El su terrible "Diario (1974-1983)" el escritor uruguayo Ángel Rama deja muchas postales que revelan su apreciación sobre el medio cultural, intelectual y universitario venezolano.
José Gregorio, el Santo Camarada
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Por Isaac López


Al escritor le tocó frecuentar durante su exilio en aquella Venezuela receptora de emigrantes, soberbia de su nivel de vida y firmemente convencida de su estatus de país en franco desarrollo. Muchas de sus valoraciones, algunas bastante lacerantes, nos retratan. Nos guste o no nos guste.
La cofradía de amigos que domina las relaciones institucionales, el poder del prestigio ganado o heredado, el autoritarismo y personalismo en los ámbitos académicos, la superficialidad dominando el análisis político o la apreciación artística... Una descripción cáustica y cuestionadora de quien encabezaba uno de los proyectos de mayor importancia para el país: la Biblioteca Ayacucho.

Pero no ahondaremos por ahora en esos aspectos del diario de Rama. En las páginas 70 y 71 del libro de Ediciones Trilce y Fondo Editorial La Nave va, 2001, se puede leer sobre la cotidianidad de la pareja conformada por Rama y la crítica de arte Marta Traba, quien provocó más de una polémica en los diarios venezolanos por sus estimaciones en aquel medio intelectual que éramos, capaz de sostener polémicas de prensa por asuntos de interés.
Rama cuenta allí de su ida al cine a ver "New York, New York", en compañía del diseñador gráfico argentino Juan Fresán, también exilado en Venezuela y responsable de diseño de "la Ayacucho", y quien colaboró también en Monte Ávila.
 
Cuenta el diarista de su "pintoresco diálogo" con el diseñador, sobre los padecimientos sufridos en la ardua tarea de confeccionar la imagen electoral de Luis Piñerúa, el candidato del partido de gobierno. La figura no era atrayente, la sonrisa no convencía.
Ángel Rama muestra esa forja de los candidatos, esa planificación en el diseño de una figura para lanzarla al ruedo electoral, como digna de horror y vértigo.

Señala el uruguayo conocer lo realizado por el destacado pintor y figura de la izquierda Jacobo Borges con Teodoro Petkoff ,"para transformarlo en el Robert Redford de la política venezolana". Exacta descripción de aquel candidato cuya postulación se había frustrado la primera vez en álgidas discusiones internas del MAS, las cuales describe Pastor Heydra en "La izquierda una autocrítica perpetua" (1981).
Antes -señala Rama-, Jacobo Borges había diseñado tal fragua del candidato con José Vicente Rangel, sugiriendo "por la vestidura y posición del cuerpo, como un símil del santón popular José Gregorio Hernández".

Aunque no particulariza eso como una característica sólo de Venezuela, Rama expresa: "Se trata de vender un producto: no hay ya ingenuidad romántica, salvo en los grupos de izquierda que son, a la vez, más puros y más arcaicos. La disociación entre idea, carácter, cultura, doctrina, proyectos, por un lado y aspecto-discurso-imagen, por otra, es propia de nuestro tiempo y patentiza su estructura compleja, artificial y fraudulenta. Es el fin de toda moral."

En la revista "Reventón", órgano de izquierda dirigido por Carlos Ramírez Faría y coordinado por Pablo Antillano, del 3 de julio de 1971, puede localizarse un artículo sobre "José Gregorio Hernández. Una fe para la supervivencia" (pp. 30-32). Aunque no lleva nombre del autor, el titulo calza con los manejos de la hora. Los subtítulos señalan: "José Gregorio Hernández es el único servidor que no exige planillas, largas colas de espera ni recomendaciones oficiales". "Sobrevivir en el subdesarrollo, como lo hacen los pobres es un acto de magia: es un milagro". Una foto de un altar del santo de Isnotú reza: "El culto al Doctor permite a la gente sobrevivir mientras recupera sus derechos al progreso, a la justicia y a la ciencia". Otra: "José Gregorio se ha ganado el derecho a representar esperanzas para los más humildes".

"El nombre de José Gregorio, a pesar de los aprovechados, va unido en la conciencia del venezolano a la redención y a la supervivencia, no es en ningún caso sinónimo de resignación y por el contrario, es la última fase de una lucha desesperada por encontrar la solución y un día esa misma magia será para romper tanta injusticia y atropello."
 
Cualquier relación con titulares de estos días, casi cuarenta años después, no es pura coincidencia. El país, los santos y todo lo demás siguen siendo lo mismo.