Asistimos a un momento significativo para el mundo católico, el V Centenario del natalicio de San Benito, nacido un 21 de Marzo de 1524 en San Fratello como Benedetto y fallecido en Palermo, región de Sicilia en el año de 1589. En esa ciudad italiana desarrolló su abnegada misión pastoral, lo cual conllevó a la declaración de su santidad el 20 de Mayo de 1807 por el Papa Pío VII. Fue entonces, el primer santo negro del catolicismo.
Según los estudiosos del culto de San Benito de Palermo, este fue introducido por la Orden Franciscana en el siglo XVII en el sur del lago de Maracaibo durante el proceso de evangelización, lo cual denota el carácter ancestral de una festividad representativa de la afrozulianidad; y hoy día símbolo de la cabimicidad. En nuestro municipio se tiene noticias de la devoción desde finales del siglo XIX. Es decir, tiene un carácter secular. Tradicionalmente al despuntar el alba, el 27 de diciembre y 6 de enero de cada año, cabimenses y visitantes se congregan frente a la Catedral en la Avenida Principal o Independencia, para participar en la eucaristía. El recinto del templo sagrado resultó insuficiente y hubo necesidad de realizar el acto religioso en la avenida principal. La Mitra en la cabeza del obispo simboliza la solemnidad del acto litúrgico.
Al concluir el acto religioso, tambores y tamboritos resuenan como si fuese una epifanía. Ya lo escribió y lo cantó Nelson Martínez: “San Benito se escapó bien temprano de la Catedral…”, una multitudinaria manifestación de fe plena calles y avenidas. Chimbagueles y Vasallos conducen la procesión y al unísono se escucha: ajé, ajé, ajé…
Las generaciones de relevo está asegurada. Niños y jóvenes como una herencia genética ya son devotos de San Benito y su imagen excelsa se encuentra en forma de monumento urbano en diferentes puntos de la ciudad. Sin duda, San Benito representa el componente espiritual de la Crónica de Cabimas.