Ahmad Taha
Para los que no saben, ISIS son las siglas en inglés del erráticamente llamado Estado Islámico en Iraq y el Levante (EIIL) creado hace una década (mientras que el Islam data de 1445 años) y cuyos orígenes, fuentes de financiamiento, creciente poder y objetivos levantaron muchas sospechas para los que no se dejan llevar por periodismo propagandístico dirigido por élites de gobiernos occidentales.
KKK son las siglas de Ku Klux Klan, nombre adoptado por diferentes organizaciones de extrema derecha en los Estados Unidos de Norteamérica creadas en el siglo XIX, promueven principalmente la xenofobia, la supremacía de la raza blanca, la homofobia, el antisemitismo, etc, adoptan la Cruz (cristiana) como símbolo y alegan que sus actos de terror obedecen a las enseñanzas cristianas.
Por su parte, el Sionismo es un movimiento que ha adoptado, igual en nombre de la religión judía, las más viles prácticas en contra de la población palestina para desplazarla de su territorio y fundar lo que hoy llaman Estado de Israel.
He querido mencionar a éstos tres ejemplos de grupos por ser cada una de ellas supuestamente representativas de una de las tres religiones monoteístas. Digo "supuestamente" porque está de sobra decir que éstas tres religiones (sin menosprecio a las demás religiones modernas que, por convicción propia, no reconozco aunque respeto); les unen los principios de paz, tolerancia, respeto y convivencia humana, que son totalmente contrarios a los actos barbáricos perpetrados por los tres antedichos grupos o cualquier otro grupo de semejantes visiones extremistas.
Todo intento de relacionar a las religiones con cualquier grupo terrorista, aun cuando estos grupos así lo manifiesten, es un salto al vacío y una ofensa a los miles de millones de seres humanos que las confiesan.
Por lo tanto, no es menos ofensivo y malintencionado pretender tildar de "Islámicos" o “islamistas” a los atentados cometidos por quienes dicen ser, pero nunca han sido, seguidores del Islam.
En el Noble Corán (el libro sagrado del Islam) aparece 114 veces la frase “en el nombre de Dios, El Clemente, El Misericordioso”, por lo que nadie puede actuar en nombre de Dios para matar a inocentes.
La contradicción entre ISIS y las verdaderas enseñanzas del Islam se manifiesta claramente en el versículo 32 del quinto Capítulo del Noble Corán, el cual reza así: «… quien matara a un ser humano -no siendo por asesinato o por sembrar la corrupción en la tierra- sería como si hubiera matado a toda la humanidad; y, quien salvara una sola vida, sería como si hubiera salvado las vidas de toda la humanidad».
Lo que es aún más perverso, es el hecho de que occidente, según muchos analistas (y así los creo) es el verdadero fundador y financista de ISIS con el objetivo de difamar la imagen del Islam que registra un crecimiento sin precedentes. Ejemplo a ello es, no solo el surgimiento repentino y con fuerza del grupo, sino también, curiosamente, casi todos los actos terroristas perpetrados por ISIS acontecieron dentro de países islámicos.
Es un golpe de ignorancia pretender relacionar a ISIS, de menos de una década de existencia, con un Islam que data de 1445 años y que ha penetrado, y no por la fuerza como se pretende hacer ver, todos los confines del globo sin distinción alguna entre los seres humanos y le ha dado a las consecutivas civilizaciones miles de renombrados eruditos y científicos en el ámbito de la ciencia, literatura, música, astronomía, derecho, etc.
No está demás referirnos a un antiguo estudio del FBI el cual revela que el 94 por ciento de los ataques terroristas en los Estados Unidos entre 1980 y 2004 fueron cometidos por no musulmanes, de los cuales el 42 por ciento fueron cometidos por latinos y el 24 por ciento por extremistas de izquierda.
Brian Kilmeade, un presentador de radio y televisión estadounidense y comentarista político de Fox News, dijo en 2010: “No todos los musulmanes son terroristas, pero todos los terroristas son musulmanes”, una frase que parece ser el reflejo de lo que piensan y practican muchos líderes occidentales.
De hecho, y ante cualquier acontecimiento criminal, las declaraciones oficiales generalmente comienzan diciendo que “es demasiado pronto para considerar el incidente como terrorista”, sugiriendo que la clasificación del terrorismo en Occidente “está vinculada a la identidad del perpetrador y no a la clasificación del acto y su atrocidad”.
Si realizamos una exhaustiva revisión a los diferentes actos terroristas perpetrados en occidente, nos percatamos que si el autor es musulmán, el acto se califica de terrorista, pero si el autor no es musulmán, se le atribuye al autor demencia, drogadicción, locura, problemas sentimentales, etc.
Entre las masacres más importantes perpetradas por no musulmanes y no declaradas terroristas cito:
-La masacre perpetrada por el norteamericano Steven Padock el 2 de octubre de 2017 dejando a 60 personas asesinadas y casi 500 heridos.- Masacre cometida por Baruch Goldstein, un extremista judío israelí-norteamericano, en la Mezquita de Hebrón, el 25 de febrero de 1994, matando a 29 musulmanes e hiriendo a 150 mientras rezaban.- Doble masacra perpetradas el 22 de julio de 2011 por Anders Behring Breivik, un terrorista doméstico noruego de extrema derecha, en los que mató a ocho personas detonando una furgoneta bomba en Oslo, y luego mató a 69 participantes de un campamento de verano de la Liga de Jóvenes Trabajadores (AUF), en un tiroteo masivo en la isla de Utoya.Finalizo con una pregunta: ¿Quién acepta que se tilde a todos los cristianos, hindúes, evangélicos o judíos, de terroristas por culpa de la acción inhumana de una ínfima minoría de sus adeptos?, Nadie. Pues los musulmanes tampoco lo aceptamos.