Daren Acemoglu premio Nobel de Economía 2024, junto a Simon Johnson y James A. Robinson, emiten juicios aplicables al llamado caso Venezuela
UN PREMIO NOBEL DE ECONOMÍA Y LA SITUACIÓN VENEZOLANA
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Francisco Rodríguez
Jorge Alejandro Rodríguez

En El Tapete se prepara un ciclo de conversaciones con diversos economistas y a propósito del reciente premio Nobel otorgado a Daren Acemoglu por sus importantísimas contribuciones al estudio de los factores que determinan el desarrollo (o fracaso) de las naciones en el ámbito de la economía.
 
Como un adelanto, traemos en esta edición un resumen de la conversación semanal entre el economista Francisco Rodríguez (UCAB, PhD Harvard) y el especialista en políticas tecnológicas Jorge Alejandro Rodríguez (IUPFAN, IESA, CAS-ETH Zürich) sobre este tema.

En medio de la profunda crisis política y económica que atraviesa Venezuela, surge una oportunidad única para replantear las bases institucionales del país. La actual situación crítica, aunque desafiante, también abre la puerta a la posibilidad de implementar reformas significativas que podrían romper el ciclo de instituciones extractivas que han dominado durante décadas. Siguiendo las ideas del economista Daron Acemoglu, cuyas contribuciones al estudio de las instituciones le valieron el Premio Nobel, es posible imaginar un nuevo marco institucional que promueva un desarrollo más inclusivo y sostenible. A continuación, se destacan cinco áreas clave donde se podrían aplicar estas reformas:


 
1. REFORMA JUDICIAL

Uno de los pilares fundamentales de cualquier sociedad democrática es un sistema judicial independiente y funcional. En Venezuela, el poder judicial ha estado históricamente sometido a los intereses políticos, lo que ha debilitado su capacidad para proteger los derechos de propiedad, hacer cumplir los contratos y garantizar que tanto las élites políticas como económicas rindan cuentas. La reforma judicial debe centrarse en establecer tribunales verdaderamente independientes, capaces de resolver disputas de manera justa y equitativa. Sin un poder judicial autónomo, cualquier otro intento de reforma está destinado al fracaso, ya que no existiría un mecanismo eficaz para garantizar el respeto a la ley y los derechos individuales.


 
2. DESCENTRALIZACIÓN DEL PODER
 
La concentración excesiva del poder en el ejecutivo ha sido una constante en Venezuela, lo que ha permitido a las élites políticas ejercer un control desmedido sobre los recursos del estado y perpetuar prácticas rentistas. Reducir esta concentración de poder es esencial para fomentar una mayor rendición de cuentas y transparencia. Una posible solución sería promover reformas constitucionales que fortalezcan a los gobiernos locales, otorgándoles mayor autonomía. Esto dificultaría que las élites centrales controlen todo el aparato estatal, fomentando así una distribución más equitativa del poder y los recursos.

 

3-FORTALECIMIENTO DE LA SOCIEDAD CIVIL
 
Una sociedad civil fuerte es crucial para garantizar una democracia vibrante y funcional. En Venezuela, el debilitamiento de las organizaciones de la sociedad civil ha facilitado el control autoritario del Estado. Es fundamental fomentar el crecimiento de estas organizaciones para que puedan responsabilizar al gobierno, defender los derechos de los ciudadanos y abogar por reformas necesarias. Un tejido social robusto puede actuar como contrapeso al poder estatal, proporcionando una plataforma desde la cual los ciudadanos puedan exigir una mejor gobernanza.

4. DIVERSIFICACIÓN ECONÓMICA
 
La economía venezolana ha dependido en gran medida de los ingresos provenientes del petróleo, lo que ha generado una estructura económica vulnerable a las fluctuaciones de los precios del crudo y ha facilitado la corrupción y el rentismo. Reducir esta dependencia es clave para construir una economía más sólida y equitativa. Esto implicaría implementar políticas que promuevan sectores no petroleros, como la agricultura, la manufactura y los servicios. Además, invertir en educación e infraestructura es esencial para apoyar el crecimiento a largo plazo y reducir las oportunidades de enriquecimiento ilícito por parte de las élites políticas.


 
5. REFORMAS ELECTORALES

El sistema electoral en Venezuela ha sido una fuente de controversia y desconfianza. La falta de transparencia y las irregularidades han contribuido a la polarización política. Para restaurar la confianza en el proceso democrático, es necesario implementar reformas que promuevan una política más inclusiva y competitiva. Esto podría incluir cambios en el financiamiento de campañas, la revisión de las leyes electorales y la creación de mecanismos que garanticen una representación justa de los diversos grupos políticos. Con un sistema electoral más transparente y justo, sería posible reducir la polarización y fomentar una competencia política saludable. Reimaginando las instituciones venezolanas. El camino hacia una reforma institucional en Venezuela es largo y difícil, pero no imposible. Las ideas de Acemoglu proporcionan una base teórica sólida para comprender los desafíos que enfrenta el país, pero las soluciones deben adaptarse al contexto específico venezolano. Las reformas no pueden ser superficiales o aisladas; requieren un compromiso a largo plazo y una estrategia integral que aborde las dimensiones económicas, políticas y sociales de la crisis. El momento actual ofrece una oportunidad única para replantear el marco institucional de Venezuela. La crisis ha dejado al descubierto las profundas fallas del sistema actual, pero también ha generado un contexto en el que el cambio es posible. Reformar las instituciones venezolanas no solo significa reemplazar líderes, sino transformar las reglas e incentivos que gobiernan el comportamiento político y económico en el país. Un llamado a la acción.
 
LAS CLAVES DEL CAMBIO

La conversación con los especialistas Francisco Rodríguez y Jorge Alejandro Rodríguez nos recuerda que un cambio significativo en Venezuela no se logrará con soluciones rápidas o superficiales.


 
Es necesario un enfoque integral que modifique las estructuras de poder y fomente una mayor participación ciudadana. Las lecciones del trabajo de Acemoglu son claras: “solo mediante la implementación de reformas institucionales profundas será posible trazar un camino hacia una sociedad más estable y justa”. En este sentido, el Premio Nobel otorgado a Acemoglu, Robinson y Johnson no es solo un reconocimiento a sus contribuciones académicas, sino también un llamado a la acción para países como Venezuela, donde la necesidad de reformas es urgente. Sus ideas ofrecen un mapa de ruta claro para reconstruir instituciones que promuevan un desarrollo sostenible y una prosperidad compartida. El reto ahora es que los venezolanos aprovechen esta oportunidad y se embarquen en el arduo pero necesario camino de la transformación institucional. Solo con un compromiso firme y sostenido con la reforma será posible construir un futuro más inclusivo y próspero para Venezuela.


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