Son los rasgos que lo anclan como posible eje de la cultura popular venezolana digital
ZAMBOFUTURISMO
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Waleska Perdomo Cáceres

En días pasados, leyendo las redes sociales me detengo a ver un hilo de imágenes de lo que ha representado a figuras contemporáneas de la política nacional. Una iconografía curiosa, dónde se ve un Cristo con rifle, una persona en pleno frenesí en alguna campaña Presidencial, una foto histórica tomada en la cárcel de Yare, un caudilllo a caballo cabalgando por el inmortal campo de Carabobo o un busto de un político místico que ha sido elevado a los altares de Sorte, al lado de María Lionza, el Negro Felipe y Guaicaipuro. Son parte del simbolismo que trasluce el imaginario colectivo que eleva a categorías sublimes y terrenales a la vez a ciertas figuras nacionales. Las imágenes tal vez no fueron tan curiosas como los comentarios de las personas. Unos hablaron de sincretismo, de frenesí, otros de fanatismo y el autor del hilo acuñó el término Zambofuturismo.
 
Me pareció genial, ad hoc. Un término pertinente, tanto para traslucir el ideario del pueblo llano, que alguna vez fué llamado Juan Bimba. Las imágenes concebían el paso del tiempo, lo vivido en la época de oro de los diferentes líderes políticos contemporáneos, en el pico de la fama popular. Esto hace pensar en el futurismo como postura filosófica, en el poder ideológico para crear realidades y en el tipo de sociedad en la que se ha convertido Venezuela. Una mezcla profana y divina resultado de años de ensayo, del error, de las transformaciones que se han gestado a lo largo de este tramo histórico.
 
Lo primero que es resaltante para ésta reflexión, es que parte de ”X”. Una red social antes llamada twitter y que ahora su identidad no tiene significado alguno, ni logo atractivo. Antes era un pajarito azul, tenía una fuerte influencia en el nacimiento de las redes y era usado por una generación de tuiteros venezolanos para que existiera un plano social llamado twitterzuela. Un espacio de encuentro tanto virtual como físico, pues logró traspasar las barreras de lo virtual. Muchos nos conocimos en tweetequeños locales, otros en las famosas paellas de Caracas y en los mejores casos, nos hicimos amigos invisibles (como los de Uslar).
 
Twitterzuela, se esfumó y “X” podría ser el campo de batalla del zambofuturismo. El plano virtual inexistente, de una red sin nombre, que está inundada por la política. Por las malas noticias, es la arena de lucha dónde se debe mantener la hegemonía comunicacional de posverdad. En algunas ocasiones, se vuelve tóxica e irreal, pues cuando se sale a la calle, no pasa ni la mitad de lo que se dice. Ahí se juega la credibilidad de la identidad digital como un canal informativo verás y capaz de recopilar una calidad de la información verdadera para replicarla. Es posible que la intención primaria de liberar a ´X´ era para que se mantuviera libre de sesgo. Esto es subjetivo, como todo, se puede construir un timeline para leer los hilos de pensamiento acorde a los sistemas paradigmáticos propios..



Otro aspecto a considerar en el escenario zambofuturista son los rasgos que lo anclan como posible eje de la cultura popular venezolana digital. Entendiendo las características fundamentales de los movimientos futuristas y su fusión con las tecnologías; lo que produce un distanciamiento cognitivo considerable, la especulación sobre la realidad local y la quiebra del héroe sobre el orden establecido. Todo ello gira sobre estos movimientos retrofuturistas, sobre el steampunk, cyberpunk, retro ópera o el biopunk por ejemplo. Todos ellos provienen de la literatura y de la ciencia ficción pues tienen su origen en la añoranza del pasado y muestran la influencia de esas representaciones en un futuro modelado. Es arte, un imaginario construido sobre temas de tensión entre el pasado y el futuro, por lo que los efectos alienantes y empoderadores del socialismo del siglo 21, se configuraría en una misma línea de tiempo.

Un tiempo que se puede entender como una perspectiva de una sociedad diacrónica, donde el tiempo va y viene desde una deslocalización temporal dónde existe un caudillismo moderno eterno, anclado desde la gran vorágine social de 1998, dónde se dieron ciertos eventos que cambiaron la vida del país como lo fué la deconstrucción de la Constitución de 1961, la desintegración de las estructuras conocidas hasta ese momento, líderes políticos que a la vez juegan a la anti política, erráticos con posturas morales incomprensibles o el nacimiento del hombre del siglo 21, que es el que camina por nuestras calles actualmente, el que emigró por el Darien y las chispas que nos han caído a todos los que estamos inmersos en el mismo imaginario que intenta salir de esa realidad construida.

En el tiempo de las mascaradas, podría existir un futuro imaginado, sería una ucronía pues transcurre en un océano existencial que parte de un punto en el pasado, al que nunca se renuncia. Es un evento fenomenológico interesante, pues la realidad ciertamente es múltiple, dinámica y construida. Tiene un entramado de diversos elementos que comprenden lo aparencial, lo espiritual, lo material y todo ello se impregna de lo cultural. Sería correcto acotar que la conceptualización de zambo se refiere a un individuo que es resultado del mestizaje entre el negro africano y el indígena americano. Por lo que alrededor de esto, se construyó un movimiento social, una idea de vida y hasta una revolución.


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