Las lágrimas que no se lloran esperan en pequeños lagos? A GIOCONDA PIMSTEIN, DANIELA ARBEA, MANUEL JACINTO RAMOS y FRANCISCO BLAVIA, dedico O serán ríos invisibles que corren hacia la tristeza? Pablo Neruda, “Libro de las preguntas”
CHILE: LUCHA, FUERZA Y EJEMPLO
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Manuel Salvador Ramos

Quien por vocación o por oficio decide volcar en cuartillas comentarios, opiniones o enfoques, contrae obligaciones en torno a la ética y la honradez conceptual. De la adecuada conjunción de éstas, deriva la pertinencia temática y la utilidad social, pero más allá de ese marco convencional el propio yo recibe influjos que parten no del escritor sino del individuo. Ya no se observa o escudriña para luego evaluar, sino que del reservorio más profundo surge el caudal del sentimiento.

Oí mencionar Chile cuando en aquel lejanísimo quinto grado, el maestro Barrios hablaba de verbos y participios e hizo un paréntesis para discurrir sobre Andrés Bello. Puso tanta pasión en el tema que olvidó la próxima clase de Ciencias Naturales. La referencia tan detallada, a pesar de las décadas transcurridas, podría atribuirse a un acomodo redaccional, pero las líneas subsiguientes van a confirmar el porqué de tal exactitud, amén de encontrarme en un nivel etario en el cual frecuentemente olvido la ubicación de llaves y teléfonos, pero recuerdo los detalles y colores de la vestimenta de la compañera de liceo con quien bailé por primera vez un bolero de Lucho Gatica.


 
No es ocioso recordar que el ilustre venezolano, después de casi veinte años en la metrópoli del imperio británico, fue recomendado por el diplomático chileno José Miguel De La Barra y es así como en 1829 arriba a Valparaíso. Bello hizo aportes fundamentales en el nacimiento y la consolidación de la institucionalidad republicana, resaltando principalmente en su aporte a la educación y la cultura. Así lo asienta el eminente educador Alfredo Gorrochotegui Martell en un brillante ensayo sobre la trayectoria de Bello en Chile: “Durante los treinta y seis años que Bello vivió en Santiago y hasta su muerte, realizó las siguientes labores: (a) Oficial Mayor del Ministerio de Relaciones Exteriores, para todo lo que se refiere a política externa; (b) Oficial Mayor del Ministerio de Hacienda para cuanto significara política interna y administración; (c) estrechamente unido a Mariano Egaña, lidera la renovación jurídica de Chile, culminada con la Constitución de 1833 y, ya fallecido Mariano Egaña, el Código Civil; (d) a ello contribuye la acción que desenvuelve como Senador, desde 1837 hasta fallecer; (e) creador de la Universidad de Chile (1842-1843), y su autoridad máxima ―cuatro veces renovada y solo finalizada por la muerte―, coopera decisivamente al nacimiento de la cultura republicana; y, (f ) por veintitrés años, a cargo de El Araucano, periódico oficial, contribuye a conformar y a expresar en sinnúmero de materias, la opinión del Estado, lo que podemos llamar la filosofía de los decenios portalianos.

LA RUTA

El parto de un nuevo país trajo los traumas y conflictos que fueron comunes en todas las colonias que dentro del subcontinente sudamericano se independizaron de España, ya que en cada uno de los países (exceptuando Brasil y los enclaves coloniales de Inglaterra, Países Bajos y Francia) los caudillos independentistas se agruparon en facciones que se disputaban el Poder en medio de constantes guerras civiles. Chile no escapó de ese signo de muerte yen 1828, habiéndose realizado una elección presidencial de acuerdo a lo normado en la constitución llega al poder Francisco Antonio Pinto, pero las intrigas políticas determinan que el Congreso designe a alguien distinto. Ello, como era de suponer, produjo un alzamiento de tropas y estalla una nueva guerra civil. El conflicto se extiende hasta el 16 de abril de 1830, fecha en la cual se produce la decisiva batalla de Lircay.



Nuestro interés no es dedicar la presente nota a cronificar sucesos y hechos del devenir chileno, sino a captar en los mismos el sentido constitutivo de su espíritu nacional. Hemos hecho uso de la narrativa porque allí, en medio de la confusión y las intrigas propias de la lucha de facciones, aparece un nombre cuya actuación marca rasgos fundamentales en la historia del país austral. Nos referimos a Diego Portales y Palazuelos (1793-1837),quien demarcó la caracterización de la llamada República Conservadora (1831-1861), logrando que sus ideas hayan sido motivo de debates y controversias a lo largo de las décadas subsiguientes.
 
Durante los años del período de la emancipación estudió Derecho y más tarde se dedicó a actividades comerciales en Chile y Perú, pero el fracaso de sus iniciativas mercantiles lo llevó a ingresar a la vida pública, y así vemos como en la breve presidencia de José Tomás Ovalle ocupó el Ministerio del Interior entre 1830 y 1831. Ya allí deja la impronta de su visión cuando aplicó la pena de extrañamiento a oficiales de tendencia liberal y al reorganizar la administración pública, estableció las Comisiones Ambulantes de Justicia. Para solucionar las contradicciones que se presentaban entre la aplicación de las medidas y la realidad jurídica del país que se regía por la Constitución de 1828, se hizo necesario redactar una nueva carta que será “una reforma” del texto. La comisión conformada a tal fin encargó la redacción del documento al liberal Manuel José Gandarillas y al conservador Mariano Egaña, facilitando así el equilibrio de las posiciones políticas. La Carta Magna respetó la estructura social de la época al consagrar el poder de la aristocracia y al mismo tiempo incentivar el desarrollo de un gobierno fuerte que asegurase el orden y el respeto a la ley. Para él, la ley debía conjugarse con la realidad, estableciendo en la práctica que es la ley la que debe adaptarse a la sociedad y no el hombre a la ley.

Las numerosas obras de su primer Ministerio lo reflejan como un hombre de acción y no sólo de ideas. Su gestión ministerial fue breve. Después de su paso por el gobierno central se desempeñó como Gobernador de Valparaíso y entre 1835 y en 1837 ejerció su segundo ministerio como cabeza del Ministro de Defensa, pero en este último año murió asesinado en los llamados sucesos de Quillota. Según algunos historiadores, la proyección de su pensamiento político llega hasta 1891 y según otros, hasta el período Parlamentario. Sin contradecir la tesis de que la vigencia portaliana fue dictatorial como muchos historiadores lo señalan, su mentalidad es de todas formas liberal, aunque los objetivos que persigue desde el gobierno son autoritarios y así lo recalca el historiador Alfredo Jocelyn-Holt en su obra “El Peso de la noche”.



La vida y obra del ministro Diego Portales (1793-1837) tiene en Chile una numerosa bibliografía. Los más destacados historiadores chilenos se han pronunciado sobre él, bien resaltándolo y ponderándolo como el forjador de la república chilena del siglo XIX, otros criticándolo acerbamente por encarnar la figura del líder conservador-autoritario por excelencia, basándose para ello en que sus actuaciones habrían configurado una especie de reacción colonial post independencia.

Ahora bien, adentrarnos en la extensa disputa historiográfica sobre Diego Portales no puede ser el propósito de estas modestas notas. Nuestra intención es resaltar como desde lo que podría llamarse un “núcleo portaliano”, es decir, partiendo del conjunto ideas, creencias e imágenes más permanentes asociadas a su figura y obra, se ha evolucionado hasta construir la sólida, ejemplar y resaltante tradición política de tipo republicano que hoy sin duda es Chile. Cabe señalar que Diego Portales, como hombre esencialmente volcado a la acción, no desarrolló una exposición sistemática y clara del contenido de sus ideales políticos, por lo que es necesario desentrañar sus visiones mas integrales a través de sus actuaciones y sus obras, además de su nutrida correspondencia privada. Tarea desafiante sería profundizar en una suerte de incógnita planteada por algunos intelectuales chilenos que creen percibir influencias de Andrés Bello en las opiniones de Diego Portales. Lo cierto fue que entre ellos hubo una estrecha relación personal y que descendientes del sabio caraqueño fueron personajes de cierta notoriedad en el período de la República Conservadora.

LA LUCHA INTERMINABLE

El devenir inclemente y el batallar sin descanso es el sino de Chile. A las luchas del Poder se agrega la honda herida de pueblo Mapuche; y si ello no bastase, la conjunción geológica de su estrecha franja y del inmenso océano le ha deparado una fragilidad fatal. La cuantía de terremotos, sin contar “sismos” y “temblores”, nos muestra números pasmosos. En 1960 se registró en Valdivia el movimiento telúrico de mayor magnitud que haya sufrido la humanidad (9.5 grados Ritcher); en Chillán, Concepción, año 1939, 8.3 grados Ritcher, ostentando la mayor cifra de muertes: 24.000; en Región de Bio Bio y Región Central, mes de febrero 2010, con 8.8 grados Ritcher, 525 fallecidos, más de quinientas viviendas destruidas y con la derivación de un tsunami que luego arrasó varios pueblos costeros a solo catorce minutos de haber ocurrido el terremoto. Como dato agregado, en Santiago la duración del movimiento telúrico llegó a prologarse por cinco minutos.



Si las anteriores estadísticas devienen de lo imprevisible y/o de lo inexorable, las luchas políticas traen también una carga sombría. Esta podría comenzar con el fusilamiento de José Miguel Carrera, cuando apenas contaba con 35 años de edad, hecho acaecido en Mendoza, Argentina el año de 1821. En 1837; Diego Portales, es fusilado; en 1891, el presidente José María Balmaceda se suicida; en 1973 Salvador Allende también se quita la vida: La dictadura pinochetista, la tragedia mass dolorosa de la contemporaneidad chilena, deja 2.125 muertos, 1.102 desaparecidos y la estremecedora cifra de 528 asesinados en el Estadio Nacional durante la primera semana posterior al golpe de Estado. Ya luego de la restauración, democrática en pleno gobierno de Patricio Aylwin, la fracción guerrerista de llamado Frente Patriótico organizado por el Partido Comunista y dirigida por el hasta hacer poco Presidente de esa organización, Guillermo Tellier (+), da muerte al Senador Jaime Guzmán (UDI), a quien se consideraba el ideólogo del pinochetismo. Como punto final a este trágico recuento, apuntamos las 34 personas fallecidas en Santiago durante las manifestaciones en octubre del 2019, y como capítulo aparte la sorpresa del accidente mortal don solo hace unos día perdió la vida el ex-presidente Sebastián Piñera Echenique.

FUERZA Y EJEMPLO

El abuelo de Patricio Aylwin Azocar, el primer presidente electo luego de la dictadura militar, fue un inmigrante que llegó a Chile buscando nuevos horizontes. Su padre se educó con los esfuerzos de la estrechez y ya comenzando el siglo XX en aquel Chile de aristocracias renqueantes, de familias “acomodadas”, surgían las familias “talentosas”. En el hogar de los Aylwin, tres generaciones han dado a Chile servidores de altísima significación, siendo éste el mismo patrón vital de Salvador Allende Gossens, de Ricardo Lagos Escobar, de Eduardo Frei, padre e hijo, de Michelle Bachelet Jeria y de Gabriel Boric Font. Todos encarnan la movilidad social motorizada por la EDUCACIÓN como esencia cualitativa y en todos ellos gravita el ethos de una sociedad en la cual prima el sentido de NACIÓN

La paradoja es signo de la historia porque lo inédito construye el esfuerzo humano. El perfil y la contextura intelectual y ética de los nombrados en el párrafo anterior, está muy lejos de aquellas proclamas autoritarias del siglo XIX, pero la armazón que estas facilitaron para cimentar el Estado, son las que marcan sus actos como personajes que ejemplarizan la probidad.



En Chile nunca veremos a la Cámara de Diputados o al Senado alojando manadas de obsecuentes. La majestad de las instancias superiores de la magistratura nunca será empañada por acomodos truculentos y/o decisiones dictadas. En la nación austral nunca veremos, tal como en el reciente caso guatemalteco, la Fiscalía convertida en cubil donde convive el narcotráfico con los intereses financieros mas oscuros junto al narcotráfico. Chile nunca permitirá, como en Nicaragua, que el chantaje sea el modus vivendi de la cúspide gobernante.

La curiosidad que nació en aquel perplejo niño cuando hace mas de setenta años oyó al emocionado maestro hablar de un poema que lloraba a América al cantar “Salve Oh fecunda zona, que al enamorado circunscribes…”, se convierte hoy en un sentimiento pleno de admiración y sana envidia.

¡ VIVA CHILE...!


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