Sergio Ramos lo hizo todo: alzó trofeos y los dejó caer, como aquella Copa del Rey de 2011
Los Trabajos de Hércules
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Por Karina Sainz Borgo


Pocas cosas empalagan más que el rapsodismo futbolero, pero la salida de Sergio Ramos del Real Madrid amerita correr el riesgo. Después de 16 años, 22 títulos y más de cien goles -buena parte de ellos de cabeza-, el capitán abandonó el club sólo como el equipo blanco acostumbra despedir a sus leyendas: por la puerta de atrás. Pasó con Raúl y con José María Gutiérrez ‘Guti’, el hombre cuyo taconazo a Benzema en Riazor lo convirtió de facto en patrón del buque.

Cuando Ramos llegó al Real Madrid procedente del Sevilla, heredó el dorsal de Hierro, una tarea tan dura como la docena de labores que le tocó completar a Hércules, incluida la captura del toro de Creta, que a Ramos, por talavantista, se le habría dado igual de bien. El de Camas tenía 19 años. Era impulsivo, magnífico en sus imperfecciones. De defensa lateral pasó a central y a partir de ahí nadie más osó discutirle la titularidad ni en el Madrid ni en la selección. Alzó trofeos y también los dejó caer, como aquella Copa del Rey que en 2011 se resbaló de sus manos y se estampó contra la calzada en plena celebración a bordo del autobús del Real Madrid.

Sobran los asuntos apremiantes: desde los indultos hasta la tragedia de un padre convertido en pez abisal. Pero a cada día toca su afán y su pena, y entre las muchas que se sucedieron esta semana estuvo la rueda de prensa de Ramos. Fue tan áspera e inhóspita como un desalojo. El sevillano quería renovar por dos temporadas, pero la directiva del Club tan solo ofreció una y con rebaja de sueldo incluida, pero Florentino Pérez no se quedó para explicarlo. En el coliseo de Concha Espina un hombre concede y niega favores. Decide quién será arrojado a los leones y dispone el destino de otros como quien cambia de sitio las miniaturas de un belén. Si ya hizo temblar el Castor, qué más le daba apear a una leyenda de su hornacina. Si presidente es al Club lo que la lira a Nerón -Ave César-, Ramos al fútbol lo que Hércules al Olimpo.

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