Alí Rafael Primera Rosell, nació el 31 de octubre de 1942 en la península de Paraguaná
EL PANITA ALÍ
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Douglas Zabala
Negra cabellera, ojos pardos, sensible y tenaz, de signo Escorpión vino al mundo en los días cuando bajo el mandato del general Isaías Medina Angarita, la espada de Bolívar es llevada en un arcón, escoltada por tropas, desde el Panteón Nacional hasta el Salón Elíptico en el Congreso de la República.
El Panita Alí como lo recordará siempre su pueblo, un día nos contó que su primer contacto con la música lo tuvo en el vientre de su madre y que su primer recuerdo de infancia le quedo del campo, con una mata de semeruco que acaba de dar sus frutos.
Hoy quisiéramos hablar de nuestro Alí, el cantor, el poeta y su clavel rojo, pero dejemos que sea él mismo quien nos exprese, no sólo su canto, sino sus reflexiones, ahora tomadas de sus propios escritos, compilados y condensado en su libro “No solo de vida vive el hombre”.
Allí el otro Alí, el fajador por sus ideales políticos, nos narra cómo en una oportunidad estando preso junto a un grupo de estudiante de la UCV, pudo constatar algo que lo marcaría para toda su vida: “la música cuando se pone a cabalgar en ella versos, donde el protagonista es el hombre hecho combate, cuando el amor que se nombra ya no es tan solo el individual, sino el amor solidario por todos los seres humanos, cuando el verso además de divertir proporciona elementos reflexivos, la canción se convierte en un arma popular”.
Alí Primera, solía decir que era revolucionario y cristiano, por eso hizo de esa fe militante su credo: Creo en el canto, porque mi pueblo ha sobrevivido cantando, siempre. Creo en el canto, para que no nos llenen de silencios la esperanza. Creo en el canto, porque siempre ha navegado en las venas de esta tierra. Creo en el canto, por la necesidad de multiplicar y hacer inmenso el grito de los humildes. Creo en el canto todo luminoso y solidario.
Nos cuenta Alí, que su primera canción la escribió estando preso en la temible Digepol, policía política del gobierno, y la tituló Humanidad: "Humanidad, Humanidad, hay motivos de alegrías, pero de tristezas hay muchos más”.
Así era Alí, el del alma nacional, venezolano como el que más, y Paraguanero.