La intuición de un empresario suizo y la larga experiencia de Suiza en cartografía ha contribuido al éxito de la plataforma cartográfica web más utilizada del mundo
GOOGLE MAPS TIENE HISTORIA HELVÉTICA
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Sara Ibrahim

“En Suiza, a todo el mundo le gustan los mapas”. El ingeniero zuriqués Samuel Widmann está convencido de ello. Mucho antes que él, los cartógrafos suizos representaban casi religiosamente cada detalle del paisaje: desde los senderos hasta las carreteras rurales, desde las cumbres hasta los valles, desde las rocas hasta los árboles. Hasta que llegaron las imágenes digitales. Y luego, Google Maps, que hizo rico a Widmann.

Antes de que el gigante californiano creara en 2005 el sitio web de mapas más utilizado del mundo, Widmann y su equipo ya recopilaban imágenes aéreas y de satélite desde su oficina de Lucerna. El objetivo era crear una base de datos geoespacial con la que cartografiar digitalmente todo el mundo.

En aquel momento, la idea parecía descabellada, pero Widmann creyó en ella. No le faltaba experiencia: ya en los años 90 había empezado a tomar fotografías desde coches en marcha para hacer mapas digitales precisos de las carreteras suizas. Internet estaba aún en pañales y sólo había un puñado de teléfonos móviles, pero Widmann intuyó que las pantallas revolucionarían la forma de consultar los mapas.

Con su empresa Endoxon, fundada a finales de 2000, fue aún más lejos, combinando imágenes de todo el mundo con elementos de los mapas tradicionales para hacerlos fácilmente comprensibles incluso para un público lego. Este era el futuro de los mapas, según Widmann. Y no se equivocaba.

CUNA DE UN PROYECTO VISIONARIO

Suiza era el lugar perfecto para probar las posibilidades de esta idea visionaria, gracias a su pequeño tamaño y a una larga tradición en cartografía. “Fuimos los primeros del mundo en disponer de mapas e imágenes aéreas superprecisas a escala nacional”, afirma Widmann. La Confederación también ofrecía una geolocalización extremadamente precisa. A finales de los años noventa, Correos había digitalizado todas las direcciones del país mediante un proyecto en el que había participado Widmann.

El reto consistía en extraer de las imágenes datos lo bastante precisos como para entrenar modelos informáticos que reconocieran elementos del paisaje. “Queríamos llegar a un punto en el que los algoritmos fueran capaces de decirnos: ‘Eh, aquí hay una calle, aquí hay una tienda, aquí hay un edificio'”, y no sólo en Suiza, sino en todo el mundo, afirma Widmann.

Para ello, había que adquirir muchas bases de datos y servidores potentes, para lo que se necesitaba mucho capital. Eran los albores del proyecto hiperambicioso y casi visionario que más tarde se llamaría Google Maps.

DOS DANESES Y UN SUIZO

Google entró en la ecuación con una sincronización perfecta. Corría el año 2004 y la empresa californiana acababa de abrir una pequeña filial en Suiza con unas pocas decenas de empleados. Por aquel entonces, el gigante de la web estaba realizando varias adquisiciones estratégicas con la idea de crear el servicio geográfico más potente de Internet. Entre ellas estaba la start-up de los informáticos daneses Lars y Jens Rasmussen, que habían lanzado una aplicación web con mapas buscables, desplazables e interactivos.

Google quería integrar información que normalmente se encuentra fuera de los mapas, como el nombre y la geolocalización de restaurantes, cines, tiendas y otros locales más cercanos al punto de búsqueda. Encargados de esta misión, los hermanos Rasmussen se dieron cuenta del potencial de Endoxon y se pusieron en contacto con Widmann. “Era un sitio increíble… lo que hacían era mil veces mejor que cualquier otra cosa”, señaló Lars Rasmussen a BBCC Enlace externo en 2022, admitiendo que Endoxon tenía una ventaja comercial sobre Google.

La razón por la que la empresa de Widmann había pasado desapercibida, según Rasmussen, era que estaba ubicada en Suiza, en vez de en Estados Unidos, y no se llamaba Google. En 2006 se materializó la adquisición de Endoxon y Widmann se incorporó a Google, donde dirigió el equipo de Mapas en Zúrich durante casi quince años.

CARTOGRAFÍA SUIZA

Widmann no podía creer que Google estuviera dispuesto a gastar tanto dinero en una pequeña empresa de los Alpes. El empresario dice que no puede revelar la cifra exacta, pero habla de varios millones. En Suiza, nadie había visto su potencial; incluso, el hecho de que Widmann utilizara imágenes aéreas para elaborar los mapas le había causado problemas. “En Suiza no despertamos mucha simpatía entre las autoridades federales. Nos acusaron de querer destruir la reputación de la cartografía”, dice Widmann, que también recuerda que le llevaron ante los tribunales.

El multimillonario empresario no guarda rencor. Suiza estaba tan orgullosa de su tradición cartográfica que tal reacción era bastante natural, afirma. Después de todo, la habilidad de los cartógrafos suizos para reproducir meticulosamente los detalles de las rocas y el terreno, incluso en las altas montañas, era famosa en todo el mundo. Tanto es así que, a partir de los años 60, Suiza produjo mapas del monte Denali, la montaña más alta de Norteamérica, del Gran Cañón y del monte Everest.

La especial técnica suiza de sombreado conseguía dar plasticidad y tridimensionalidad a las rocas incluso en el mapa. “La representación suiza de rocas y montañas era tan inmensa que cualquiera que leyera el mapa podía entenderlas intuitivamente”, afirma el historiador Felix Frey, que trabaja para la Oficina Federal de Topografía, swisstopo.




MAPAS CON ALGO DE GOOGLE

Desde hace casi doscientos años, swisstopo es una institución en el campo de la cartografía. Su fundador, Henri Dufour, que da nombre al pico más alto de Suiza, desempeñó un papel clave en el desarrollo de los mapas modernos. De hecho, Dufour elaboró el primer mapa detallado de la Confederación Helvética a mediados del siglo XIX.

Google reconoce la importancia de esta contribución y no oculta sus raíces suizasEnlace externo. Sin embargo, hoy en día es más bien Google quien influye en los mapas de swisstopo, afirma Christoph Streit, jefe de cartografía de la Oficina Topográfica Suiza. Al igual que los mapas de Google, los de swisstopo se centran cada vez más en la interactividadEnlace externo, integrando información como los horarios del transporte público.

“La cartografía interactiva no se originó en las agencias nacionales de cartografía, sino en empresas informáticas como Google o Apple”, añade Streit. Para instituciones como swisstopo, el hecho de poder hacer clic en un mapa y obtener información adicional no es el objetivo principal: los mapas y la meticulosa visualización de la topografía siguen siendo el centro de atención, afirma Streit.

“Para Google, en cambio, los mapas forman parte de un modelo de negocio basado en la interacción con el usuario”. Los usuarios de Google probablemente estén menos interesados en estudiar un mapa o un territorio, según Streit, sino en saber si un restaurante está abierto o si hay un atasco.
Por eso Google Maps funciona mejor en las zonas urbanas económicamente atractivas que en las rurales. Swisstopo, al tener un mandato público, produce geodatos y mapas de buena calidad en todas partes, independientemente del interés comercial, destaca Streit. Eso no significa que los dos servicios entren en competencia. “No queremos ni podemos competir con Google. Ofrecemos servicios diferentes con objetivos diferentes”, afirma.





IMÁGENES AÉREAS

Gracias a la digitalización, los mapas están más presentes que nunca en la vida de las personas. Y Google se aprovecha de ello. “Google no muestra sistemáticamente lo que existe y es de interés para los usuarios, sino lo que es bueno para su negocio”, y para ello utiliza los datos de las personas, afirma Lorenz Hurni, director del Instituto de Cartografía y Geoinformación de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETHZ).

Las imágenes aéreas también hacen que los mapas sean más ambiguos porque no todos los objetos geográficos están claramente definidos, por ejemplo, cuando quedan ocultos por obstáculos como árboles o postes, explica Hurni.

Google es tan dominante que a otras empresas les resulta casi imposible competir. Esto crea una situación parecida a un monopolio, afirma Simon Poole, de OpenStreetMap, considerada la ‘Wikipedia’ de los datos cartográficos. “Google ha combinado su dominio como motor de búsqueda y como servicio geográfico de Internet. Esto es peligroso”, afirma Poole. El hecho de que Google recopile tanta información sobre los usuarios y pueda rastrear y registrar sus movimientos lo hace especialmente inquietante, según Poole.

A Widmann no le preocupa que su proyecto inicial haya evolucionado hacia un modelo de negocio que algunos califican de “peligroso”. Dice que sabe lo mucho que Google se preocupa por los intereses y la privacidad de los usuarios y que le alarman más otros actores del mercado que se están poniendo a la altura de Maps y no cumplen las mismas normas. Según él, Google tiene tanto éxito porque ofrece un modelo del mundo real.

“Ya no podría vivir sin Google Maps”, afirma el empresario, que parece seguir muy apegado a la empresa que le cambió la vida. No es el único.

Widmann es ahora inversor. Aunque ya no trabaja para Google, sigue teniendo olfato para las buenas ideas. Cree que el reto de las próximas décadas será crear mapas superprecisos y de alta resolución en todo el mundo que puedan integrarse en los sistemas de los coches autoconducidos. “Será la próxima gran innovación”.



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