Adam Goldman
Ronen Bergman y
Natan Odenheimer
El manual de Hamás para el combate subterráneo describe, con detalle meticuloso, cómo navegar en la oscuridad, moverse con sigilo por debajo de la Franja de Gaza y disparar armas automáticas en espacios reducidos para una letalidad máxima.
Los comandantes del campo de batalla incluso tenían instrucciones para cronometrar, hasta el último segundo, el tiempo que tardaban sus combatientes en moverse entre varios puntos bajo tierra.
El manual de 2019, confiscado por las fuerzas israelíes y revisado por The New York Times, formó parte de una estrategia de años por parte de Hamás, mucho antes de los ataques del 7 de octubre y la guerra actual con Israel, para construir una operación militar subterránea que pudiera soportar ataques prolongados y frenar a las fuerzas terrestres israelíes desde los túneles oscuros.
Justo un año antes de atacar a Israel, Yahya Sinwar, el líder de Hamás en la Franja de Gaza, aprobó el gasto de 225.000 dólares para instalar puertas a prueba de explosivos y así proteger la red de túneles de la milicia contra ataques aéreos y asaltos por tierra.
El documento de aprobación declaraba que los comandantes de brigada de Hamás habían revisado los túneles que corrían por debajo de Gaza e identificado lugares críticos bajo y sobre la superficie que requerían fortificación.
Los expedientes, junto con entrevistas con expertos y comandantes israelíes, ayudan a explicar por qué, a casi un año del inicio de la guerra, Israel no ha logrado cumplir su objetivo de desmantelar a Hamás.
Los funcionarios israelíes dedicaron años a buscar y desmantelar los túneles que Hamás podría usar para escabullirse hacia Israel y lanzar un ataque. Pero un alto funcionario israelí señaló que evaluar la red subterránea dentro de Gaza no era una prioridad, ya que parecía improbable que se desatara una invasión y una guerra a gran escala en esa región.
Ahora, los funcionarios se dan cuenta de que, mientras eso sucedía, Hamás se estaba preparando precisamente para tal confrontación.
Los expertos afirman que, de no ser por los túneles, Hamás habría tenido pocas probabilidades de hacerle frente al poder militar de Israel, que es muy superior.
El manual de combate subterráneo contiene instrucciones sobre cómo camuflar las entradas a los túneles y localizarlas con brújulas o sistemas GPS, entrar con rapidez y moverse con eficacia.
“Al moverse en la oscuridad al interior del túnel, el combatiente necesita gafas de visión nocturna equipadas con infrarrojo”, explica el documento, redactado en árabe. Las armas deben estar en modo automático y montadas al hombro antes de dispararse. “Este tipo de tiro es efectivo porque el túnel es estrecho, así que los tiros se dirigen a las zonas mortales en la parte superior del cuerpo humano”.
Al inicio de la guerra, estimaron que abarcaba unos 402 kilómetros. Ahora, calculan que tiene el doble de esa longitud.
Además, siguen descubriendo nuevos túneles. Apenas la semana pasada, comandos israelíes rescataron a un ciudadano árabe beduino de Israel que fue hallado solo en un laberinto subterráneo. El domingo, el gobierno declaró que se habían encontrado a seis rehenes sin vida en otro túnel.
Se sospecha que Sinwar, el objetivo de mayor valor para Israel, gestiona la guerra y evita ser capturado
desde un túnel.
Los expedientes muestran cómo ambos bandos han tenido que adaptar sus tácticas durante la guerra. Así como Israel subestimó los túneles, Hamás se preparó para batallas subterráneas que aún no ocurren. Israel se mostró reacio, sobre todo en los comienzos de la guerra, a enviar soldados bajo tierra donde podrían enfrentarse a un combate. Hamás, más que nada,
ha emboscado a soldados cerca de las entradas a los túneles, evitando confrontaciones directas.
Hamás ha utilizado los túneles para lanzar ataques relámpago desde la superficie, ocultarse de las fuerzas israelíes y activar explosivos mediante detonadores remotos y cámaras escondidas, según oficiales militares israelíes y una revisión de fotografías y videos del campo de batalla.
Estas maniobras han ralentizado el ataque de Israel, pero, aun así, su ejército ha diezmado las filas de Hamás, pues las ha sacado de sus fuertes y obligado a abandonar grandes tramos de la red de túneles que tanto invirtieron en construir.
Los funcionarios relataron que, en noviembre, miembros del ejército israelí descubrieron el documento sobre las batallas subterráneas en el distrito de Zeitoun en la ciudad de Gaza. Ese mismo mes, al sur de la ciudad, se encontró una carta de Sinwar a un comandante militar. Las autoridades militares israelíes pusieron los documentos a disposición del Times.
Un portavoz del ejército declaró que “el hecho de que Hamás se esté ocultando en túneles y gestionando gran parte de la lucha desde ahí prolonga la guerra”. Un alto funcionario de Hamás se negó a comentar sobre la estrategia de los túneles.
Las marcas en los documentos coinciden con otros materiales de Hamás que se han dado a conocer públicamente o que ha revisado el Times. Además, soldados israelíes describieron detalles, como entradas de túneles camufladas y puertas a prueba de explosiones recién instaladas, que coinciden con los documentos de Hamás. Los documentos también describen el uso de detectores de gas y gafas de visión nocturna, equipo que las fuerzas israelíes hallaron dentro de los túneles.
Según un oficial superior israelí, experto en el uso de túneles en combate, decenas de soldados pueden tardar unas diez horas en destruir una sección de túnel. El año pasado, el ejército de Israel descubrió un túnel con una profundidad de 76 metros, más o menos la altura de un edificio de 25 pisos. El ejército declaró que le llevó meses destruirlo.
“No puedo enfatizarlo lo suficiente. Los túneles afectan el ritmo de los operativos”, afirmó Daphné Richemond-Barak, experta sobre el empleo de túneles en combate en la Universidad Reichman en Israel. “No se puede avanzar. No se puede asegurar el terreno”.
“Es como librar dos guerras”, agregó. “Una en la superficie y otra bajo tierra”.
El liderazgo militar de Israel ha hecho de los túneles su objetivo principal. Pero la campaña ha afectado sobremanera a los civiles palestinos. Muchos de los túneles corren por debajo de áreas densamente pobladas. Israel ha publicado videos de militares destruyendo túneles con más de 16 toneladas de explosivos por kilómetro.
El ejército israelí calcula que a Hamás le cuesta cerca de 300.000 dólares construir un túnel básico de unos 800 metros de largo. Richemond-Barak comentó que la carta de Sinwar destacaba los gastos y la sofisticación de esta iniciativa.
La carta iba dirigida a Mohammed Deif, comandante militar del grupo, considerado responsable de los ataques del 7 de octubre. No está claro cuándo completó Hamás su revisión de las fortificaciones de los túneles o si esto se realizó en relación con la planificación de los ataques. Sinwar escribió que “se les dará el dinero a las brigadas según el nivel de importancia y necesidad”.
La carta podría ser un indicio de las zonas donde el grupo anticipaba que se librarían los combates más intensos. Sinwar autorizó la mayor cantidad de fondos para puertas en el norte de Gaza y Jan Yunis. De hecho, algunos de los combates más violentos de la guerra han sucedido en esas áreas.
“El sistema de túneles de Hamás era un elemento esencial, si no es que existencial, de su plan de batalla original”, concluyó Ralph F. Goff, ex alto funcionario de la CIA que sirvió en Medio Oriente.
The New York Times