Un tema de Alí Primera, cuyos 83 años de su nacimiento se recordaron el 31 de octubre.
CUNAVICHE ADENTRO
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Simón Petit
Recuerdo que en ese tiempo jugábamos mucho béisbol y estábamos pendientes de la Serie del Caribe que se jugaba en Puerto Rico donde los Vaqueros de Bayamón estaban a punto de quedar campeones y en efecto así sucedió. Como muchachos de la cuadra, y apasionados por la pelota caribeña, Lencho y Vicente tenían en sus manos lo que era nuestra biblia del deporte, el diario Meridiano, con su formato tabloide de 30 páginas y los colores, rojo en su cabecera y cintillo, junto el amarillo de sus letras que hasta hoy día se mantienen. Era 5 de febrero de 1975.
Allí, en la última página, salía la foto de una puesta en escena sobre la tarima en penumbra y luces de colores de una orquesta, y al lado una foto del rostro del cantor del pueblo venezolano. El titular decía: “Alí Primera se internacionaliza”. En seguida les quité el periódico y comencé a leer la nota de prensa donde informaban que El Gran Combo de Puerto Rico había interpretado “Cunaviche Adentro” de Alí Primera en el Festival de Salsa de Venezuela del Poliedro de Caracas.
El festival de tres días fue el escenario perfecto para el estreno mundial de esta versión. Aunque la grabación fue posteriormente masterizada, corregida y publicada tal cual en la producción “Mejor que Nunca”, de 1976. Se decidió no regrabarla en el estudio porque nada podía igualar la energía y la emoción palpable que se respiró en el Poliedro de Caracas esa noche. La intensidad de ese momento quedó en la memoria de todos los presentes y se convirtió en un acontecimiento en la historia de la salsa.
FIESTA EN EL POLIEDRO
Aunque no pude presenciar este evento, la lista de participantes era impresionante. De las 42 agrupaciones presentes, 24 eran venezolanas, incluyendo a grandes figuras como Cheo Feliciano, Daniel Santos, Vicentico Valdés, Ismael Rivera y sus Cachimbos, la Típica 73 y El Gran Combo. Además, jóvenes talentos como el Grupo Mango hicieron su debut. Según los asistentes, fueron noches espectaculares, inolvidables llenas de música y pasión de acuerdo con los asistentes, y estoy seguro que así fue.
En una oportunidad le pregunté a Alí si le habían pedido permiso para hacer ese arreglo. Me dijo que no; pero que le gustó. “Además mis canciones no son mías son del pueblo para que las cante y las haga suyas”. Sin embargo, diez años después, Alí moría casualmente en febrero, y los meses siguientes en 1985 fueron de homenajes y de una intensa gira por universidades, estadios y plazas de toros para los amigos cercanos y cantores que se daban cita en cada convocatoria hecha en los distintos estados de Venezuela.
En aquel entonces, yo formaba parte del grupo Arte en Escena del Tecnológico Alonso Gamero de Coro y participamos en algunos de esos conciertos. Pero, recuerdo mucho el que se hiciera en Maracaibo, porque allí tocó el grupo Madera, la segunda etapa del grupo para ser preciso, porque parte del Madera original desapareció en aguas del Orinoco el 15 de agosto de 1980. Conversando con Noel Márquez y Felipe Rengifo “Mandingo”, integrantes y directivos del Madera, describían la escena cuando el Gran Combo comenzó a cantar Cunaviche Adentro. Su relato en medio de la emoción, se ahogaba con el quebranto de la voz y las lágrimas emocionales de los ojos. “Coño ese festival lo ganó Típica 73; pero el verdadero ganador fue El Gran Combo”.
Y fue verdad, a tal punto que Andy Montañez relata lo siguiente en una entrevista que le hicieran posteriormente: “Rafael Ithier siempre ha sido un visionario. Charlie y yo cantamos la canción; pero él fue quien tuvo la iniciativa de montarla. En ese festival se presentó una confusión a la hora de dar el veredicto porque un jurado panameño tuvo que regresar de urgencia a su país y no entregó la puntuación, por lo cual le dieron el primer puesto a la Típica 73 pero un tiempo después ellos devolvieron la Copa Presidente como se llamaba, y Rafael la tiene en su casa…”
“Llegamos el 3 de febrero. A pesar de que no tenía mucho tiempo porque la actuación de nosotros era al día siguiente, asumí el reto de llevar a la salsa ese ritmo, que no sabía ni cómo se llamaba (se refiere a la tonada llanera), pero respetando su atmósfera poética y el canto casi ritual de este hombre que tenía pinta de árabe, recuerda emocionado Ithier. En menos de cuatro horas tenía listas las partituras y nos pusimos a ensayar. Lo primero que le pregunté a Andy Montañez fue si era capaz de cantarla un tono más arriba, lo cual requería un gran esfuerzo vocal, especialmente en esa parte que dice: nunca la puede sacar, porque la lleva por dentro.”
Y continúa Ithier: “Andy, que nunca se le ha arrugado a nada, me dijo: ¿y cuál es el problema, Rafa? En ese momento, Charlie Aponte, que estaba bastante muchachito todavía, aportó la idea de hacer la segunda voz en las partes más suaves y tiernas de la canción. El caso es que le dimos bien duro a los ensayos y nos llevamos ese “As” bajo la manga para El Poliedro, sabiendo que la gente la recibiría como un homenaje a Venezuela. Bueno, ya sabes lo que pasó. Aquello fue el paroxismo total, a pesar de que al principio de la interpretación algunos puristas se mostraron escépticos porque pensaban que íbamos a irrespetar el folclor venezolano. Pero después…¡muchacho! Esas veinte mil personas se emocionaron de una manera como pocas veces he visto en setenta años de andar en la música”.
“El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos”, dice Pablo Milanés; pero es bueno recordar que en febrero de 2025 se cumplen 50 años de aquel 4 de febrero en el Poliedro de Caracas, cuando trompetas, voces, gritos y aplausos rendían honores a quien, con autenticidad, sin poses ni divismo y con la honestidad de nunca faltar a sus principios y convicción, ganó su lugar en la historia del canto popular latinoamericano y en el corazón de todos los estratos sociales de Venezuela y el mundo.