rishi Sunak, el primer ministro saliente, quien tomó posesión del cargo hace menos de dos años y lo llamó para felicitarlo.

Starmer, de 61 años, es un exabogado de derechos humanos y ha liderado un notable cambio de rumbo del Partido Laborista, que hace pocos años sufrió su peor derrota electoral desde la década de 1930. Ha impulsado el partido hacia el centro político, al mismo tiempo que le ha sacado provecho a los fracasos de tres primeros ministros conservadores.

“Ha sido feroz —algunos dirían tediosamente— aburrido en su disciplina”dijo hace poco a The New York Times Jill Rutter, investigadora del grupo londinense UK in a Changing Europe. “No va a hacer que se aceleren los corazones, pero sí luce relativamente como un primer ministro”.

Starmer creció en una familia de izquierda de clase trabajadora en Surrey, a las afueras de Londres. No estaba muy unido a su padre; su madre, enfermera, sufría una enfermedad debilitante por la que iba y salía al hospital. Starmer fue el primero de su familia en asistir a la universidad, estudió primero en la Universidad de Leeds y luego Derecho en Oxford.

Le debe su nombre a Keir Hardie, un sindicalista escocés que fue el primer líder laborista. Como joven abogado, representó a manifestantes acusados de difamación por McDonald’s. Más tarde se convirtió en fiscal general del Reino Unido y fue nombrado caballero.

En 2015 fue elegido como diputado y sucedió al izquierdista Jeremy Corbyn como líder laborista en 2020. Entonces comenzó a rehacer el partido. Abandonó la propuesta de Corbyn de nacionalizar a las empresas energéticas británicas y prometió no subir los impuestos a las familias trabajadoras. Se comprometió a apoyar a los militares británicos, buscando desterrar una etiqueta antipatriótica que se asoció firmemente al partido Laborista en la era de Corbyn.

Starmer también erradicó el antisemitismo que había plagado las filas del partido bajo Corbyn. Aunque no ha establecido un vínculo entre eso y su vida personal, su esposa, Victoria Starmer, proviene de una familia judía de Londres.

En su discurso de la madrugada del viernes, dijo a sus partidarios que habían sido los profundos cambios en el partido los que habían permitido la decisiva victoria, pero añadió que ahora comenzaría el trabajo arduo.

“No les prometo que vaya a ser fácil. Cambiar un país no es como encender un interruptor”, dijo. “Tendremos que ponernos en marcha de inmediato”.



The New York Times


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