Las pugnas internas de Washington influyen en las decisiones estratégicas y paralizan posibles acuerdos de paz
BIDEN, TRUMP Y VENEZUELA
      A-    A    A+


Leopoldo Puchi

Joe Biden ha autorizado a Ucrania el uso de misiles balísticos de largo alcance contra objetivos en territorio ruso, lo que ha creado una situación de hecho cumplido antes de que Donald Trump asuma nuevamente la presidencia. Trump ha expresado abiertamente su desacuerdo con la continuación de la ayuda militar a Ucrania y la participación de Estados Unidos en el conflicto.

En este marco, la medida de Biden podría considerarse como un intento deliberado de bloquear un posible cambio en la política exterior estadounidense. Una jugada de los demócratas que pone en evidencia hasta qué punto las pugnas internas de Washington influyen en las decisiones estratégicas y paralizan posibles acuerdos de paz.

 

EL GIRO DE BLINKEN

La decisión de la administración Biden de reconocer a Edmundo González como presidente electo no solo muestra un cambio de la política de Washington, sino que también condiciona las posibilidades de Trump para reconfigurar su propia política sobre Venezuela en este segundo mandato. Esta maniobra se asemeja a la tomada contra Rusia, en el sentido de marcarle la pauta a Trump y crear un hecho consumado antes de que éste tome posesión de la presidencia.
 
Como destacó Reuters: “La administración del presidente estadounidense Joe Biden no se había referido hasta ahora a González como presidente electo”.

“DEBILIDADES”

Biden ha dejado a Trump con un margen de maniobra limitado en su política hacia Venezuela al establecer por adelantado un statu quo de reconocimiento que sería difícil de revertir para Trump por sus altos costos políticos.
 
Este movimiento de Biden puede interpretarse también como un intento estratégico de los demócratas para evitar futuras acusaciones de ‘debilidades’ que podrían afectar su competitividad electoral en las próximas elecciones de medio término, particularmente en ciertos sectores y estados.

Después de todo, esta jugada de Biden tiene más que ver con lo que ocurre en Estados Unidos que con Venezuela. Los demócratas buscan reforzar su narrativa de defensa de la democracia y bloquear una negociación petrolera y migratoria que pudiera favorecer los logros de la administración de Trump.

INCÓGNITA

Aun cuando la decisión de la actual administración demócrata empuja a Trump a repetir la estrategia de poder dual, no está claro cómo abordará la situación de forma concreta en esta oportunidad. Ninguna opción puede ser completamente descartada de antemano, a pesar de que sean muy elevadas las probabilidades de que Trump retome la estrategia de máxima presión e incluso vaya más allá, en lugar de asumir una política pragmática.



MARCO RUBIO

Tomando en consideración la designación de Marco Rubio como cabeza de la política exterior estadounidense, es probable un aumento de las acciones de intervención hacia Venezuela. Este escenario está respaldado por los antecedentes de la administración Trump, que en su primer mandato adoptó una estrategia de máxima presión.

La presencia de Rubio en el Departamento de Estado, junto con un equipo leal a Trump proveniente de Florida, muestra una clara inclinación hacia posiciones radicales en los temas de Cuba, Venezuela y América Latina en general. Esto sugiere que las políticas agresivas hacia la región continuarán. Además, algunos analistas consideran que existe una probabilidad de intervención militar, ya sea directa o encubierta, en Cuba o Venezuela, lo que podría tener consecuencias impredecibles para los países involucrados.

PRAGMATISMO

No obstante, factores como los intereses del sector petrolero y la agenda migratoria podrían limitar acciones extremas y favorecer una estrategia dual que combine presión con posibles acuerdos estratégicos. La personalidad de Trump, intransigente pero también pragmática podría llevar a un enfoque dual: negociar acuerdos que beneficien sus intereses, mientras mantiene medidas de presión simbólicas para reforzar su imagen interna frente a los demócratas.
 
Aunque Rubio adopte una posición dura, estos intereses económicos y migratorios podrían limitar su capacidad de implementar una intervención directa más agresiva en Venezuela. En este contexto, no se debe descartar una negociación pragmática que involucre alivio de sanciones, suministro petrolero, acuerdos de deportación y medidas para garantizar que la oposición venezolana se mantenga activa en el ámbito institucional y electoral durante los próximos años.


Ver más artículos de Leopoldo Puchi en