Isabel Kershner
El martes, autoridades israelíes afirmaron que seguían existiendo discrepancias significativas con Hamás sobre la propuesta de alto al fuego en Gaza más reciente, mientras delegaciones de ambas partes llegaban a El Cairo para reanudar las conversaciones.
Hamás declaró el lunes que había aceptado los términos de un alto al fuego propuesto por los mediadores árabes, y funcionarios de Estados Unidos aseguraron que tenía
pequeños cambios de redacción de una propuesta que Israel y EE. UU. habían presentado recientemente al grupo.
Pero las autoridades israelíes disputaron esa caracterización y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, declaró el martes que su gabinete de guerra creía de manera unánime que la propuesta que Hamás había acordado estaba “muy lejos de las demandas centrales de Israel”.
El texto de la propuesta revisada circulaba el martes en los medios de comunicación israelíes y un alto cargo de Hamás confirmó su autenticidad. Una persona informada de las negociaciones describió también las diferencias entre las posturas de ambas partes. A continuación, las principales:
‘CALMA SOSTENIBLE’
El punto de fricción más importante se centra en una frase clave que aparece tanto en la propuesta aprobada por Israel como en la aprobada por Hamás: un camino hacia la “calma sostenible”.
En la propuesta aprobada por Israel, y que Egipto transmitió a los dirigentes de Hamás el 26 de abril, ambas partes trabajarían para lograr una “calma sostenible” en Gaza tras una pausa inicial de seis semanas en los combates. Esa propuesta dejaba esas dos palabras abiertas a la interpretación.
Pero en la propuesta aprobada por Hamás, ese término se define claramente como un cese permanente de las hostilidades y una retirada completa de los soldados israelíes de la Franja de Gaza.
Israel se ha opuesto sistemáticamente a cualquier acuerdo que exija explícitamente un alto al fuego permanente o el fin de la guerra, y ha dicho que no aceptaría ninguno de los dos hasta que considerara que su ofensiva militar había logrado sus objetivos. Ehud Yaari, investigador israelí del Washington Institute for Near East Policy, afirmó que el calendario de Hamás comprometería a Israel a poner fin a la guerra mientras Hamás siga reteniendo rehenes, lo que dejaría a Israel sin ninguna influencia.
Israel podría haber estado dispuesto a discutir el fin de la guerra más adelante en el proceso, pero no se comprometería a hacerlo desde el principio, según los expertos.
“Si firmas el acuerdo, te comprometes a todo”, dijo Yaari.
LIBERACIÓN DE REHENES
La primera etapa de un acuerdo en tres fases sería la pausa de seis semanas en los combates, durante la cual Israel intercambiaría cientos de prisioneros y detenidos palestinos en cárceles israelíes por 33 de los rehenes más vulnerables retenidos en Gaza. Se trata de todas las mujeres, incluidas las soldados, así como los hombres mayores y los enfermos y heridos. Israel había disminuido su exigencia inicial de unos 40 rehenes de esa categoría porque llegó a la conclusión de que solo quedaban 33 con vida, de un total de 132 rehenes que siguen retenidos en Gaza.
Además, Hamás ha sugerido un marco que alargaría la liberación de rehenes liberando a tres al tercer día de iniciarse la pausa y, a continuación, a otros tres cada siete días. Una propuesta anterior preveía la liberación de tres rehenes cada tres días.
Prolongar las liberaciones, según los analistas, significaría que las negociaciones sobre la segunda fase del acuerdo —llegar a una “calma sostenible”— tendrían lugar mientras Hamás dispusiera de más elementos de negociación. Y los israelíes también temen que comprometerse a esta situación aumentaría la posibilidad de que más de los rehenes más enfermos murieran antes de ser liberados.
VETO ISRAELÍ SOBRE LOS PRISIONEROS
La propuesta que Israel aceptó en abril le permitía vetar la liberación de algunos de los presos palestinos condenados a cadena perpetua —a quienes se esperaba intercambiar por soldados israelíes retenidos como rehenes— de una lista de 200 nombres. La propuesta aprobada por Hamás eliminaba cualquier derecho para los israelíes a rehusarse.
El gobierno de Israel presentó en gran medida el inicio de su operación terrestre en Rafa como un medio para presionar al grupo a que suavizara su postura negociadora. Hamás calificó la operación israelí de “peligrosa escalada” destinada a “perturbar los esfuerzos de mediación para un alto al fuego y la liberación de prisioneros”.
Aun así, mientras ambas partes enviaban delegaciones a El Cairo el martes para sostener conversaciones sobre el alto al fuego, el portavoz de la Casa Blanca, John F. Kirby, afirmó que “no debería haber ninguna razón por la que no puedan superar esas lagunas que quedan”.
The New York Times