La violencia política se destacó en la tercera presidencia como la división del movimiento peronista mientras Perón se presentaba por conciliador
HACE 50 AÑOS: FALLECIÓ EL GENERAL PERÓN
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Luis Ernesto Fidhel González

Perón formo parte de una logia militar conocido como el Grupo de Oficiales Unidos, insatisfechos con la situación social y política de Argentina, con el argumento que la mayor parte de la riqueza estaba en manos de una minoría: terratenientes, grandes industriales y ganaderos industriales. Al presidente Ramón Castillo (1942-1943) lo consideraban como el representante reconocido a quien lo derrotaron en junio de 1943, en la “Revolución de 1943”.

En el nuevo gobierno del general Pedro Pablo Ramírez (1943-1944); Perón se desempeñó como subsecretario de Guerra (1944- 1945) luego, sin renunciar a ese cargo, se hizo del Departamento Nacional del Trabajo, una agencia que podría considerarse decorativa, y la convirtió en la Secretaría de Bienestar y Trabajo – Secretaria del Trabajo y Prevención de la Nación Argentina- (1943-1945) ; siendo el comienzo de su ascenso al poder proporcionándole la base de masas para desplazar del poder al general Ramírez. Para ese momento, se hizo sentir la acción de quien fuese su segunda esposa, Eva Duarte quien en sus programas de radio y apariciones personales ayudaron a crear una imagen de Perón como “un nuevo genio que se convertirá en un padre para nuestros pobres”.
 
Tras la renuncia al poder del general Ramírez y sustitución por el general Edelmiro Farrel (1944-1946); Juan Domingo Perón se desempeñaría como vicepresidente (1944-45).
 
ASPECTO LABORAL

La toma de poder por los militares cuyos gobiernos Perón formó parte desde 1943, trajo muchos de los símbolos del fascismo al hemisferio occidental en un momento en que los regímenes fascistas estaban siendo destrozados en Europa. Perón vió el apogeo de Mussolini en 1940, cuando era agregado militar argentino en Roma. Manifestó: “Haré lo que ha hecho Mussolini, pero sin sus errores”, en 1943. Impulsó la organización de las masas en sindicatos fuertes, que encabezó, y posteriormente utilizó su amenaza de un levantamiento para oficialmente tomar el poder; particularmente por lo acontecido el 17 de octubre de 1945, conocido como el “Día de la Dignidad”. Dentro de una visión fascista, el sindicato se estructuraba desde el Estado.

Para los beneficiarios de las políticas sociales impulsadas por Perón quienes en su mayoría era la masa de trabajadores durante su vicepresidencia y presidencia (1946- 1955) serían el grueso de sus militantes y seguidores del movimiento peronista. Construyó viviendas, aumentó los salarios, resolvió huelgas a favor de los trabajadores por decreto, hizo posibles las vacaciones pagadas, las bonificaciones, los campamentos de verano y las casas de reposo, humilló a los aristócratas con gran brío y reformó la Confederación General del Trabajo (CGT) para convertirla en un instrumento poderoso.
Tuvo un discurso y confrontó a la oligarquía fuertemente arraigada de los grandes terratenientes y sus aliados empresariales, industriales y eclesiásticos. También combatió las influencias extranjeras en los asuntos argentinos, en particular las de Estados Unidos y Gran Bretaña. Perón recordaba en 1969. que su vida militar había despertado su conciencia social: “No hay profesión en la que se pueda ver mejor la miseria del pueblo”.



EVA DUARTE

Un elemento del extraordinario control sobre los trabajadores argentinos fue el recuerdo de Eva Duarte de Perón, quien murió de cáncer a la edad de 33 años en 1952; se convirtió en la imagen luchadora y viva de las reformas sociales radicales durante los dos mandatos iniciales de Perón quien por lo común despachaba desde la oficina en la Subsecretaría de Bienestar y Trabajo. Todas estas acciones reivindicativas sociales, Perón las realizó con Duarte con una fuerte carga afectiva y teatralidad, quien para algunos también tuvo carga demagógica. El Congreso le otorgó el título de "Jefa Espiritual de la Nación", el 07 de mayo de 1952.

Duarte fue el enlace entre la clase trabajadora y Perón, durante sus dos primeros mandatos. Defensora firme del sufragio femenino, aprobado el 23 de septiembre de 1947, se promulgó la Ley 13.010. Además de permitir el derecho al voto; esta sanción también introdujo el empadronamiento femenino, que permitió a las mujeres obtener la Libreta Cívica, pues su única documentación previa era la partida de nacimiento. Alrededor de 3,5 millones de mujeres votaron por primera vez en elecciones presidenciales en Argentina el 11 de noviembre de 1951, de los 8.623.646 ciudadanos empadronados. Tras su aprobación organizó la rama femenina del Partido Peronista.

DEMAGOGO Y DICTADOR

Para sus oponentes, incluso para aquellos que reconocían que había reparado muchas injusticias, Perón fue un dictador que reprimió las libertades, y demagogo. Los críticos señalaban que los aumentos de los salarios fueron paralelos (y a veces superados) por aumentos en el costo de vida; los sindicatos perdieron su independencia; los opositores al régimen eran a menudo golpeados y encarcelados; y periódicos fueron cerrados o amordazados como el caso de La Prensa. La corrupción en la vida pública y el modo de vida de muchos funcionarios peronistas excedió ampliamente los altos niveles de los regímenes oligárquicos o habían ingresado a la oligarquía.

En el exilio en Madrid, cuando a Perón le preguntaron si había sido un dictador. “Considero que dictador es una palabra peyorativa”, dijo. “Puede haber un dictador elegido por el pueblo. Yo fui elegido en dos elecciones [presidenciales] con el 70 u 80 por ciento del voto popular”. Ante la acusación de demagogo, dijo: “¿Y cómo se llama a un político que cumple su palabra?”. Afirmando que sus principales programas sociales pusieron en marcha y que los resultados, como la vivienda pública, todavía eran evidentes.

EXILIO

Perón fue derrocado en septiembre de 1955 por la denominada Revolución Libertadora obligándolo a salir al exilio; quien encabezó y gobernó brevemente el General Eduardo Lonardi y luego, a partir del 13 de noviembre, el General Pedro Eugenio Aramburu (1955- 1958). El exilio abarcó estadas en Paraguay, Nicaragua, Venezuela, República Dominicana, Panamá, para finalmente radicarse en España a partir de 1960.
 
Desde el exilio y para evitar el agrietamiento se le plantea a Perón la dificultad de llevar adelante la conducción política del movimiento peronista, correspondiéndole como líder de éste mantener el vínculo político establecido entre el General y particularmente los trabajadores, a través de los postulados: conservar la unidad del Movimiento y su función como guía de éste.
 
Advertiría la inexistencia de políticos propios y ajenos capaces de llevar adelante la correcta dirección del movimiento peronista; entendiéndolas incompetentes para sostener a los sectores populares. Perón trató de trazar cursos de acción e implementar tácticas de conducción; sin embargo, se plantea la dificultad de cómo hacer llegar sus propuestas a la Argentina. El peronismo se mantenía proscrito y particularmente en el gobierno del general Aramburu por las practicas “desperonización” del estado y la política.

DELEGADOS
 
Creó un sistema de comunicación implementando “Delegados y Enviados”: hombres elegidos entre los dirigentes más leales y cercanos; quienes negociaron o confrontaron con los gobiernos de turno para permitir la vigencia del peronismo. Sus instrucciones se estimaron claras y precisas, que las transmitió de diferentes maneras, ajustadas a las circunstancias que se iban presentando: cartas, grabaciones, proyectos remitidos por correo; también por representantes radicados en otros países encargados de la entrega y transmisión de sus mensajes. Los delegados actuaron particularmente por contactos personales y abundante correspondencia; por otro lado, se contaba con los cuerpos directivos que permanecían en Argentina.

Destacaron entre estos: John William Cooke, siendo el primero de los delegados que representó formalmente a Perón particularmente entre octubre de 1955 hasta mayo de 1959, cuando realizó un viaje a Cuba para congraciarse con el recién inaugurado gobierno revolucionario. Organizó a una rudimentaria resistencia urbana sin orden particularmente en los barrios, con huelgas, sabotajes, bombas incendiarias de fabricación casera, a nivel nacional con el apoyo de Perón quien enviaba órdenes y directivas, con la finalidad de incrementar una oposición activa.

Otros serían: El mayor Bernardo Alberte, ex edecán de Perón, entre 1967-1969. Jerónimo Remorino amigo personal y ex canciller de Perón. Jorge Daniel Paladino, quien medió para el regreso de Perón a la Argentina frente al presidente el General Alejandro Lanusse y el ministro del interior Arturo Mor Roig; y finalmente Héctor Campora.

OPERACIÓN RETORNO

En 1964, ya exiliado en Madrid, en una reunión con dirigentes peronistas, si bien Perón prometía volver a la Argentina; el General ya no se mostraba como revolucionario; sino como un conciliador, que se quedaría sólo el tiempo suficiente en Argentina para ayudar a reintegrar pacíficamente a los peronistas a la corriente principal del país. Para la época se deslumbraba la diatriba entre los sindicatos de trabajadores metalúrgicos liderado por Augusto Timoteo Vandor y de trabajadores textiles Andrés Framini. Mientras el primero abogaba en el “peronismo sin Perón”, y auspiciaba la “negociación” y “legalismo”. Framini abogaba por la “revolución” y la “lucha abierta”.

Finalmente, en un comunicado fechado el 21 de agosto en Madrid, la dirigencia justicialista ratificaba la decisión “irrevocable” de Perón de regresar al país en el transcurso del año, “como factor determinante de la unidad y pacificación de todos los argentinos”. El gobierno de Arturo Illia se produjeron los rumores de que se estuvo considerando seriamente un acuerdo con Perón. El propio presidente Illia dió crédito a éstos al manifestar: “El regreso de Perón depende de Perón”.



En octubre, se conformaría la “Comisión Nacional Pro Retorno de Perón”, creada durante los actos del “17 de octubre” o “Día de la Dignidad” de 1964. El 02, de diciembre Perón intento regresar a Argentina, a través de Brasil para finalizar en Montevideo donde se instalaría para negociar desde allí con el gobierno de Illia, en la denominada “Operación Retorno”; llegando en un vuelo de Iberia al aeropuerto de Rio de Janeiro, sin embargo, se le comunicó que no podía seguir el viaje, accediendo el gobierno brasileño al pedido expreso del gobierno argentino.

Perón fue detenido y devuelto a España. Lo acompañaba una comitiva que incluía a los sindicalistas Augusto Vandor y Andrés Framini y la dirigente de la rama femenina Delia Parodi. Acusó al gobierno de Illia, a la dictadura brasileña del mariscal Humberto Castello Branco y al gobierno de los Estados Unidos de haber impedido su regreso.

PALADINO CONTRA CAMPORA

Jorge Paladino mantuvo un largo encuentro y conversación con Ricardo Balbín, líder de la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP). Posteriormente, conversó con Perón transmitiéndole las angustias de Baldin. Así nació la primera comunicación directa a pesar de años de diferencias. En noviembre de 1970 se creó “La Hora del Pueblo”, un marco de diálogo inter-partidario integrado por el Partido Justicialista, la UCR, el socialismo, los demócratas progresistas y otras fuerzas. Fue el preludio del histórico reencuentro con Balbín.

Paladino considerado de tendencia “dialoguista” con el gobierno; calificado por adversario por Montoneros y la Juventud Peronista (JP) mantenían que fue más delegado de Lanusse que de Perón; este último a finales de 1971, decidió endurecer su posición sobre Lanusse y necesitó un hombre que tuviera más acercamiento con la Juventud Peronista, siendo este Cámpora. En noviembre de 1971, Paladino renuncia y Perón asevero: "Ha extremado sus contactos con Lanusse y con Mor Roig, se tutea con el brigadier Rojas Silveyra (embajador en España) y tuvo demasiada intimidad con gorilas conocidos".

Paladino expreso a raíz de su relevo: “A mí me tocó un puesto de lucha y cumplí una misión. Ahora la lucha sigue. Nosotros creamos las condiciones para que el pueblo vuelva al poder; dimos una imagen de Justicialismo - Gobierno que es hoy la gran esperanza argentina”. Había expresado a Perón cuando se logró la restitución de los restos mortales de Eva Duarte y se obtuvo la fecha de elecciones que la misión encomendada estuvo cumplida, y debía dejar el cargo. Otra experiencia importante fue haber conocido a “hombres muy valiosos en todos los sectores”, con coincidencias profundas que recién estaban aflorando: “La Hora del Pueblo” fue un “paso vital” dada en ese sentido. El futuro de la Nación dependería de esas coincidencias. En tres años y medio en que estuvo al frente del movimiento peronista afirmaba que se había puesto al Justicialismo “en el umbral del poder”. Perón era el eje de la política nacional; el porvenir es peronista. Faltaba el retorno físico del Líder. Pero era una cuestión que debía decidir Perón personalmente.

El Campora no contó con el apoyo del sindicalismo, la expresión más fuerte del peronismo proscripto e histórico. Así generó como base de sustentación en la Juventud Peronista y en Montoneros. La Tendencia Revolucionaria comenzó a disputarle espacios de poder al peronismo sindical-histórico. En Mi testimonio, su libro de 1977, Lanusse definió a Paladino: "Un hombre inclinado al diálogo"; y a Cámpora como "punta de lanza del montonerismo y de la oposición más virulenta".



ELECCIONES PRESIDENCIALES SEPTIEMBRE-1973

La renuncia forzada del Dr. Héctor J. Cámpora en julio de 1973, quien fue elegido presidente en marzo de 1973, por la fórmula peronista; y designado personalmente por el general Perón, quien pensó entonces que podría operar como alguien por encima de la batalla de facciones en el peronismo. Campora cometió el error de mostrar simpatía por el ala izquierda del movimiento. Perón no parecía apoyar las acciones de Campora de liberar de manera desordenada a los guerrilleros presos de las cárceles y la ocupación de las oficinas públicas por estos; pues Perón buscaba el orden, no podía tolerar eso. Los sectores que en 1955 lo derrocaron, en parte serían los que van a hacer que regrese a la Argentina. Hubo un beneplácito general por la vuelta de Perón.

El 4 de agosto de 1973 el Congreso Nacional Justicialista proclamó por aclamación la formula Perón- Perón. (Juan Domingo Perón- Isabel Martínez, aunque su nombre real fue María Estela). Perón parecía no estar de acuerdo con la fórmula: “Señores, al nepotismo se lo combate hasta en el África”. También parece haber sorprendido a Perón: “¿Qué les puedo decir yo, si estas noticias me las acaban de dar ustedes?”. La candidatura vicepresidencial de Isabel aparentemente había sido promovida por su secretario privado José López Raga.

Perón en septiembre de 1973, ganó las elecciones calificadas por plebiscitarias, asumiendo la presidencia en octubre e instaló como vicepresidenta a su tercera esposa, María Estela Martínez de Perón. La fórmula tuvo prácticamente asegurada la presidencia por tercera ocasión. Contaba con la nostalgia y simpatía mayoritaria de las masas. Obtuvo más del 60% de los votos. La Unión Cívica Radical (UCR) postuló la formula Ricardo Balbín- Fernando de la Rúa. El peronismo obtuvo una victoria más contundente de 7.359.139 votos sobre 2.905.719 de la Unión Cívica Radical (UCR) que la anterior de marzo de 1973, bajo la fórmula Héctor Campora- Vicente Solano Lima.

Perón aseveraría “Nosotros no hicimos campaña”. En realidad, la señora – refiriéndose a Isabel Martínez- realizó una gira para tomar el pulso y ver cómo anda. “La cosa anda tan bien que no tenemos que hacer ninguna campaña. ¿Qué necesidad hay?”. La propaganda tiene que tener medida. Cuando la excede comienza a ser contraproducente. Esto no quería decir que la formula Perón-Perón no había embadurnado las paredes, puentes y muros de la ciudad de Buenos Aires, pero de ninguna manera se observan, los excesos de la propaganda política venezolana, afirmaría - en referencia a las elecciones presidenciales del año 1973, en Venezuela-.

Señaló la necesidad de lograr una coincidencia alrededor de puntos mínimos, que se sintetizó en la pacificación, la normalización institucional y la reconstrucción nacional. Consideraba que en los países modernos las divisiones partidarias ya no tenían sentido, como en el caso de las naciones de Europa occidental, que lograron sobrevivir y renacer gracias a las coincidencias de sus fuerzas políticas. Recalcaba que el fracaso de la tentativa conciliadora traería aparejada la “sombría perspectiva” de los enfrentamientos, y terminó exhortando a los partidos a que hicieran el esfuerzo de reunirse alrededor de un programa común, al margen de los apetitos sectarios.

VIOLENCIA POLÍTICA

Algunas de las dificultades del general Perón después de su regreso a la Argentina después de 18 años de exilio, tuvo que ver con el hecho de que durante este período grupos descontentos, desde la derecha fascista hasta la izquierda marxista, se habían reunido bajo la bandera justicialista. No pudo satisfacerlos a todos y su postura moderada provocó constantemente a grupos juveniles de izquierda, a los que había atacado duramente posteriormente.

La violencia política desatada a partir de su tercera presidencia se interpretaba como el resultado de la incapacidad de Perón para controlar su movimiento, más que una respuesta a sus órdenes directas. Su estilo consistía en dividir a la oposición y buscar alianzas de conveniencia, incluso con las fuerzas armadas, que accedían a arreglar sus diferencias con Perón porque temían las amenazas de la izquierda.

En una nota del Financial Times interpretaba que el retorno del general Perón puede esperarse que sea una fuerza unificadora. Por esta razón muchos no peronistas estaban satisfechos de contar con un hombre fuerte en el poder. Parecía probable que en el plano interior seguiría una política prudente dando prioridad a los intereses del mundo de los negocios y a la reconstrucción nacional, antes que “los jóvenes idealistas”; pudiéndose promoverse la lealtad a estos últimos a través de una política exterior radical, oponiéndose a la voluntad de los Estados Unidos y Brasil en América del Sur, haciendo de la Argentina un miembro prominente en el bloque de los No Alineados y reforzando sus relaciones con países como Cuba, China y Rumania.

Se interpreta que el peronismo desde el gobierno, entendieron inicialmente realizar una alianza con los sectores conservadores a manera necesaria pero limitada en la fase inicial. Lo contrario sucedió con la izquierda, si bien había recibido satisfacciones emocionales y simbólicas explicables por la irrupción de las masas durante el ascenso y gobierno de Héctor Campora, se consideraban superficiales. Después habían venido las tentativas de conciliación con fuerzas conservadoras, promesas de buena conducta ante los jefes militares, el favor de Perón hacia un gabinete sin izquierda, la designación de las autoridades del movimiento desprovistas de propósitos revolucionarios.

REESTRUCTURACIÓN

El Consejo Superior del Movimiento Justicialista fue reestructurado en detrimento de la izquierda, particularmente de la Juventud Peronista. Interpretándose la táctica de Perón, que a cada manifestación de iniciativa y de combatividad, por sectores radicales, se responde con la reafirmación de su poder personal. Se señalaban como purgas progresivas que realizaba el líder que se había jactado en ser experto de conducirse en el poder. La izquierda como su capacidad de respuesta cedería en nombre de la unidad del movimiento, por más que se presenten protestas o acciones prácticas de inconformidad. A nivel ministerial se había producido de la defenestración de dirigentes que creyeron oportuno impulsar medidas contra la herencia derechista.

El caso del ministro del Interior durante la presidencia de Héctor Campora, Esteban Righi quien fuese atacado por sectores del aparato estatal que supuestamente debía conducir, fue sustituido por Benito Llambí, militar y diplomático, quien se le atribuía nexos con sectores conservadores, bastante conocidos en el movimiento peronista. Se designaba a Alberto Viagnés quien se desempeñó como ministro de relaciones exteriores de los gobiernos de Raúl Lastrini (1973) y Juan Domingo Perón (1973-1975); en su gestión se opuso enérgicamente a la apertura a los países comunistas iniciado el ex presidente Héctor Campora a través de su canciller Juan Carlos Puig. Igualmente sucedió con el sub-secretario de relaciones exteriores del gobierno de Campora, Jorge Alberto Vázquez Agodino, a quien se le tenía como una tácita representación de las tendencias peronistas revolucionarias, particularmente Montoneros.

Perón había preferido en la esfera de la política exterior, las bondades de la moderación, aunque para el momento todavía no podía decirse que estuvo dispuesto a abandonar los objetivos que había proclamado, consistentes en impulsar definiciones de avanzada.

TENSIÓN

Tras el triunfo electoral de Perón en septiembre, Montoneros dejaría de denominarse Fuerzas Armadas Revolucionarias y se fusionaría con las Fuerzas Armadas Revolucionarias Argentinas el 12 de octubre de 1973; día de la asunción al poder. El objetivo expresado fue contribuir al proceso de reorganización y democratización del Movimiento Peronista para lograr la “participación orgánica” de la clase trabajadora para hacer efectivo los objetivos de Liberación Nacional y Justicia Social hacia la construcción del Socialismo Nacional y Unidad Latinoamericana, no siendo claro la renuncia al aparato armado y violencia revolucionaria.

Los contínuos enfrentamientos en las filas peronistas se volvieron tensas con las medidas adoptadas por Perón, dirigidas a combatir las organizaciones catalogadas por revolucionarias que persistían en el empleo de la violencia. Tales medidas fueron percibidas por los peronistas de izquierda dentro del clima de compromiso que signaba los pasos de Perón y también podrían afectar los intereses en la radicalización del proceso independientemente que se acudía o no la práctica guerrillera. Además, chocaban con “el espíritu político” de los días iniciales del segundo mandato de Perón, cuando la euforia de la izquierda y la presencia espectacular de un auge revolucionario posibilitaban cálculos distintos a lo que acontecía.

La Juventud Peronista, cuyos 200.000, miembros eran la base del ala izquierdista, insistirían en que Perón era revolucionario. El dirigente de la Juventud Peronista Regionales Juan Carlos Añón aseveró: “Hay que considerar a Perón a través del tiempo, ignorando todos esos cambios tácticos. El general está formando una alianza política que es solo una etapa en el camino del socialismo nacional”. Los peronistas de izquierda se sintieron atraídos por el peronismo debido a la impotencia de los movimientos marxistas en la Argentina y a la lealtad de Perón a la clase trabajadora destacando la retórica laboralista y ciertos cambios radicales realizados a favor de la clase trabajadora en su primer gobierno 1946-1955.

Se asevera que Perón usó a los jóvenes extremistas como punta de lanza contra el gobierno militar y como contrapeso a los dirigentes conservadores de los sindicatos, que en los años de exilio amenazaban con liberarse del control peronista; bajo la tesis de “peronismo sin Perón”. Cuando los dirigentes Augusto Vandor y José Alonso mostraron acercamientos al gobierno militar, fueron asesinados por jóvenes peronistas, aunque no culpo a Perón por estas muertes, si fueron atribuidas a la guerrilla peronista.

La Juventud Peronista critica duramente el hecho de que Perón se vea rodeado cada vez por simpatizantes conservadores incluyendo líderes laboralistas. La Juventud Peronista acusó a José López Rega secretario personal de Perón de aislarlo de sus simpatizantes juveniles. Dardo Manuel Cabo periodista, político y guerrillero argentino, peronista, que dirigió la revista El Descamisado aseveraba: “Un peronista no es una persona que está muy cerca de Perón físicamente; un verdadero peronista es alguien como Perón, está muy cerca de las masas”.

El 24 de enero de 1974, la Cámara de Diputados se reunió con el objeto de aprobar o rechazar un proyecto de reformas del Código Penal contemplando penas aún más graves que las establecidas por la Revolución Argentina.

RUPTURA
 
El año 1974 se inició con acontecimientos que tendrían importantes repercusiones. En un clima de exacerbación de la violencia política cotidiana, el 19 de enero el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) - brazo armado del trotskista Partido Revolucionario de los Trabajadores- atacó la guarnición militar de Azul en la provincia de Buenos Aires; endureciendo las tendencias represivas del gobierno hacia la izquierda en general y hacia el peronismo revolucionario en particular.

El 1° de mayo, en la Plaza de Mayo de Buenos Aires fue escenario de la ruptura definitiva entre Perón y los Montoneros, la organización política armada que había alentado cuando se encontraba en el exilio en Madrid. Los Montoneros ya no eran la “juventud maravillosa” del general. Se habían convertido en “infiltrados que trabajan adentro y que, traidoramente, son más peligrosos que los que trabajan desde afuera”, expresó el líder. Los gremios sindicales gritaron consignas: “¡Ni yanquis ni marxistas, peronistas!” y ¡Perón, Evita, la patria peronista!”. Perón reivindicaría a la clase trabajadora argentina, como columna vertebral del movimiento llevaría adelante los estandartes de la lucha. Las organizaciones sindicales se han mantenido inconmovibles, y “hoy resulta que algunos imberbes pretenden tener más méritos que los que lucharon durante veinte años” refiriéndose a Montoneros.

ÚLTIMO DISCURSO

Perón antes de su último discurso público del 12 de junio en el balcón de la Casa Rosada, había amenazado con renunciar a la presidencia por cadena nacional, ante la complicación de la situación económica. “Si llegó a percibir el menor indicio que haga inútil ese sacrificio, no titubearé un instante de dejar este lugar a quienes lo puedan llenar con mejores probabilidades”.

Expresaría su malestar por la falta de compromiso de los actores que habían suscrito el Acta de Compromiso Nacional para la Reconstrucción, la Liberación Nacional y la Justicia Social” conocido por “Pacto Social” suscrito en junio 1973, siendo la clave para desarrollar su gestión: la dirigencia de la CGT y la Confederación General de Economía. Muchos interpretaban esta circunstancia como la necesidad de reafirmar su mandato cuando observaba que había un incremento desmedido de los precios y una actitud pasiva de los gremios sintiendo que lo traicionaban; como también el preludio a una decisión de envergadura, muy probablemente en el camino de hacer más profundo el viraje a la derecha.

Cobraba preeminencia el Ministro de Economía José Gelbard como también lo fue de Campora y Lastrini, irónicamente era un empresario y en otrora militante comunista, quien diseñó los rumbos de apertura internacional capaces de oxigenar la producción nacional. El diario La Nación destacó “la benevolencia comunista” frente al gobierno; postura que contrastaba respecto a la mayoría de la izquierda.



FALLECIMIENTO DE PERÓN

El 1° de julio de 1974, fallece Juan Domingo Perón en la Quinta presidencial Los Olivos por una afección coronaria. Anteriormente el 29 de junio, en cama y desmejorado, firmó el decreto que establecería la baja del embajador en México, el ex presidente Héctor Cámpora sin agradecerle los servicios prestados, como fue su estilo; siendo su último decreto el traspaso del mando “temporario” (decía el texto, sabiendo que no sería cierto) a la vicepresidenta María Estela Martínez de Perón.

Aunque la lucha política pareció detenerse temporalmente, la controversia rodea a los colaboradores más cercanos del general Perón, quienes no cuentan con un fuerte apoyo popular propio y enfrentan una amarga oposición por parte del ala juvenil izquierda del movimiento peronista. En un aparente intento de fortalecer su posición como el más importante de los colaboradores del general Perón, José López Rega, el derechista Ministro de Bienestar Social, quien fue secretario personal del fallecido Presidente, pidió unidad nacional en un discurso trasmitido por la ocasión.

López Rega, manejó prácticamente todos los asuntos públicos y privados de Perón y su esposa. Trató de establecer vínculos con líderes sindicales conservadores y mantener su distancia con su principal rival en el gabinete, el ministro de Finanzas, José Gelbard, quien también está alineado con los conservadores del movimiento peronista.

En un mensaje publicado en los periódicos el líder de los Montoneros, Mario Firmenich, advirtió que el "vacío político dejado por la ausencia del general Perón puede ser llenado por aventureros y personas sin escrúpulos que ya están haciendo planes para tomar el poder".
 

 
ISABEL PERÓN

Tras la violencia que se generó a partir del fallecimiento de Perón, la presidenta María Estela Martínez aseguraba que su gobierno no se encontraba “inerme, ni inerte” y “de manera alguna seremos débiles para aplicar la ley con todo rigor”. El Congreso debió aprobar una Ley antisubversiva especial que intentara poner freno a la virtual guerra civil, declaradas entre las dos facciones extremistas; el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y la Acción Anticomunista Argentina (AAA). La nueva ley fue aprobada en ambas Cámaras por la mayoría peronistas, la oposición radical manifestó su temor de que se atente contra la libertad de prensa y el derecho a huelga. La ley aumentaba las figuras penales, creaba nuevas sanciones e instituía nuevos delitos. El propósito de la Ley fue “luchar frontalmente contra la guerrilla y la subversión” teniendo como expresa finalidad “reprimir toda clase de adoctrinamiento, propagación o difusión de las actividades subversivas”.

Fueron asesinados durante este período el General Carlos Pratts y su esposa, Silvio Frondizi – hermano del ex presidente Arturo Frondizi-. En Córdoba recibió sepultura el teniente coronel Jorge Oscar Grassi, y se trasladaron a Buenos Aires desde Rosario los restos del teniente Luis Roberto Brzic. En el funeral de Grassi, el jefe del Ejército Leonardo Enrique Anaya, reafirmó la determinación de las fuerzas armadas de apoyar la definitiva institucionalización del país y advertía a “estos grupos de inadaptados” que el ejército estaba preparado para caer sobre ellos con todos sus medios, cuando el pueblo así lo reclame, a través de sus legítimos representantes”.

RESTOS DE PERÓN

El cuerpo del general Perón estuvo en una cripta especial dentro de los terrenos de la residencia presidencial Los Olivos desde su muerte. Su ataúd estuvo durante un tiempo junto al de su segunda esposa, Eva Duarte de Perón, fallecida de leucemia en 1952, cuyo cuerpo fue traído a la Argentina desde la residencia de Perón en Madrid en noviembre de 1974, en el gobierno de Isabel Perón. La idea fue crear un gran mausoleo -el Altar de la Patria- para albergar los restos de ambos y el de otros próceres nacionales, pero ese proyecto también quedó truncado. En octubre, los militares retiraron su cuerpo y lo colocaron en un mausoleo familiar en el cementerio de La Recoleta de Buenos Aires.

El presidente Jorge Rafael Videla, líder de la junta que gobernó Argentina desde que depuso a la presidenta Isabel Martínez, en marzo de 1976, residió en una base militar local en lugar de la residencia presidencial Los Olivos; habiendo evitado la casa presidencial por la presencia de los dos cadáveres. Posteriormente el cuerpo de Juan Domingo Perón fue trasladado al cementerio de Chacarita. En junio de 1987, la tumba de Juan Domingo Perón fue profanada robándole las manos y otros objetos personales. Actualmente su cuerpo se encuentra desde el 2006, en La Quinta de San Vicente, como es conocida popularmente oficialmente Museo Histórico "17 de octubre", siendo una de las residencias que adquirió en 1943, antes de alcanzar la presidencia.


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