Los iconos científicos en la presidencia de Richard Nixon, fueron militares-propagandísticos producto de la Guerra Fría
HACE 55 AÑOS: DE LA TIERRA A LA LUNA
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Luis Ernesto Fidhel Gonzáles

Las tensiones de la Guerra Fría propició una competición tecnológica particularmente que parece haber concluido con el alunizaje del primer hombre realizado durante la presidencia de Nixon. El control del espacio se inscribió en la lógica militar, propagandística de ese enfrentamiento. El presidente Eisenhower creó la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) el 29 de julio de 1958, nacida de la fusión de la Agencia de Misiles Balísticos del Ejército (ABMA) y del Comité Asesor Nacional para la Aeronáutica (NACA); considerada como respuesta al anuncio de octubre de 1957, de la Unión Soviética de haber lanzado un satélite Sputnik, poniéndolo en órbita.

La Casa Blanca se preocupó si el mundo vería a la Unión Soviética como la superpotencia más sofisticada, pues se consideró que lanzamiento del Sputnik “generaría mito, leyenda y superstición duradera de un tipo peculiarmente difícil de erradicar o modificar, que la URSS puede explotar en su beneficio”. Los soviéticos se adelantaron en los vuelos espaciales tripulados sobre la órbita terrestre que realizó el cosmonauta Yuri Gagarin en 1961.

JOHN F. KENNEDY

El presidente prometió que Estados Unidos sería el primero en poner un hombre en la Luna: "Sin duda, estamos atrasados y estaremos atrasados por algún tiempo en los vuelos tripulados. Pero no tenemos la intención de quedarnos atrás, y en esta década recuperaremos el terreno perdido y avanzaremos". Previamente requirió al vicepresidente Lyndon Johnson llevar una revisión urgente para identificar un “programa espacial que prometiera resultados espectaculares en el que pudiéramos ganar”. Se identificó el alunizaje como la mejor manera de cumplir con los requisitos de Kennedy.

Se reafirmaría este objetivo durante su discurso en la Universidad Rice en Houston en septiembre de 1962: “Elegimos ir a la Luna en esta década y hacer las demás cosas, no porque sean fáciles, sino porque son difíciles, porque ese objetivo servirá para organizar y medir lo mejor de nuestras energías y habilidades, porque ese es un desafío que estamos dispuestos a aceptar, que no estamos dispuestos a posponer y que tenemos la intención de ganar”.

PROYECTO APOLO

En un memorando fechado el 8 de mayo de 1961, asumido como la carta fundacional del programa Apolo, el administrador de la NASA, James Webb, y el secretario de Defensa, Robert McNamara, argumentaron: “los logros espectaculares en el espacio simbolizan el poder tecnológico y la capacidad organizativa de una nación” y el prestigio de tales logros era “parte de la batalla en el frente fluido de la Guerra Fría”.

Se ha especulado para Kennedy, llegar a la Luna representaba en cierto modo una “carrera”. La Unión Soviética la había convertido en una demostración de poder de los sistemas. Cualquier cosa que se haría debería estar orientada al objetivo de alcanzar la luna antes que los soviéticos. La evolución tecnológica de la NASA, comenzó con el programa Mercury, pasando por el programa Gemini y el programa lunar Apolo. En la década de 1960, la Nasa y contratistas trabajaban para lograr este objetivo.

El programa Apolo 11 tuvo por finalidad completar la meta nacional establecida por Kennedy: realizar un alunizaje tripulado y regresar a la Tierra. Según el historiador Arthur Schlesinger Jr aseveró y eligió el primer alunizaje como el acontecimiento más significativo del siglo XX. Cuando Kennedy declaró en 1961 que Estados Unidos iría a la Luna, comprometió a la nación a hacer algo que “simplemente no podíamos hacer”. No se tenía las herramientas ni el equipo: los cohetes ni las plataformas de lanzamiento, los trajes espaciales ni las computadoras ni los alimentos en micro gravedad. Ni siquiera se supo lo que se necesitaría. No había una lista; “nadie en el mundo tenía una lista”. De hecho, la falta de preparación para la tarea va a un nivel más profundo: “ni siquiera sabíamos cómo volar a la Luna”.

CONTINUIDAD

Tras el asesinato de Kennedy en noviembre de 1963, el presidente Johnson continuó su firme apoyo al programa espacial para garantizar que el objetivo de un alunizaje pudiera lograrse dentro del plazo de una década. La creciente competencia por los recursos federales derivados del conflicto en el sudeste asiático y los programas nacionales, Johnson habría mostrado menos interés en cualquier proyecto espacial que pudiera seguir al alunizaje. El presupuesto anual de la agencia espacial alcanzó su punto máximo en 1966 y comenzó a declinar de manera constante tres años antes de que se cumpliera el objetivo de Kennedy.

Al iniciar el gobierno de Nixon ordenó a su asesor científico Lee A. DuBridge que designara un comité interinstitucional para asesorarlo sobre un programa espacial posterior al Apolo. El Presidente anunció la formación Grupo de Trabajo Espacial (GTS), presidido por el vicepresidente Spiro T. Agnew, en su calidad de presidente del Consejo Nacional de Aeronáutica y del Espacio para que le presentara sus recomendaciones para desarrollar una estrategia para el programa espacial de Estados Unidos para la próxima década.

Otros miembros del STG fueron el administrador interino de la NASA, Thomas O. Paine (el Senado lo confirmó como administrador el 20 de marzo), el secretario de Defensa y el director de la Oficina de Ciencia y Tecnología. El GTS entregó su informe al presidente Nixon el 15 de septiembre de 1969, “ El programa espacial post-Apolo: direcciones para el futuro ”. Nixon se negó a seleccionar por el momento las opciones propuestas.

ALUNIZAJE

El 16 de julio de 1969, en el lanzamiento de la nave espacial Saturno desde el Centro Espacial Kennedy de la NASA en el Estado de Florida. Nixon invitó a la viuda del presidente Eisenhower, a pasar los días de la misión Apolo XI como invitada en la Casa Blanca. Se envió el Air Force One a Texas para llevar al expresidente Lyndon Johnson y su esposa al lanzamiento como reconocimiento su papel en el impulso del lanzamiento a la Luna.



El 20 de julio de 1969, Neil Armstrong y Buzz Aldrin se convertían en los primeros hombres en caminar sobre la Luna; el tercero Michael Collins permanecería en el vehículo lunar. Apenas minutos después de aterrizar, recibieron una llamada del presidente Nixon en la Oficina Oval, con felicitaciones en nombre del pueblo estadounidense. Colocaron la bandera estadounidense en la superficie lunar; este acontecimiento puede que unieron a la nación y al mundo. También develaron una placa conmemorativa con la firma del presidente Richard Nixon que decía: "Aquí estuvieron por primera vez los hombres del planeta Tierra en Julio de 1969. Venimos en son de paz con toda la humanidad". Aunque lo invertido económicamente fue polémico, especialmente para los voceros de los derechos civiles, convirtieron a Estados Unidos en el líder mundial en tecnología. Se consiguió la mayor audiencia televisiva hasta ese momento en la historia: 600 millones de personas en todo el mundo.

Armstrong y Aldrin alunizaron en el Mar de la Tranquilidad. Durante su primera incursión de 21 horas, recibieron una llamada telefónica del presidente Nixon; quien la consideró la más importante realizada durante su mandato, más específicamente, “la llamada telefónica más histórica jamás realizada desde la Casa Blanca”. Agregando. “"Gracias a lo que han hecho", dijo a los astronautas, "los cielos se han convertido en parte del mundo del hombre. Y, como nos hablan desde el Mar de la Tranquilidad, es necesario que redoblemos nuestros esfuerzos para traer paz y tranquilidad a la Tierra”. Tres días después, el presidente Nixon saludó personalmente a los astronautas en el lugar del amerizaje en el Océano Pacífico, a bordo del USS Hornet.

La administración Nixon se dió cuenta que probablemente debía elaborar un plan de contingencia: Si la tripulación no lo conseguían o, si no alunizara y se estrellaban y no tenían forma de regresar a la Tierra; se tendría que dirigir a la nación. Ese inquietante discurso fue redactado y posteriormente dado a conocer.

GIRA MUNDIAL

La Casa Blanca planificó una gira a nivel internacional al regresar a la tierra de la tripulación del Apolo 11. Denominada por la NASA “Salto gigante”, comenzó el 29, de septiembre de 1969, en ciudad de México. Viajaron con sus esposas, personal de apoyo de la NASA y del Departamento de Estado, así como empleados de la Agencia de Información y la Voz de América – no se permitió que ningún periodista estadounidense se uniera a la gira-.  Nixon les asignó el avión de la flota presidencial; el AIR FORCE 2, que utilizaba el vicepresidente Agnew.

El día de regreso de la gira a la Base Aérea Andrews en las afueras de Washington DC, el 05, de noviembre de 1969, los astronautas y sus esposas fueron trasladados a la Casa Blanca, donde cenaron con el presidente Nixon y la Primera Dama. Pasaron su primera noche de regreso como invitados de los Nixon en la Casa Blanca. Al final visitaron los astronautas y esposas 27 ciudades, en 24 países, en 39 días.

Entre 1969 y 1972, se realizaron otros seis viajes tripulados a la luna. La misión del Apolo 13, hubo una explosión del tanque de combustible haciendo imposible el alunizaje y puso en peligro las vidas de los tripulantes. La opinión internacional estuvo a la expectativa hasta que la tripulación regresó sana y salva a la Tierra. Ninguna de las demás misiones captó la misma atención o despertó el mismo fervor popular que el Apolo 11.

 

CLAUSURA

Después de los éxitos del Apolo 11 y el Apolo 12, el presidente Nixon inquirió si Estados Unidos necesitaba seguir enviando astronautas a la luna. La lógica de la Guerra Fría que sustentó la carrera hacia la luna había quedado sin efecto al ganarla, y no hubo otros argumentos convincentes para continuar con un programa de este tipo. Las sugerencias de que estas misiones fueran seguidas por viajes a Marte se descartó por la Casa Blanca. La administración Nixon decidió cerrar la línea de producción del Saturno 5, y la NASA optó por cancelar dos de las seis misiones de alunizaje restantes y aplicar los fondos liberados y el talento de ingeniería al desarrollo de la flota de transbordadores espaciales limitados a la órbita baja de la Tierra.

En concreto en enero de 1972 el presidente Nixon ordenó al administrador de la NASA, James C. Fletcher, desarrollar el Sistema de Transporte Espacial, con el nombre formal del transbordador espacial, único elemento de las recomendaciones que sobrevivió a los desafíos presupuestarios. En ese momento, se esperaba que el primer vuelo del programa tuviera lugar en 1979; en realidad se produjo en 1981.

Nixon creía que el programa Apolo era simplemente demasiado caro para continuar durante el resto del año. La última misión del Apolo 17, a la luna en diciembre de 1972. Declaró que “esta podría ser la última vez en este siglo que el hombre caminará sobre la luna”. Como así lo fue. La opinión pública estadounidense posteriormente no estuvo interesada en continuar con un programa espacial tipo Apolo.

LUCHA CONTRA EL CANCER Y DROGAS

En su discurso sobre el Estado de la Unión en enero de 1971, Nixon realizó una solicitud especial de 100 millones de dólares adicionales para lanzar una campaña intensiva para encontrar una cura para el cáncer, y también de fondos adicionales más adelante, si fuera necesario, que se pudieran utilizar de manera efectiva: “Ha llegado el momento en que en Estados Unidos el mismo tipo de esfuerzo concentrado que dividió el átomo y llevó al hombre a la luna debería dedicarse a conquistar esta terrible enfermedad”. “Hagamos un compromiso nacional total para alcanzar este objetivo”.

El 23 de diciembre de 1971, promulgó la Ley Nacional contra el Cáncer, lo que se conoció por “Guerra contra el cáncer”. Al promulgarla se esperaba que esta medida fuera la legislación histórica adoptada por su administración. Se confiaba en que el cáncer sería derrotado en cinco años.

El 17 de junio de 1971, Nixon categorizó el abuso de drogas como una emergencia nacional señalándolo como el “enemigo público número uno”. Se dió inicio formal a la denominada: Guerra contra las drogas, constituyéndose en un paradigma del gobierno. Pidió una "ofensiva nacional" para combatir la adicción entre los jóvenes estadounidenses, con especial énfasis en los veteranos que regresan de Vietnam adictos a la heroína. La Administración estuvo redactando legislación que reunirá en una sola organización los elementos de prevención, tratamiento y rehabilitación del control de drogas




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