Quizá alguien discrepe de esto; pero no es casual que las primeras bandas de rock en el país hayan tenido su génesis en ciudades donde se desarrollaba y crecía la industria petrolera como Maracaibo, Cabimas y Punto Fijo, y por supuesto, en Caracas, Valencia, Maracay y Barquisimeto. Entre los pioneros del rock venezolano destacan: Los Impala: formada en 1958 y considerada una de las primeras en el país. Los Flippers de Maracaibo en 1959, donde militaron Henry Stephen y Ruddy Márquez. Los Rockets: Grupo de rock and roll y surf rock en 1962. Los Sonoros: banda de rock and roll y beat que alcanzó gran popularidad en la década de 1960, Los Kings, Los Darts, Los Cazadores, entre otros.
Pero hay algo que quiero destacar y es el rock en Punto Fijo. La primera banda de rock que se formó fue en la extinta Creole, con trabajadores que en su momento fueron destacados en el proyecto de construcción de la refinería al principio de la década de 1950. Aunque no hay grabaciones ni reseñas periodísticas, hay una fotografía perdida en los archivos del CRP donde se puede apreciar cuatro sujetos tocando con guitarras, batería y bajo en una fiesta o reunión del Seamen Club. Y es lógico que sea así, porque ya los norteamericanos venían con la fiebre de
Chuck Berry y Elvis Presley.
En sus inicios, el rock venezolano se vió influenciado por artistas internacionales como
The Beatles, The Rolling Stones y Bob Dylan. Sin embargo, con el paso del tiempo, los músicos venezolanos comenzaron a desarrollar un sonido propio, incorporando elementos de la música tradicional venezolana y ritmos caribeños. El rock venezolano se caracterizó en dos vertientes: una donde las versiones anglosajonas eran adaptadas e interpretadas con éxito, y otra underground por su espíritu rebelde y contestatario, siendo una voz crítica frente a la represión y la censura del gobierno. Las letras de las canciones abordaban temáticas sociales, políticas y existenciales, reflejando las inquietudes de una juventud en busca de cambio.
El 13 de junio de 1970, en el Estadio Universitario de Caracas, se celebró un evento que marcaría la historia de la música venezolana: el
Festival de las Flores. Este festival, organizado por la Fundación Festival de la Canción Rock, reunió a las bandas más importantes del naciente movimiento del rock nacional, en un momento crucial para su consolidación.
Entre los participantes destacaron grupos como
Los Jets, Aditus, The Spiders, Correcaminos, Mango, y Microhonda, quienes ofrecieron al público un repertorio que fusionaba ritmos locales e internacionales, con letras que abordaban temáticas sociales y juveniles. El festival fue un éxito rotundo, atrayendo a miles de jóvenes que se identificaban con la energía y la rebeldía del rock. Ese
Festival de las Flores del 13 de junio de 1970 fue un punto a favor en el desarrollo del movimiento del rock nacional venezolano, pero sus raíces se remontan a la década de 1960. Inspirados por la ola del rock and roll que inundaba el mundo, jóvenes venezolanos comenzaron a formar sus propias bandas, experimentando con sonidos e ideas nuevas.
El final de la década de 1970 y principio de los ’80, surge un movimiento llamado Rock Nacional, liderado por la banda valenciana
Arkangel con su líder
Paul Gillman. Hicieron una gira nacional por varias ciudades y en Coro se presentaron en 1983 en la Concha Acústica, un concierto que, si bien no tuvo mucha asistencia, fue propicio para ver ondear la bandera del Rock Nacional y escuchar el himno de esa época y todos los tiempos en Venezuela
“Locos por el Rock’n Roll”.
La historia es más larga e interesante; pero la nota de hoy tiene que ver con la celebración del
Día Nacional del Rock. Paull Gillman, junto a otros músicos del género, acudieron a la Asamblea Nacional solicitando el decreto de un día nacional, y fue así como un 11 de junio se discutió la propuesta para declarar el 13 de junio como el
Día Nacional del Rock Venezolano, como recordatorio de aquel
Festival de las Flores de 1970.
A lo largo de su historia, el rock venezolano ha vivido diversos altibajos, pero siempre ha mantenido su esencia vibrante y contestataria. Ha sido un movimiento fundamental para la expresión cultural del país, y ha dejado un legado musical invaluable que continúa inspirando a nuevas generaciones.