Leopoldo Puchi
Europa ha venido experimentado una transformación política en los últimos años, marcada no solo por el desplazamiento gradual y sostenido del electorado hacia la derecha, sino también por la evolución de las posiciones políticas de las organizaciones tradicionalmente ubicadas en la centroizquierda, que han dejado de lado, en muchos casos, sus antiguas banderas de cambio social.
Para aproximarnos a la magnitud de estos cambios, es necesario entender correctamente los resultados de las recientes elecciones del Parlamento Europeo. Aunque las dos fuerzas pro-europeas dominantes, el Partido Popular Europeo y la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, lograron mantener su posición mayoritaria conjunta, los Socialistas y Demócratas volvieron a bajar su representación y perdieron 30 diputados en comparación con los resultados de 2019. Por su parte, las fuerzas de la izquierda radical y anticapitalista lograron un modesto incremento, al pasar de 39 a 43 eurodiputados.
Sin embargo, el aspecto más llamativo de estas elecciones ha sido el ascenso de las formaciones de derecha y ultraderecha en países clave de la Unión Europea como Francia, Italia y Alemania. Este avance no solo expresa un aumento numérico, sino que refleja un cambio profundo en la mentalidad de una parte considerable del electorado europeo, más allá de las propias organizaciones de derecha.
DESENCANTO
El auge de las formaciones neofacistas y de ultraderecha no se limita al ámbito electoral, y su significado va más allá de una simple reacción contra la inmigración o la burocracia de Bruselas. En muchos aspectos, representa una manifestación de la desilusión y el desencanto con una socialdemocracia que se ha alejado de las clases populares debido a su giro “neoliberal". Esta corriente no ha logrado ofrecer respuestas efectivas frente a las políticas de austeridad impulsadas desde Bruselas ni ha podido presentar un nuevo modelo económico centrado en la preservación del Estado de bienestar.
SUBORDINACIÓNAl mismo tiempo, la derechización ideológica europea se refleja en una excesiva subordinación a la política exterior de Estados Unidos, lo que representa un retroceso respecto a la tradición gaullista de la posguerra, que abogaba por una Europa fuerte, soberana y con capacidad para trazar su propio rumbo.
Sin embargo, tanto los demócratas como los socialistas han fallado en revertir esta tendencia hacia la derecha y no han podido recuperar los ideales de una mayor autonomía estratégica para Europa desde una perspectiva progresista, alejada tanto de la órbita atlantista como de los postulados económicos neoliberales que predominan en Washington y Bruselas.
AMÉRICA LATINA
El ascenso de la derecha y ultraderecha en Europa, reflejado en las recientes elecciones, podría tener implicaciones para las relaciones con América Latina. Este fenómeno ideológico trasciende las propias formaciones de ultraderecha y ejerce un peso que inclina la balanza de las posiciones del conjunto de fuerzas políticas. A lo largo de la historia, Europa ha sido una fuente de influencia ideológica, académica y cultural en América Latina. La huella de Europa como cuna de la Ilustración, el humanismo y las ideas progresistas ha ejercido una fuerte ascendencia en el pensamiento y la política latinoamericana. Además, su presencia histórica, económica y geopolítica ha desempeñado un papel importante en la región.
VENEZUELAPor otra parte, la derechización ideológica de Europa podría traer consigo una nueva forma de intervencionismo e injerencia en los países de América Latina. Tradicionalmente, Europa había desempeñado un papel más bien neutral o incluso había apoyado gobiernos progresistas. Sin embargo, ya antes de las últimas elecciones europeas se produjeron cambios en el comportamiento hacia América Latina.
Estos cambios se evidenciaron en el activo compromiso de gobiernos y embajadas de países como Francia, España y Alemania con las políticas de derrocamiento del gobierno de Venezuela diseñadas durante la administración Trump. El último ejemplo de este comportamiento fue la reciente prórroga de las sanciones, que implicaba la renuncia a participar en la observación del proceso electoral en curso.
Con el ascenso de las ideas de derecha, que incluye la deriva ideológica de los partidos de centro y centroizquierda, es probable que se profundice el alineamiento de Europa con la agenda estadounidense de tutela hacia los países latinoamericanos y del Caribe.