En lugar de unirse en torno a objetivos comunes, los países latinoamericanos han tomado el camino de la fragmentación, lo que podría conducir a la balcanización de la región. Cada nación parece estar avanzando en una dirección diferente e incluso contraria a las demás. Los síntomas de este fenómeno son inquietantes, desde la violación de la inmunidad de la sede diplomática de México en Ecuador, hasta la instalación de núcleos militares secretos del Comando Sur de Estados Unidos en Guyana y el anuncio del presidente argentino, Javier Milei, sobre la construcción de una base militar estadounidense en la Patagonia.
Es como si la visión de una Latinoamérica en proceso de integración se hubiera desvanecido, y la región se hubiera transformado en piezas de un rompecabezas manejado por intereses geopolíticos ajenos. Esto es resultado tanto de la debilidad de las élites dirigentes de la región como de la intervención directa de las corporaciones empresariales y del gobierno de Estados Unidos.
GUYANA
En razón de los intereses petroleros de la ExxonMobil, a partir de 2015 el gobierno de Guyana decide desconocer el Acuerdo de Ginebra de 1966, que lo comprometía a una solución negociada y amistosa sobre la controversia del Esequibo.
En 2018, Guyana acude de manera unilateral ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para solicitar la validación del laudo arbitral de 1899. Previamente, la ExxonMobil había transferido 13 millones dólares a Georgetown para presionar a los funcionarios de la ONU y lograr el apoyo a la decisión de recurrir a la CIJ.
De esta manera, los intereses externos toman el timón de la política de Guyana y convierten en un conflicto lo que era una controversia encaminada hacia una solución acordada. Esto ejemplifica cómo los intereses económicos pueden socavar el derecho internacional y generar tensiones entre naciones vecinas que anteriormente tenían buenas relaciones.
LA CORTELa intervención de la CIJ no proporciona una solución al conflicto generado por Guyana al desconocer el Acuerdo de Ginebra, dado que carece del consentimiento de Venezuela, un requisito indispensable para abordar la situación y para que sus resoluciones tengan carácter vinculante.
La legitimidad de Venezuela sobre el Esequibo es innegable, respaldada por cientos de documentos entregados en La Haya. Sin embargo, más allá de lo que resuelva la CIJ, si no se alcanza un acuerdo negociado directamente entre las partes, el conflicto se mantendrá.
La participación de la CIJ en la controversia obstaculiza el camino de una solución pacífica al generar expectativas infundadas. Desde que Guyana recurrió a La Haya, las tensiones han aumentado, Georgetown se ha cerrado al diálogo y ha optado por una posición beligerante.
LAURA RICHARDSONLa ruptura de un tratado internacional conlleva siempre graves consecuencias políticas, geopolíticas, militares y jurídicas. Al decidir romper con el Acuerdo de Ginebra, Guyana ha alterado el equilibrio político en el Caribe, generado inestabilidad y tensiones que se han exacerbado con la presencia militar de Estados Unidos. Asimismo, esa política beligerante ha conducido a que se desvíen ingresos de ese país hacia el gasto militar, en lugar de destinarlos al desarrollo.
Desde 2020, los guardacostas de Estados Unidos están autorizados para patrullar las aguas marinas de Guyana. En 2023, el Reino Unido envió el buque de guerra HMS Trent como una acción de amenaza militar hacia Venezuela. Por su parte, la general del Ejército de los Estados Unidos Laura Richardson, del Comando Sur, ha visitado Guyana para coordinar los esfuerzos militares y participar en ejercicios.
Asimismo, se han establecido núcleos de la Agencia Central de Inteligencia, y su director, William Burns, estuvo en Georgetown el pasado mes de marzo para revisar las actividades.
GUAYANA ESEQUIBAPara evitar una mayor fragmentación en Latinoamérica, la región debe priorizar sus propios intereses sobre aquellos externos. En el caso del Esequibo, es necesario buscar soluciones a través del diálogo en lugar de recurrir a imposiciones de instancias judiciales sin jurisdicción, las cuales han demostrado un sesgo evidente contra Venezuela bajo la presión de bufetes de compañías petroleras.
La presencia del Comando Sur, ya sea en Ecuador, Argentina o Guyana, actúa como un factor de división.
Para los países latinoamericanos, la unidad, la integración y la resolución pacífica de controversias deben ser las prioridades fundamentales.