Antonio José de Sucre: 229 años de su nacimiento
EL ABEL DE AMÉRICA
      A-    A    A+


Douglas Zabala

Vivió apenas 34 años, durante los cuales generó y protagonizó los episodios más importantes de la historia de Sudamérica. Nació el 3 de febrero de 1795.

Nos cuenta Daniel Florencio O'Leary, en su andar con Sucre por tierras de Ayacucho, que el Cumanés le pareció el mejor General de Colombia. Tenía bravura personal, y era infatigable. Hacía todo él mismo, escribía su propia correspondencia, examinaba cada cosa, conducía el espionaje, hacía reconocimientos, visitaba día y noche las avanzadas, examinaba incluso las raciones que se daban a la tropa.

Sucre se afanaba por escribir todo lo que soñaba y convertía en realidad. En su libro “De mi propia mano” veremos cómo en su corta, pero intensa vida, va desde cadete en 1808 hasta General en Jefe. Comandante General y Gran Mariscal en 1824, incluyendo ministro de Marina y Guerra en 1820. Fue Gobernador de la antigua Guayana y comandante General del Bajo Orinoco en 1817 hasta presidente de la República de Bolivia en 1826.

En el poder legislativo Sucre fue Diputado en 1819. Senador por el Departamento de Orinoco en 1822, y presidente del Congreso Grancolombiano en 1830. En la diplomacia, fue Comisionado para concertar el Armisticio y el Tratado de Regularización de la Guerra en 1820. Llevó facultades totales diplomáticas y de fuerza de Colombia al Perú en 1823, y se le expidió credencial amplia para tratar con los gobiernos de Chile y Buenos Aires.

O'Leary cuenta que las últimas palabras que Sucre le dijo a él fueron: "Dígale al Libertador que concentre todas las tropas de que pueda disponer y que no permita que nadie le imponga nada. Dígale que ahora es el momento de salvar al país, y que si él piensa que la forma monárquica es la que requiere Colombia, que lo diga y que no le faltarán hombres que lo apoyen”.

En este aniversario de su nacimiento, debemos recordar la vida de este insigne Cumanés, de quien no en balde nuestro Libertador Simón Bolívar, al conocer su muerte dijo: "Se ha derramado, Dios excelso, la sangre del inocente Abel… Lo han matado porque era mi sucesor”.

Ver más artículos de Douglas Zabala en