Equipo de Redacción
La jornada electoral estuvo marcada en esta ocasión por los manejos de nueva “guerra cibernética” que combina lo mediático y cognitivo por encima del debate de ideas y propuestas consustanciales a las elecciones presidenciales. Ahora la campaña electoral estuvo centrada en las redes sociales, no en los mítines, movilizaciones y debates del pasado, sino en buena medida, en el uso impune de la postverdad y la desinformación.
LAS ACTAS
La tardanza en ofrecer los primeros resultados la noche del domingo 28 de julio, fue explicada por el presidente del ente electoral por el “hackeo” de la plataforma tecnológica del organismo, mientras que los equipos del comando de González, pudieron acceder a las actas oficiales y dar a conocer resultados que revelarían una clara tendencia a su favor, lo cual convalidaba su denuncia de “fraude” durante la campaña. Si bien las oposiciones han denunciado maniobras y ventajismo fraudulento en las consultas anteriores de 2004, 2006, 2012, 2013 y 2028; en esta ocasión se haría con elementos probatorios, lo cual le confería credibilidad por primera vez en un cuadro de severa pugnacidad en las calles.
LA VIOLENCIA
Si las protestas llamadas “guarimbas” en 2014, 2017 y 2O19 se registraron en las principales ciudades convocadas por los partidos opositores y encabezadas por sus líderes; desde el lunes 29 de julio en el país se han multiplicado los ataques de grupos sin mensajes políticos y en operaciones típicamente “terroristas” propias de las bandas o “trenes” de la delincuencia criminal que operan en zonas de Petare, Cota Mil o Tejerías y que protagonizan enfrentamientos con técnicas militares con los cuerpos de seguridad. El vacío postelectoral, seguramente estimuló sus operaciones, salvo que como han dicho voceros oficialistas, respondan a la estrategia del sector opositor.
GUAIDÓ 2
Si bien Maduro ha recurrido a un recurso de amparo del Tribunal Supremo de Justicia con presencia de los candidatos presidenciales en tema de la Actas del CNE, la situación tiende a complicar a la crisis nacional, con el desconocimiento de Maduro por Estados Unidos, la UE y los países del extinto “Grupo de Lima” y la declaración de Edmundo González Urrutia como Presidente de la República en este caso con el aval de los votos, en una nueva versión del gobierno paralelo de Juan Guiadó 2019-2022. Habría que preguntarse cuál fue el resultado de lo que consistió una costosa aventura diplomática y si ahora con Venezuela, inserta en el nuevo juega geopolítico, se espera un desenlace distinto.
REACCIÓN INTERNACIONAL
Leopoldo PuchiEl evento electoral se realizó en el marco de un amplio interés geopolíticoEn el ámbito global de las elecciones presidenciales, la reacción inicial de los gobiernos suele ser un gesto de reconocimiento al nuevo presidente electo, independientemente de los problemas o denuncias que puedan haber surgido durante el proceso electoral. Esta dinámica se ha repetido en diversas ocasiones, incluso en contextos de fuertes disputas por supuestos fraudes que han generado enfrentamientos violentos, tal como sucedió en las últimas votaciones presidenciales de Estados Unidos y Brasil.
En el caso específico de Brasil, el presidente electo recibió de inmediato elogios desde los centros de poder en Europa hasta las capitales en Washington y Beijing. A pesar de las denuncias de fraude planteadas por Jair Bolsonaro, numerosos países, incluyendo Venezuela, reconocieron rápidamente la legitimidad del nuevo presidente, aunque posteriormente prosiguiera el procesamiento de las denuncias. Esto subraya una tendencia general a priorizar la estabilidad sobre las polémicas internas de cada país.
VENEZUELA
En el caso venezolano, las reacciones internacionales han tomado un camino diferente. María Corina Machado, la versión venezolana de Bolsonaro en términos ideológicos y políticos, también ha denunciado fraude. Sin embargo, la respuesta internacional no ha sido uniforme, lo que pone de manifiesto las profundas divisiones y la complejidad de matices que caracterizan la política internacional. Este espacio se rige por múltiples intereses y percepciones que se expresan en sesgos distintos para cada ocasión. Así, la vara de medición varía según el caso y las reglas pocas veces se aplican de igual manera.
DISPUTA
Desde hace más de veinte años, las elecciones en Venezuela han sido objeto de controversia internacional debido a las sucesivas denuncias de fraude realizadas desde las organizaciones de oposición. Hoy, estas tensiones han alcanzado un punto culminante en un contexto mundial marcado por conflictos en Europa y el Medio Oriente. En este entorno, las disputas en Venezuela son algo más que un problema de funcionamiento del sistema democrático y reflejan las divisiones geopolíticas del mundo moderno.
TRES POSICIONES
La cuestión de quién controla Venezuela y cómo se maneja su democracia tiene implicaciones que van mucho más allá de sus fronteras, lo que incluye la política energética global, las alianzas internacionales y la cuestión de la soberanía y la intervención extranjera.
En este panorama, han surgido tres posiciones internacionales: 1) los países que saludan la elección y aceptan los resultados; 2) los países que desconocen los resultados emitidos y denuncian fraude; 3) los países que no han dado reconocimiento inmediato, pero sin llegar a una ruptura.
POSICIÓN 1
Por un lado, tenemos a aquellos que han saludado el proceso electoral y aceptan los resultados emitidos. Este grupo incluye a países como China, Rusia, Irán, Bolivia, Cuba, Nicaragua, que sostienen que las denuncias de fraude son intentos de desestabilización. También se encuentra México, que ha respaldado el proceso y ha criticado la injerencia extranjera, aunque ha considerado conveniente la publicación de los resultados.
POSICIÓN 2
En una posición muy diferente, encontramos a los países que han denunciado fraude en términos de una ruptura con Venezuela y han adoptado un enfoque similar al denominado “Grupo de Lima”, creado en 2017 durante la era Trump con el fin de impulsar el derrocamiento del gobierno venezolano. Esta posición ha sido asumida por Argentina, Perú, Panamá, Chile, Uruguay, Costa Rica y República Dominicana.
POSICIÓN 3
La Casa Blanca, junto con los gobiernos de Brasil y Colombia, considerados aliados en la situación venezolana, han optado, con sus propios matices, por no reconocer de inmediato el proceso electoral. Sin embargo, han dejado las puertas abiertas para una verificación de los resultados.
Washington buscaba inicialmente una posición que permitiera mantener o mejorar el actual esquema de relaciones con Venezuela, dadas las exigencias de suministros petroleros. Sin embargo, las presiones políticas internas, impulsadas por la competencia electoral entre Donald Trump y la vicepresidenta Kamala Harris, forzaron un giro. El Departamento de Estado emitió una declaración que reconoce a Edmundo González como el ganador, pero sin llegar a proclamarlo “presidente electo”. Esta redacción deja un margen de maniobra que podría evitar una radicalización de la posición estadounidense y permitiría que el juego diplomático continúe.
ACUERDOS
La controversia electoral en Venezuela es un microcosmos de las luchas más amplias que se dan en nuestro tiempo. También una batalla por el futuro del país, que requiere mecanismos de acuerdos internos entre los actores actualmente en confrontación en la búsqueda de soluciones convenientes para todos.
MUSK Y MADURO
SUBEN AL RING
Ryan Mac y Simon RomeroLuego de recibir ofensas y críticas del multimillonario, el presidente de Venezuela lo ha desafiado a una pelea mano a mano. Musk aceptó el reto y dijo que Maduro debe retirarse de la presidencia si pierde.
En los últimos cuatro días, Elon Musk ha hablado más de 50 veces sobre el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y los comentarios no han sido nada halagadores.
“Vergüenza debería darle al dictador Maduro”,
escribió Musk en X el domingo, cuando se conocieron los
resultados de las elecciones presidenciales en Venezuela, que han recibido las críticas de ser tremendamente irregulares. A la mañana siguiente, Musk
publicó que había habido “un gran fraude electoral por parte de Maduro”. Desde entonces, el hombre más rico del mundo también ha comparado a Maduro con un burro y ha sugerido que estaría abierto a luchar contra el líder autocrático en combate cuerpo a cuerpo.
Musk, de 53 años y presidente ejecutivo de Tesla y SpaceX, ha criticado a menudo a jefes de Estado, incluido
al presidente Joe Biden, en X. Pero los ataques contra Maduro, quien es uno de los símbolos prominentes de la izquierda en América Latina, destacaron por su volumen y agresividad repentinos.
Formaban parte de un patrón de Musk de denunciar los ideales políticos de izquierda y el socialismo. En Venezuela, ha dicho, ve un Estado fallido con una economía colapsada que él achaca a la corrupción de los políticos de izquierda. En algunos de sus mensajes, Musk, quien
ha expresado que apoya al expresidente Donald Trump en las elecciones presidenciales de EE. UU., sugiere que el país podría llegar a parecerse a Venezuela si los votantes apoyan al Partido Demócrata en noviembre.
De hecho, Musk está utilizando esa tormenta sobre las elecciones de Venezuela para reforzar su visión del mundo de que las fuerzas socialistas y de izquierda están degradando la sociedad global, dijo Eugenia Mitchelstein, profesora asociada de la Universidad de San Andrés en Buenos Aires. Parece que Musk solo había publicado una vez sobre la política venezolana antes del domingo, dijo, y está utilizando los cuestionamientos sobre las elecciones del país para “ganar puntos políticos muy fáciles”.
“Es el caso perfecto para que él esté en el lado correcto y exprese lealtades tanto al Estado de derecho como a la política de derecha”, dijo Mitchelstein.
Musk no respondió a una solicitud de comentarios.
En una conferencia de prensa el miércoles, Maduro respondió a los comentarios de Musk calificando al multimillonario de la tecnología de “criminal”. También acusó a Musk de financiar a los manifestantes en Venezuela.
“El que se mete conmigo se seca”, añadió Maduro.
Musk ya se había involucrado en la política latinoamericana a través de X, empresa de la que es propietario y que ha utilizado para
influir en la política mundial. Musk, quien tiene más de 192 millones de seguidores en X, ha hablado de Jair Bolsonaro, el expresidente de Brasil, y Javier Milei, el presidente de Argentina, en la plataforma. Los gobiernos de ambos, que son conservadores, han ofrecido ventajas comerciales a Tesla y SpaceX.
Musk ha sido menos amable con los líderes latinoamericanos de izquierda. En 2020, insinuó que Estados Unidos podría derrocar al partido socialista que había sido electo en Bolivia, un país con vastas fuentes de litio, que es un componente crucial en las baterías de los coches de Tesla.
”¡Daremos un golpe de Estado a quien queramos!”,
publicó Musk en aquel momento. “Acéptenlo”.
Musk tiene poco que perder económicamente al criticar a Maduro, quien asumió el poder en 2013 y ha profundizado el control estatal sobre la economía de Venezuela. Tesla no tiene operaciones de fabricación ni establecimientos en el país, aunque un puñado de vehículos eléctricos de la compañía han sido vistos en las calles de Caracas.
Starlink, el servicio de internet por satélite de SpaceX, tampoco está disponible oficialmente en Venezuela. Y aunque X se utiliza desde hace tiempo en Venezuela, incluso por Maduro, tiene pocos anunciantes que generen ingresos para la plataforma.
La cuenta de Maduro en X, que tiene 4,8 millones de seguidores, no dispone de una marca de verificación gris, que normalmente se reserva para identificar las entidades gubernamentales y los políticos. Tiene una marca azul, que se puede obtener mediante el pago de una cuota de suscripción a X.
Desde las elecciones de Venezuela, Musk ha arremetido contra Maduro, quien ha declarado su victoria electoral. Además de acusar a Maduro de fraude electoral, Musk ha dicho que un burro sabe más que el presidente venezolano y ha compartido videos de aparentes protestas y mítines del partido de la oposición del país. Musk también criticó el manejo de Maduro de la industria petrolera, y señaló que tomaría “varios años reconstruir la producción de petróleo de Venezuela.“
“Maduro no es un buen tipo”,
escribió Musk el martes. “Venezuela se merece algo mucho mejor”.
Musk podría resultar un contraste útil para Maduro en la medida en que el líder venezolano busca desviar la atención de las denuncias de sus oponentes de fraude electoral. El predecesor inmediato de Maduro, Hugo Chávez, utilizó este tipo de tácticas, atacando a los enviados diplomáticos de EE. UU. y funcionarios del gobierno para azuzar a su base de seguidores. Maduro ha desafiado públicamente a Musk a una pelea, llamándolo su “archienemigo”.
“¿Quieres pelea? Vamos a darle, Elon Musk”, dijo Maduro en la televisión nacional el martes. “Como decimos en Caracas, en los barrios: si tú quieres, yo quiero”.
Musk, quien dijo en el pasado que participaría en un combate físico contra el presidente
Vladimir Putin de Rusia y
Mark Zuckerberg, el director ejecutivo de Meta, respondió el miércoles en X. (No ha cumplido con la celebración de las peleas).
“Acepto”,
dijo Musk. Si Maduro pierde, añadió, el “
dictador” tendrá que renunciar.
The New York Times