A lo largo de la historia del fútbol ha habido jugadores que nos han encandilado por su personalidad dentro del terreno de juego
CUESTIÓN DE LIDERAZGO
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Hernan Quiroz Plaza

En la actualidad, nos alegramos al ver que muchos futbolistas conservan el estilo de liderazgo que tanto nos enamoró. Partiendo de que el fútbol puede explicar al ser humano, especialmente aquellos estímulos que lo activan para superar sus desafíos, Jorge Valdano, exjugador y exdirectivo del Real Madrid define 11 características de un buen líder, tema sobre el que escribió su libro “Los 11 poderes del líder”.Credibilidad, esperanza, pasión, humildad, estilo, palabra, curiosidad, talento, simpleza, equipo y éxito, son aspectos que no deben faltar a la hora de encabezar las decisiones de un grupo ya sea futbolístico o empresarial.“

Los mejores líderes son aquellos que se rodean de los que más saben y que sin embargo son respetados por ser jefes. El líder no solo tiene que tener la capacidad de departir con los mejores, sino tomar las decisiones justas” manifiesta Valdano.

Para liderar, las palabras siguen siendo insustituibles, por eso uno de los poderes que todo líder debe tener es la eficacia de la comunicación, es decir “que sabe muy bien cómo manejar las aspiraciones y los temores de las personas que dirige (...) hay líderes que están armados de palabras y son capaces de transmitir todo con un discurso eficaz y hay otros que manejan esa eficacia mandando mensajes desde el ejemplo” agrega el campeón mundial en México 1986.Teniendo en cuenta que el tiempo pasa y el conocimiento envejece a toda velocidad, Valdano insiste en que “solo la curiosidad nos permite perderle el miedo a este estado de cambio permanente”. En este sentido, quien tiene curiosidad no tiene miedo al futuro porque se abre de modo natural a las ideas, al cambio y a la innovación.
 
El talento siempre ha necesitado de energía, y no existe mejor energético que la pasión. Muchos equipos entierran la pasión aniquilando la espontaneidad. Jorge Valdano, considera que el exceso de control destruye toda iniciativa. Resalta, además, que la pasión es contagiosa. “Un hombre apasionado tiene la virtud de arrastrar a un equipo entero con su desbordante entusiasmo” concluye. Un ejemplo es el futbolista español Raúl González, “ambicioso todos los días de su vida y a todas horas. Sin ser el más rápido, ni el más fuerte, ni el más técnico, ni el más creativo, pasó a convertirse en uno de los mejores jugadores del mundo”. Además, la humildad es la única rienda para contener las tentaciones de la vanidad, la cual tiene consecuencias graves en equipos, donde las soluciones deben de ser colectivas.

“El líder nato o líder carismático es alguien que lleva la batuta gracias a una cualidad que no puede aprenderse. Atrae por su personalidad y su equipo lo percibe como alguien especial, buscando su constante aprobación. Los líderes carismáticos crean un ambiente positivo y consiguen que su equipo se vuelque en los objetivos”. Lo dicen los manuales de gestión empresarial. También en el fútbol el tema del liderazgo se ha vuelto un tópico de insistente actualidad. Los periodistas aman más a los capitanes que lideran que a los goleadores. Naturalmente que es una importante virtud, como otras tantas. Entre dos futbolistas de iguales capacidades sobresale quien tiene mayor personalidad para llevar el cuadro adelante. Pero no todos pueden ser líderes. Y cuando uno busca un crack no le mira el liderazgo sino la habilidad, el remate, el cabezazo, la técnica, la inteligencia. Luego se entera, por los compañeros o por los técnicos que lo han dirigido, de que además tiene ascendiente sobre el resto del plantel, que maneja el vestuario, lo siguen.

Garrincha no tenía liderazgo, solamente era un genio. Si a Houseman o a César Cueto les hubiesen preguntado a los veinte años por el liderazgo hubiesen respondido: “¿Con qué se come…?”. Ni idea tenían de eso. Habían pasado toda su infancia y adolescencia con una pelota en los pies y poseían una relación íntima con ella, la amaban y esta les obedecía. Les daba resultado. ¿Alguien le pidió alguna vez liderazgo a Tostão, a Coutinho, a la Bruja Verón…? En la época del Estudiantes de La Plata campeón de América y del mundo, los partidos eran así: Estudiantes 2 - Palmeiras 1 (1 gol de Verón). Manchester United 1 - Estudiantes 1 (Goles: Bobby Charlton y Verón). Estudiantes 3 - Racing 0 (2 de Verón). Verón poseía un producto más apetitoso que el liderazgo: genialidad y goles. Ricardo Bochini se cambiaba en un rinconcito del vestuario, sin hacer ruido, después entraba y ganaba los partidos. Y hacía delirar a decenas de miles en las tribunas. Ellos lideraban desde el juego.

Antes no se hablaba de liderazgos, uno esperaba eficiencia, que el zaguero defendiera, que el arquero tapara y que el nueve hiciera goles. Kempes dijo de Maradona (ahora ungido rey del liderazgo) “Maradona no tenía liderazgo”. ¿El arquero también tiene que tener liderazgo… o atajar las que van adentro…? ¿Qué es mejor, que el lateral marque o que tenga liderazgo…? En Brasil del ’70 el mandamás era Gerson, Pelé jugaba nomás. El alemán Gerd Müller casi no hablaba, pero era una fiera humana. E inventó un club llamado Bayern Munich. Zidane siempre fue una persona retraída; sin embargo, es uno de los grandes de la historia. Bobby Charlton fue el último miembro de una célebre familia futbolera de Inglaterra: la de los Milburn y Charlton. Sus tíos y primos, y su hermano Jackie, fueron grandes jugadores. Por su timidez y falta de chispa nadie pensaba que Bobby seguiría los pasos hasta que una jauría de ojeadores y buscadores de talentos se apersonó en la casa materna a pedir la firma de su madre para ficharlo. Fue el mayor artista del fútbol inglés en todos los tiempos. Hay centenares de casos idénticos.
 
El ser humano es una especie, siempre hubo líderes naturales, machos alfa, pero fueron uno entre tantos. Nunca en un plantel de 25 futbolistas puede haber 25 líderes, hay uno, máximo dos, los demás agregan cualidades técnicas, incluso espirituales, pero no son jefes de manada. Hay elementos de extraordinario carácter (Haaland), de una garra fenomenal (Kimmich) o de personalidad avasallante (Dibu Martínez), pero no necesariamente llevan la voz cantante en el camerino.

En todo grupo humano hay algún líder, el resto aporta otras facetas. Antonio Ubaldo Rattin fue un jugador discreto con la pelota, pero un tremendo líder. “Pocho” Pianetti pateaba los penales; tenía patada de mula. Cierta vez falló un penal, a la fecha siguiente otro y luego uno más. Tres al hilo. Dos domingos después sancionaron otro penal a favor de Boca Juniors y fue Pianetti a acomodar la bola. El Rata lo frenó: “¿Qué hacés, Pocho…? Dejá esa pelota ahí…” Pianetti no dijo ni mu, se apartó y pateó un compañero. Ahí está la importancia del liderazgo.El Rata fue un líder fenomenal y se lo respeta por tal. Pero Rattin hay uno en cada plantel, no veinte. Y jugaba por eso. Con la pelota hablaban los otros.

Colombia tuvo un caudillo de ese tipo en Mario Yepes. Néstor Lorenzo cuenta que debió hablar mucho para convencer a Pekerman de llevarlo al Mundial de Brasil 2014. Yepes tenía 38 años y venía de una lesión de la que le costaba recuperarse. “No va a llegar con los diez puntos físicamente, me decía José, pero yo le insistía que era fundamental, y que si alcanzaba los ocho ya estaba. Su presencia en el vestuario era decisiva, era un guía fantástico para el plantel. Al final fue a Brasil y jugó una Copa del Mundo extraordinaria”, relata el actual DT de los cafeteros. Colombia nunca pudo reemplazar la presencia anímica y, sobre todo, la jefatura espiritual del gran zaguero. Tras su retiro, Cuadrado y James se disputaron el cacicazgo, los dos querían ser, pero no estaban hechos de esa madera. Y hasta hoy falta un potro que marque el camino al resto.

Ser un líder, no significa que debas ser el capitán, si no que, dentro del equipo, sea un miembro importante y que busque llevar al resto por el buen camino. Hay incluso grandes líderes que no tienen un rol clave en el 11 titular, pero por su forma de ser, involucración y profesionalidad, saben guiar al resto del grupo y este, le escucha.



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