CHOQUE FINAL Y EL PLAN GEDEÓN
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Oscar Reyes Matute 

I.- LET THE SUN SHINE IN

Cuando Samuel Huntington publicó en 1996 su libro El Choque de Civilizaciones, hacía siete años había caído el Muro de Berlín y se desvanecía la Guerra Fría.

Ante los sucesos del 9 de noviembre de 1989, hubo una reacción eufórica entre la izquierda europea acerca del cumplimiento de no sé qué profecía mesiánica implícita en las bases del marxismo reformulado por el eurocomunismo. A saber, si se acababa la Guerra Fría, estábamos ante el advenimiento de una era de paz, progreso y hermandad, aunque no se sabía exactamente bajo qué nuevo régimen o manera de organizar la economía, la política, la sociedad.

Mientras se pensaba qué hacer con un mundo post Guerra Fría, y para celebrar la reunificación de Alemania, se organizaron colosales festivales con alcohol, sexo, drogas de diseño y bailes en las calles de Berlín y otras ciudades de Europa, and Let The Sun Shine in, como en el musical "Hair" de Rado, Ragni y MacDermot, que luego fue llevado al cine por Milos Forman.

Tal vez los europeos necesitaban curarse de la herida de ese muro, tal vez necesitaban creer que ya habían pagado la deuda histórica de sus 40 millones de muertos en la II Guerra Mundial, y querían auto-convencerse de que finalmente se encaminaban hacia un mundo mejor. Una especie wishful thinking mezclado con hippismo.

Pero si naces en Nueva York, y estudias en Yale y Harvard como Huntington, vienes permeado por otra cultura, por otra percepción menos naive. Como yankee no tienes por qué sentirte responsable por esos 40 millones de muertos ni por la desastrosa experiencia del estalinismo y la Cortina de Hierro en Europa oriental.

Por el contrario los norteamericanos fueron a liberar a Europa del nazismo, pusieron barcos, aviones, soldados y sangre, y allí donde triunfaron junto con sus primos ingleses -los británicos pusieron el 25% de las tropas que desembarcaron en Normandía-, contribuyeron a reconstruir sociedades que han terminado siendo las más prósperas del viejo continente: Alemania, Italia, Francia, Bélgica, Holanda, Austria, algo muy diferente de la pesadilla que vivieron -y algunos aún viven- los estados liberados por los soviéticos. Adicionalmente (y afortunadamente), los Estados Unidos posteriormente quebraron económicamente a la URSS, hasta que el bloque soviético se desmoronó, algo que la humanidad no termina de agradecerles en su justa medida.

Nada que no hayan invocado como destino manifiesto e imperativo político y moral sus filósofos y tribunos. Ralph Waldo Enerson afirmó: "hasta el momento, y de acuerdo a lo observado, el desarrollo de los derechos naturales del hombre en lo moral, en lo político y en la vida nacional, se encuentra representado en EE.UU. Nosotros confiadamente podríamos asumir que nuestro país está destinado a ser la gran nación del futuro." Y el senador por Indiana Albert Beveridge, en un discurso en 1.900, llegó a decir: "Dios ha designado al pueblo norteamericano como su nación elegida para comenzar la regeneración del mundo."

Huntington creció arropado por este credo que puede sonar estúpido, arrogante e irreal, pero resulta que los norteamericanos se lo han tomado muy en serio, y ya vemos lo que han logrado, con sus luces y sombras, por supuesto.

Huntington nos advirtió a tiempo de un nuevo orden mundial donde las principales divisiones ya no serían ideológicas, de capitalismo vs comunismo, algo que quedó superado con la caída del Muro de Berlín. Las nuevas divisiones ciertamente siguen teniendo fuertes bases económicas, y de aspiraciones geopolíticas de diversos países y bloques, eso no ha desaparecido. Pero lo poderosamente nuevo es que esas divisiones se fundamentan cada vez más en las civilizaciones, con todos los contenidos culturales y religiosos que tal noción conlleva.

Huntington vislumbró que los conflictos del futuro iban a ser principalmente entre civilizaciones, no entre países o ideologías. Enseguida, el libro fue demonizado por la izquierda irredenta y por académicos de todo el mundo.
Amartya Sen criticó "una excesiva simplificación de las identidades culturales" en el libro, y argumentó que la religión no era el único factor determinante de la civilización. Noam Chomsky señaló que la visión de Huntington era una justificación para la intervención militar occidental en el mundo árabe. Tariq Ali argumentó que el libro de Huntington era una herramienta para el imperialismo occidental y que promovía la islamofobia.
30 años después, parece que el simplista Huntington tenía razón.




II.- DOS MODOS DE APRENDER

Mi maestro Michael Laitman siempre nos dice en sus clases matinales desde Petaj Tikva que el ser humano tiene dos maneras de aprender: estudiando, o llevando palos.

Estados Unidos no quiso aprender de la profecía de Huntington, hasta que les derribaron las Torres Gemelas en NY.

El Presidente de Gobierno de España aún no ha aprendido, y regaña a Netanyahu durante un encuentro entre ambos mandatarios, defendiendo los derechos humanos de los milicianos de hamas que se camuflan entre los civiles palestinos de Gaza.

El norte escandinavo está aprendiendo a palos y está cambiando sus políticas migratorias porque el trabajo de los obreros inmigrantes no da para financiar sus beneficios sociales en el Estado de Bienestar.

Alemania está aterrada porque la violencia se apodera de sus calles y los ciudadanos musulmanes pueden llegar a ser mayoría en el país, debido a su alta tasa de natalidad.

Francia nunca va a aprender, es un caso perdido debido a su obsesión antiamericana, como la llamó el filósofo liberal Jean-Francoise Revel. Es una especie de consumismo político compulsivo producto de un complejo de inferioridad. A pesar de que su presidente, Emmanuel Macron, apoya a Israel en la guerra contra Hamas, para los intelectuales y académicos galos, y para la inmensa mayoría de su población, todo lo que sea contra Estados Unidos Francia lo compra, así provenga de la misma gente que ha aplastado a decenas de sus ciudadanos con camiones en las calles de Niza, o que ha asesinado a algunos de sus caricaturistas y humoristas más destacados, como Georges Wolinski, Jean Cabut (Cabu), Stéphane Charbonnier (Charb) y Bernard Verlhac (Tignous), de la revista Charlie Hebdo. Toda esa insensatez se puede disimular con el argumento de un supuesto genocidio sionista que justifica lo que sea, lo que sea, literalmente.

De modo que ni USA ni Europa estaban preparados para reaccionar de manera definitiva ante la amenaza mundial que representa el Islam, en este choque de civilizaciones prefigurado por Huntington.

¿A quién le ha tocado finalmente esa misión, en lo que se refiere a Hamas y Hezbolla? Pues ineluctablemente a Israel.

III.- ¿CUÁL ISLAM?

Con la notable excepción de Irán, casi todos los países árabes e islámicos han aceptado la realidad de la existencia del Estado de Israel, aunque no lo dibujen en sus mapas escolares. Luego de décadas tratando de destruirlo mediante guerras y atentados terroristas, parece que se han resignado, sobre todo al ver que mientras ellos más agreden a Israel, más se empobrecen, en tanto que Israel, mientras más lo atacan, más se enriquece, más poderoso se hace como Estado.

Adicionalmente, hay una pugna geopolítica en el Medio Oriente entre Arabia Saudita e Irán: ambos países quieren ser la potencia islámica dominante en la región.

Arabia Saudita y los países que buscan hacer las paces con Israel prefieren a los judíos antes que a los persas, por razones pragmáticas, más allá del Corán: reglas de juego claras, apoyo con las armas más sofisticadas a que puedan tener acceso en la región, y aliados confiables. Es decir, no es lo mismo negociar con Israel, que por detrás tiene el apoyo y la confianza de USA e Inglaterra, Australia y el G7, que negociar con Irán, que por detrás tiene a Rusia y a China. Usted: ¿A quién escogería como socio y aliado? ¿Quién es más confiable?

Y se dirá que hay dos versiones del Islam, la minoritaria pero violenta chiíta y la pragmática y mayoritaria sunita.

Pero recuerdo que Huntington desconfiaba de estas dos versiones:

“Some Westerners […] have argued that the West does not have problems with Islam but only with violent Islamist extremists. Fourteen hundred years of history demonstrate otherwise.”
(Ibidem, The Clash...)

A esos 1.400 años hay que añadirles los últimos 30.

A pesar de eso, los occidentales no deberíamos sentirnos como éticamente superiores a los islamistas, simplemente, hemos sido más astutos. Es como la guerra entre los neardentales y el homo sapiens, según la describe Yuval Harari en "Sapiens": triunfan los sapiens porque se organizan mejor en colectivo para la guerra, el exterminio y el genocidio. Sí, tal vez el primer gran genocidio fue el de los sapiens contra los neardentales, y a partir de allí, nuestra técnica no ha hecho más que evolucionar y hacerse cada vez más sofisticada y letal, hasta llegar a Oppenheimer.

Como señala Huntington:

“The West won the world not by the superiority of its ideas or values or religion […] but rather by its superiority in applying organized violence. Westerners often forget this fact; non-Westerners never do.”
(Ibidem, The Clash...)

Por supuesto que esa superioridad técnica y económica ha hecho soberbios a los Occidentales, al punto de llegar a justificar las más atroces intervenciones, y a generar islamofobia, que sí existe, así como también el antisemitismo, que resurge de donde uno menos se lo imagina.

Y eso genera una base en las relaciones que no tiene tanto que ver con la economía, y menos con las antiguas divisiones capitalismo-comunismo, una división a partir de un complejo de inferioridad, como señala el "ingenuo" Huntington:

The fundamental problem for the West is not Islamic fundamentalism. It is Islam, a different civilisation whose people are convinced of the superiority of their culture and are obsessed with the inferiority of their power.”
(Ibidem, The Clash...)

Probablemente, esta sea la bisagra de las relaciones, el punto de inflexión que puede permitirnos entender de dónde viene el odio islámico hacia Occidente, pero también mostrar el camino hacia una paz mínima, hacia la supervivencia de todos los actores de este peligroso juego.

IV.- DEAD MAN WALKING

Aunque públicamente no haya cambiado su doctrina acerca de la liberación de los rehenes, prisioneros de guerra, secuestrados y cadáveres de los israelitas en suelo extranjero, sin embargo vislumbro que la actitud actual de Israel va más allá de eso.

Ciertamente, se harán todos los esfuerzos, las negociaciones y acuerdos posibles (siempre que no amenacen la seguridad del Estado), para que los más de 100 rehenes israelíes en Gaza sean liberados. Pero si Hamas pensaba que usando a los rehenes y a sus propias madres, hijos y sobrinos como escudos humanos iban a evitar que Israel los destruyera, se han equivocado de manera trágica, porque como lo señaló Netanyahu: "Todo militante de Hamas es hombre muerto." Muchos de ellos todavía caminan, corren, disparan, pero son como aquella película de Tim Robbins, "Dead Man Walking."

Luego de miles de años de persecuciones y exterminios, luego de perder a 6 millones de judíos en la II Guerra Mundial durante la Shoá, tengo la impresión de que Israel y el gobierno de Netanyahu tienen claro que hay un altísimo riesgo de que esas vidas se puedan perder, a pesar de los esfuerzos del ejército, el Estado, e independientemente del dolor que van a padecer sus familiares y los ciudadanos israelíes. No es algo que estén buscando, pero no depende totalmente de Israel, sino en buena medida de Hamas y su instinto suicida, o de supervivencia...

Tal vez serán centenares de rehenes ejecutados, tal vez serán cientos de soldados caídos en combate, amén de las más de 1.200 víctimas del ataque terrorista del 7 de octubre.
Pero si para algo va a servir esa matanza, va a ser para acabar con el enemigo (Hamas), y para darle una lección a Irán.

Irán calculó mal y apostó peor, pensando que la presión internacional iba a frenar a Israel, o que los países árabes iban a cerrar filas en torno a Hamas y sus ataques considerándolos como "una justa respuesta ante la violencia sionista".

Pero sus milicianos de Hamas en Gaza repitieron un grave error de los nazis en la II Guerra Mundial. Los nazis dejaron registros en películas en b&n de sus experimentos y de las montañas de cadáveres que eran empujados a las fosas por buldozers, un testimonio visual que fue usado en los juicios de Nüremberg, y que luego le sirvió a Alain Resnais para componer una de las películas más aterradores que conozco, "Noche y Niebla."

Los nazis trataron de esconder esos filmes, de quemarlos, de desaparecerlos, aunque no lo lograron, por la llegada de las tropas norteamericanas y rusas a los campos de concentración.

Pero los milicianos de Hamas fueron tan estúpidos que se filmaron ellos mismos decapitando civiles, masacrando niños, llamando a sus madres para contarles cuántos judíos habían matado y para colmo lo publicaron eufóricos en sus redes sociales. ¿Pensaban que alguien los iba a aplaudir, aparte de Irán?

Le dieron la excusa perfecta a los países árabes que quieren seguir negociando con Israel, para distanciarse, para marcar la diferencia entre los ciudadanos palestinos y los militantes de Hamas. No han logrado siquiera que el timorato Presidente de la autoridad palestina, Mahmud Abbas, se radicalice contra Israel, porque calcula que algo de poder la va a llegar a las manos cuando comience la reconstrucción y el reordenamiento de Gaza en la post-guerra.

Sólo un antisemita infantil como Antonio Guterres se atreve a defenderlos en sus derechos humanos, algo que Israel hará, por supuesto, siempre que depongan las armas y se rindan. Sin embargo, Israel le disparó una bala de plata, de esas de matar vampiros: le mostró pruebas de que funcionarios de la UNRWA, funcionarios palestinos a su cargo como Presidente de la ONU, participaron en los ataques del 7 de octubre. Desde entonces, ha comenzado a pedir perdón, no creo que por arrepentimiento, sino porque sabe que lo pueden echar del puesto.

Y sólo un tonto del culo como Pedro Sánchez se atreve a decirle a Netanyahu en un encuentro entre ambos: "¡Cuidado con los derechos humanos y la conducta humanitaria en la guerra...!"

Netanyahu le hizo un símil brutal: ¿Qué habría pasado si cuando los norteamericanos avanzaban en Alemania destruyendo el ejército de Hitler los ciudadanos de Nueva York o Londres hubieran salido a marchar contra el Presidente Truman, defendiendo los derechos humanos de los pobrecitos nazis? Lo que le faltó a Netanyahu fue decirle: "Mijo, ¿vas a seguir defendiendo los derechos humanos de la gente que te voló los trenes en la estación de Atocha?"

Netanyahu ha hablado de un enfrentamiento o choque entre civilizaciones, de la supervivencia de la civilización occidental (la judeo-cristiana), y tiene toda la razón, y es por eso que he desempolvado en este artículo el libro de Huntington.

Es vital para Occidente que Israel triunfe, que Hamas sea destruido y que Irán sea frenado en sus aspiraciones nucleares.

El presidente iraní Ebrahim Raisi, ha dicho, celebrando la masacre: "las llamas de las bombas pronto envolverán a los sionistas." Para Occidente y para el mundo entero, es mejor que esas bombas sean convencionales, de las que pueden ser destruidas por la cúpula de hierro, y no bombas atómicas. Es decir, es mejor darle una lección a Irán ahora, con armas convencionales, que dejarlos llegar a la bomba atómica y que lancen uno de esos artefactos contra Israel.

En el centro de Teherán hay una plaza llamada "Plaza Palestina", en la que los iraníes han colocado un reloj que cuenta las horas y los días que les faltan para conseguir la destrucción total del Estado de Israel. Tengan la seguridad de que si Irán logra conseguir una bomba atómica, la va a lanzar contra Jerusalén, y todos sabemos lo que sigue después, lo hemos visto cientos de veces en el cine apocalíptico de Hollywood.

La doctrina nuclear de Israel comienza por no reconocer que posee armas atómicas, y en cuanto a su uso, siguen la línea de China: si no usas las tuyas contra mí, yo no usaré las mías contra ti.

Pero, luego de este ataque terrorista que ellos sabían que le iban a costar la existencia a Hamas y a miles de inocentes civiles: ¿Quién garantizar que un Irán con un arma nuclear no lance un ataque atómico contra Israel?

Hay que dejarle bien claro a Irán que si usa armas nucleares contra Israel, va a desaparecer del mapa, eso hay que demostrárselo ya con armas convencionales, y aún así no hay garantías, porque son infantiles, suicidas, y capaces de hacerlo. Por el bien de la Humanidad, es mejor impedirles como sea que tengan artefactos nucleares, y destruir a sus milicias en Gaza y Líbano.

Como dijo Golda Meir, uno no puede negociar con alguien que viene a matarlo, tienes que detenerlo, neutralizarlo, eliminarlo.

A Europa y USA, Israel puede decirles:

-Lo siento, muchachos, si ustedes no han sido capaces de hacerlo, nosotros sí. Nos hemos armado hasta los dientes desde nuestra fundación como Estado hasta hoy, porque sabíamos que este momento iba a llegar, y no nos va a temblar el pulso, porque alguien tiene que salvar a la Humanidad.
Como decía Huntington, "no puede haber verdaderos amigos sin verdaderos enemigos. A menos que odiemos lo que no somos, no podemos amar lo que somos."



V.- EL PLAN GEDEÓN

Por debajo de sus posturas diplomáticas y de la necesaria hipocresía de las relaciones internacionales, muchos gobiernos respiran aliviados de que Israel les quite esa amenaza del mapa. En realidad, no se discute un alto al fuego, porque eso no va a ocurrir, despierten y reaccionen los gobiernos y académicos de la izquierda idiota internacional. Puede haber treguas para negociar la liberación de rehenes, pero el alto al fuego que los ahora aterrados sobrevivientes de Hamas piden entre desesperados y soberbios, no va a ocurrir ni en 100 universos paralelos. Siempre pueden rendirse, y sus madres y esposas se lo van a agradecer, porque no las van a usar como escudos humanos, y podrán llegar a criar a sus hijos y nietos.

¿Dónde y cómo los criarán? Esa es la gran pregunta del momento: ¿Qué se hará con Gaza? ¿Quién la gobernará? ¿Quién garantizará la seguridad del Estado de Israel, y que los palestinos mismos no vayan a poner a otros desquiciados como Hamas en el poder en la franja, tal y como hicieron en las elecciones legislativas en el año 2006, cuando les dieron el 44,45% de los votos y el 65% de los escaños del Parlamento Palestino? ¿En qué condiciones volverán los palestinos a Gaza? Esa es la pregunta vital.

Probablemente esté presente la Autoridad Nacional Palestina, y se fortalezca el debilitado Mahmud Abbas. Seguramente habrá participación y presencia internacional, y ahora sí tal vez los cascos azules puedan servir para algo.

Y claro que Israel estará allí, pero no para desplazar a los palestinos y enviarlos a otros territorios y otros países, -Israel no va a repetir lo que le hicieron los nazis a los judíos de Europa- aunque el problema es que en el fondo nadie quiere a los palestinos en su territorio como refugiados, como nunca quisieron a los judíos que trataban de escapar de la solución final de Hitler y su eficiente burócrata Adolf Eichmann.

Siempre han sido una excusa para atacar a Israel, y también un gran negocio, porque se captaban miles de millones de dólares "para la causa palestina." Por eso es que a muy pocos les interesa que los palestinos realmente lleguen a construir un Estado viable, que pueda convivir junto a Israel, mediante la manida doctrina de la paz mediante dos Estados.

Pero creo que lo más importante será la reconstrucción, Israel deberá ejecutar el equivalente a un Plan Marshall en ese territorio, digamos un Plan Gedeón, por su propia seguridad, por solidaridad con los palestinos, y para darle una lección (otra) al mundo entero, de cómo comportarse tras la guerra. Espero que lo han aprendido de los yankees en la postguerra de Europa, y en la reconstrucción de Japón.

Y aquí es donde veremos qué clase de solidaridad tienen con los palestinos estos países supuestamente democráticos, aunque en el fondo anti semitas, anti Israel.

A la hora de este tal plan Gedeon, veremos cuánto de solidaridad tiene la España de Pedro Sánchez, veremos cómo se manifiestan los amores de la UE y la ONU para reconstruir escuelas, edificios, hospitales, mezquitas, eso sí, sin arsenales ni túneles debajo.

¿Una utopía? No. Eso está por verse muy pronto, cuando Israel llegue a la frontera sur, y no quede ni un miliciano de Hamas en Gaza. Todos tendrán que jugar sus mejores cartas, porque el mazo de naipes va a ser barajado nuevamente, y el juego se reinicia.

Huntington siempre tuvo razón, pero no le prestamos la debida atención.


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