1528 la llegada de los Welser
DE DÓNDE VENIMOS
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Douglas Zabala

Esta porción terrestre del Continente conocida como Venezuela y que conforma con todos sus paisajes, pasiones, historias y su gente lo que hoy tenemos de país, tuvo su consagración ante el imperio español, cuando en 1528 Carlos V le concediera a los Welser desde el “Cabo de la Vela y Golfo de Venezuela y el Cabo de San Román y otras tierras hasta el Cabo de Maracapaná”, que se simplificó luego cómo “Provincia de Venezuela y Cabo de la Vela”, para terminar en “Provincia de Venezuela”.

Fue así cómo los conquistadores tierra adentro se fueron encontrando con el río Orinoco y el Apure; con la inmensidad de nuestro Santo Ángel, el Cerro Ávila y el Pico Bolívar, y por no dejar con el majestuoso Lago de Maracaibo, las llanuras de nuestro país y las playas más bellas del Mar Caribe. Además, con nuestros Guajiros, Paraujanos, Caquetíos, Aliles, Onotos, Kirikires, Bobures, Buredes, Pemenos y Timoto- Cuicas.

Cuentan que los Reyes Católicos ante la posibilidad de que estas riquezas quedaran en tierras asignadas a Portugal por el Tratado de Tordesillas, les encomendaron a los marinos Alonso de Ojeda, Juan de la Cosa y Niño, una expedición que tanteara doscientas leguas a uno y otro lado de lo descubierto por Cristóbal Colón.

Ojeda y su gente zarparon el 18 de mayo de 1499 y arribaron a Tierra Firme americana a unas doscientas leguas al Oriente de la Península de Paria, en las costas de la hoy Guayana Francesa, probablemente en la
desembocadura del río Oyapoco.

Así, Ojeda “vino a descubrir él primero después que el Almirante Cristóbal Colón, y descubrió al mediodía la tierra firme, corrió por ella doscientas leguas hasta Paria, salió por la Boca del Drago”.

Ojeda pudo llegar a esta región porque el obispo Juan Rodríguez de Fonseca, previamente le había suministrado la Cartografía elaborada por Cristóbal Colón, quien anduvo por estos mares, pero sin descubrir tierra firme todavía.

“Llevaba Ojeda una copia del mapa remitido por Colón a los Reyes. Para mayor seguridad enganchó a un mapa viviente, Juan de la Cosa, compañero de Colón y uno de los pilotos de más prestigio en lo tocante a mares de las Indias”.


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