Jesús E. Mazzei Alfonzo
Hoy es un tiempo de incertidumbre, complejidad, desasosiego, entre otras cosas, por la baja calidad de nuestro liderazgo que se ha deteriorado tanto en la oposición, como en el gobierno, banalizaciones, narrativa elemental, vulgar y ordinaria, no hay discusión de políticas públicas sustantivas, no escriben, ni siquiera una nota de prensa, mucho es pedirles un simple artículo de opinión, menos un libro como por ejemplo, El Ideario de la Democracia en América de Rafael Caldera o Reflexiones de la Rábida o Venezuela Política y Petróleo de Rómulo Betancourt, es mucho también para mentes cortas y faltas de reflexión sobre el presente y futuro del país, como proyecto y para regenerar nuestra enferma democracia, presa hoy del autoritarismo por supuesto escribir un libro, mucho menos. No hay debate, refutaciones de altura. Ahora bien, es cierto, que el político es un hombre de acción, y por ello, requiere equiparse de adecuados instrumentos conceptuales para una mejor comprensión de la realidad y de los fenómenos políticos y la resolución de los problemas de las sociedades. Hoy nos encontramos en una oscuridad, en un túnel vacío, hacia el porvenir por la calidad de nuestros políticos.
Así las cosas, hay una relación entre conocimiento, formulación de políticas y sentido de poder o sentido de estado. Del maestro de la ciencia política en Venezuela, como lo fue el Dr. Manuel García Pelayo, tomo su categorización de las cualidades de un político: 1) saber qué se quiere o conciencia de finalidad; 2) saber qué se puede o conciencia de posibilidad; 3) saber qué hay que hacer o conocimiento de la instrumentalidad; 4) saber cuándo hay que hacerlo o sentido de oportunidad y 5) saber cómo hay que hacerlo o sentido de la razonabilidad.
En primer lugar, resaltan dos palabras que se repiten en esta enunciación de las cualidades mínimas de un político: sentido y conciencia. Sentido: es el entendimiento, razón, en cuanto discierne las cosas, entender una cosa o juicio que se hace de ella y conciencia: conocimiento exacto y reflexivo de las cosas. Pues bien, estas dos palabras se reúnen en una densa entrevista dada al Boletín Informativo de la Universidad Central, el 17 de noviembre de Año II Núm. 52, segunda época; de Don Manuel García-Pelayo, a los pocos meses de llegar a Caracas en 1958, (a solo días de la firma del Pacto de Punto Fijo y de la firma del Programa Mínimo Común, que adherirán todo el espectro político venezolano de aquél entonces, en aras de estabilizar y producir políticas modernizadoras en la naciente democracia venezolana), para hacerse cargo de la fundación del Instituto de Estudios Políticos, centro embrionario de la ciencia política venezolana.
La conciencia de finalidad es saber qué objetivos se quieren lograr en la lucha política, cómo se lograrán esos objetivos, cuáles serán los medios, qué herramientas a utilizar. La conciencia de posibilidad es saber los márgenes de acierto, límites y que margen de habilidad se pueden permitir para tener una carrera política exitosa, ó una gestión gubernamental eficiente en el ejercicio del gobierno, lo tercero es que hay que tener conocimiento de la instrumentalidad, son pues las herramientas que tenemos al alcance: liderazgo, gestión pública, organizaciones partidistas etc. que nos dan la posibilidad de contar con elementos para la actividad política; el cuarto factor, es el sentido de la oportunidad, es conocer ese momentum mediante actos de liderazgo y acciones políticas concretas que no solamente nos ponen en el tapete de la política, sino en mantenernos allí con credibilidad, auctoritas (capital político) y acciones gubernativas en la cima de la vida pública, le hacen mejorar sus ventajas competitivas.
Por último como hay que hacerlo o como lo expresa Don Manuel: sentido de razonabilidad, se realiza en un acto de liderazgo, con una decisión, un discurso brillante y coherente, ó la palabra oportuna que le dé sentido de dirección a los actos políticos en un contexto determinado, Manuel García-Pelayo hace la salvedad que estas cualidades no es producida solamente por la formación teórica que es importante, pero no suficiente, son innatas al líder político y la formación y la experiencia, las complementarán, en una carrera política que puede ser exitosa o efímera o de un fracaso estrepitoso. Puede esfumarse en un paso mal dado por un cálculo o juicio no evaluado o apreciado correctamente.
Esto por otra parte, va vinculado al tema del liderazgo y la labor intelectual y gobernativa exitosa De esta manera cabe resaltar, que, los aportes de brillantes políticos, que tuvieron posiciones políticas relevantes en el caso venezolano como: Rómulo Betancourt, Rafael Caldera, Uslar Pietri, Ramón Escovar Salom, Luis Ramón. J. Velásquez, Beltrán Prieto Figueroa, Miguel Ángel Burelli Rivas, Luís Herrera Campíns, Teodoro Petkoff, Gustavo Machado, Américo Martín, Pompeyo Márquez y Simón A. Consalvi, Ramón Guillermo Aveledo, Pedro Pablo Aguilar, Arístides Calvani, Enrique Pérez Olivares, Lorenzo Fernández, entre otros políticos, que conjugaron esa doble función: la interacción que se produce entre políticos en el reflexionar y diagnosticar y luego producir políticas públicas. Conjugar la labor del intelectual con la del político es difícil, gobernar es más complejo, es optar entre opciones, es saber que se quiere, saber que se puede y que no se puede hacer, saber cuándo hay que hacerlo y finalmente, cómo hay que hacerlo, y en democracia, es más complejo, por ello, los aportes de estos ilustres venezolanos en sus distintos campos del reflexionar y el hacer, nos deja un rico legado para conocer lo que somos y nuestra historia.
Los enfoques de estos políticos en su reflexión y hacer práctico, son una guía para la compresión teórica de los problemas políticos que les toco enfrentar. Sus distintos aportes se dieron en contextos históricos determinados. Ellos dieron lugar a una sociedad plural. A fin de cuentas, comprometidos con sus ideas. Estos líderes y otros tuvieron, por un lado, el liderazgo en una función de dirección dirigido al bien común y por otro lado, el liderazgo debe tener un carácter ético-moral y sobriedad en el manejo de lo público.
Hoy lamentablemente no tenemos políticos de este talante, y estatura. Menudo reto de las nuevas generaciones de políticos venezolanos, tanto en la oposición como en el gobierno, donde abunda la ordinariez y mediocridad, sobre todo en este último fundamentalmente. Adolecemos de Statemanship.