El clima electoral estadounidense luce marcado por el inesperado resultado este año del histórico debate de los aspirantes presidenciales.
BIDEN Y TRUMP HACIA EL 5-N
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Equipo de Redacción

En cuatro años la situación electoral de Estados Unidos parece no haber cambiado. La próxima elección presidencial del 5 de noviembre gira nuevamente en torno a dos nombres: Joe Biden ahora Presidente y en 2020 candidato y Donald Trump entonces en la Casa Blanca y ahora aspirante. Mientras tanto el país enfrenta un escenario interno de agravamiento de la violencia: migraciones, auge de las pandillas, brotes de xenofobia, y el cuadro internacional más complejo de la postguerra: conflictos de Ucrania, Gaza, Medio Oriente que lo involucran militarmente y una reconfiguración geopolítica que amenaza incluso su liderazgo mundial.

LOS JUICIOS

El primer debate de CNN con los candidatos se llevó a cabo en Atlanta el jueves 27 de junio y enfrentaba a un exmandatario con decenas de juicios incluso con sentencias por delitos comunes encima, además de su confesa responsabilidad en el asalto al Congreso Nacional el 6 de enero de 2021, considerado como un grave atentado al principal símbolo de la democracia norteamericana; y por otra parte a un gobernante que no oculta los riesgo de su salud para asumir un nuevo mandato. De esta manera, más que en la confrontación de proyectos e ideas, el debate se esperaba, tal como ocurrió, en un torneo de acusaciones y descalificaciones personales.
 
“METI LA PATA”
 
A pesar de haber ensayado durante una  semana con sus asesores la presentación y los temas a ser debatidos, Biden no pudo evitar en escena olvidos y confusiones en sus repuestas ante millones de compatriotas y frente a su viejo y principal rival. Tanto que en una entrevista con dos estaciones de radio respondió a las críticas por su desempeño en el debate, diciendo que tuvo “una mala noche; cometí un error y metí la pata”. Sin embargo, añadió: “vamos a ganar las elecciones, vamos a vencer a Donald Trump como lo hicimos en 2020”.

LA CANDIDATURA

La “metida de pata” de Biden en el debate ha provocado una crisis interna en el Partido Demócrata, con numerosas voces cuestionando su salud y capacidad para obtener la victoria y comandar la Casa Blanca por otros cuatro años. Incluso, se ha planteado la conveniencia de ser sustituido por la Vicepresidenta Kamala Harris, si bien la dirección del partido ha ratificado su postulación.

ANTE LA JUSTICIA
 
Hasta hace cuatro meses, ningún expresidente estadounidense se había sentado en el banquillo de los acusados en dos siglos y medio de la historia del país. Charlie Neibergall de la agencia AP escribe: “Desde abril, Donald Trump ha roto ese honroso récord al haber quedado imputado cuatro veces -una por mes- todas ellas en casos relacionados con su presidencia y que abarcan desde la falsificación contable hasta la violación de la ley de espionaje”. Esta semana se conoció al respecto un fallo de la Corte Suprema que le concede inmunidad parcial frente a los procesos judiciales. Trump celebró en las redes sociales: “Gran victoria para nuestra Constitución y democracia”, mientras que Biden lo calificó como “un precedente peligroso que socava el Estado de Derecho”.


 
ENCUESTAS
 
A medida que se acerca la fecha de las elecciones del 5 de noviembre y con el resultado de los debates de los candidatos cobran mayor fuerza los sondeos de opinión. Hasta ahora Trump mantenía en promedio dos puntos de ventaja sobre Biden, pero la última muestra de las encuestas de New York Times y Wall Street Journal por ejemplo, coinciden en una ventaja de seis puntos para el candidato republicano.




DEBATE DEBACLE

Elías Farache S

El pasado jueves 27 de julio de 2024 tuvo lugar el esperado debate ente los candidatos presidenciales de los Estados Unidos. Por primera vez concurrían al evento dos personas que ostentan u ostentaron la primera magistratura. Del país que sigue siendo a la fecha el más importante y poderoso del planeta. Por su población, economía y riqueza, fuerzas militares, desarrollo en todos los aspectos y paremos de contar.

La tradición judía llama al respeto por los gobernantes. Sin entrar en detalles respecto a algunas cualidades de determinado rey, presidente, jefe o dirigente, se atribuye al Todopoderoso su intervención necesaria para que la persona en cuestión haya llegado a tan elevada posición. Una posición que resulta honorable y honrosa, pero que acarrea una enorme responsabilidad respecto a muchos, demasiados seres humanos. El destino de muchos depende del buen criterio y mejor actuar de los gobernantes de turno.



El actual presidente de los Estados Unidos, el anterior y el próximo, sostuvieron un acalorado debate. Todos los temas que se tocaron, y todos aquellos que no se tocaron, son de interés vital para los americanos y para el resto del mundo. Lugar muy particular tiene Israel, el pueblo judío y el Medio Oriente, demás está señalarlo. Israel vive momentos difíciles, su existencia está amenazada y sus enemigos no parecen ceder en sus intentos de destruir al pequeño estado.

Para muchos quienes esperaban y vieron el debate, las expectativas no fueron cumplidas. Los hombres que han de dirigir el país más influyente del mundo, el país cuyas acciones y políticas pueden decidir asuntos tan delicados como la paz mundial, el destino de ciertas naciones y el futuro del planeta, se limitaron a un intercambio que deja muchas preocupaciones. En temas tan actuales como la guerra entre Rusia y Ucrania, y en el tema de la guerra de Israel contra Hamas en Gaza, no se puede decir que se dijo nada concluyente, esperanzador. El ataque personal y la descalificación del oponente fue la constante de una noche para el olvido.



Se tiene la impresión de que los políticos y dirigentes de tiempos atrás eran más educados y protocolares. Puede ser que la inmediatez de la información, los eventos transmitidos y comentados en vivo y directo por redes sociales y otras plataformas, contribuyan a esta percepción de irrespeto y falta de profundidad. Pero no se puede decir que Joe Biden y Donald Trump se comportaron a la altura y exigencia de las circunstancias y de la exigencia que su posición les reclama. Para el espectador común y corriente, dos hombres descalificándose ante millones de personas no resulta nada reconfortante y sí muy preocupante.

Lo visto el jueves 27, no fue sorpresa para muchos. En todo el mundo, el debate político ha bajado de nivel. La falta de respeto entre los protagonistas de la vida pública es algo que se ha vuelto demasiado común, y que termina erosionando la confianza de los votantes en sus representantes. Quienes siguen la agitada vida política de Israel, no dejan de asombrarse en la falta de respeto de unos contra otros, de las sesgadas opiniones y comentarios en medios de comunicación, de la virulencia de los ataques que no discriminan la vida privada de la actuación pública. Biden y Trump parecían referendar que este es el estilo de hacer política, captar votos y ganar elecciones. Un triste espectáculo para todos.

Israel y el mundo judío dependen de un mundo que sea equilibrado, de países fuertes en los cuales funcione el imperio de la ley, que sean capaces de influir y determinar políticas globales para garantizar la paz mundial, la condena y desaparición del terrorismo. Es fundamental contar con dirigentes e instituciones que tengan las virtudes necesarias para preservar a la humanidad, y que además esto sea evidente. El mundo de los últimos años presenta una imagen general bastante caótica: las potencias divididas, estados fallidos, países que apoyan el terrorismo, carreras armamentistas desaforadas, guerras sin fin, conflictos permanentes, procesos electorales que resultan traumáticos. Aunque todos comparten responsabilidad sobre el planeta, no cabe duda de que son los más poderosos e influyentes quienes tienen una cuota mayor. También de presentar una imagen correcta y optimista.



Cuando la guerra en Gaza va por doscientos setenta días, la liberación de los rehenes parece una historia sin fin, el Líbano está a punto de entrar en llamas gracias a la actitud de unos y a la ineficiencia de la diplomacia mundial, no cabe duda de que, en el caso de Israel, la defensa del país depende de las acciones que pueda tomar por cuenta propia, consultadas en el mejor de los casos. La debacle del mundo parece que no se debate.



Queda algún tiempo para las elecciones de los Estados Unidos, han pasado muchos días desde el 7 de octubre de 2023. Que no prive la debacle. A pesar del debate.






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