“Al amigo todo, al enemigo ni justicia” (Carta de Juan Domingo Perón a Giacomo Valori)
ARGENTINA, EL ESPEJO ROTO
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Manuel Salvador Ramos

A través de diversas lecturas o trasmisiones orales en forma de charlas o conferencias, conocimos un estribillo histórico que nos hablaba del mítico periodo de riqueza y prosperidad que alguna vez vivió Argentina. Se decía que ya superaba a Francia en número de automóviles y avezados comentaristas aseguraban que en corto plazo sería el primer país latinoamericano colocado en la tabla de honor de las primeras cinco economías del mundo. Desafortunadamente, en pocos años, concretamente en 1946, apareció el personaje que sembró el huracán destructivo. La suma psicopática de su personalidad ha sido el refugio perenne de la mediocridad y del resentimiento, así como fuente de inspiración para los consumados cleptócratas que han convertido en republiqueta mendicante al país que hace poco menos de un siglo estaba entre las cinco potencias económicas del mundo.

EL PERONISMO

En su libro “De Perón a Lanusse, 1943-1966”, el historiador Félix Luna nos cuenta que al inicio de su primer mandato formal (mas allá de los hechos y circunstancias que acaecen entre 1943 y 1946), Perón visitó el Banco Central y luego de la misma, su primer comentario a la prensa fue que “…no podíamos caminar por los pasillos de los sótanos. Estaban abarrotados por los lingotes de oro que no cabían en los estantes…”. Estas palabras no se perciben como propias del presidente de un país que podía (y puede) ufanarse del más alto estándar cultural en el continente americano. Semejan más bien las de un tahúr que se apresta a embarcarse en un crucero por el Misisipí con la sola intención de esquilmar a los plácidos viajeros por medio de ruletas trucadas y/o dados cargados.

Es común entre autores de distinto nivel envolverse en el acertijo que demarca los hitos históricos. Las perspectivas siempre fluctúan y la mayor o menor incidencia de variables de distinto orden marca las diferencias. Sin embargo, creemos que es hurgando en el sentido esencial y profundo de ciertas erupciones espontaneas que emergen de la emocionalidad como podemos tener mayor posibilidad de acercarnos a la verdad.
 

 
No tenemos entonces ninguna duda en ubicar ese momento en el cual afloró la calaña constitutiva del novel presidente, como el instante en el cual Argentina comenzó a rodar en el precipicio de su degeneración.

En 1943, un coronel llamado Juan Domingo Perón, nacido en la población de Lobos, Provincia de Buenos Aires en el año 1895, participó en el golpe militar que derrocó al presidente Ramón Castillo. Estaba casado con una pariente lejana llamada Aurelia Tizón y entre 1939 y 1941 se había desempeñado como agregado militar en Italia. Allí se empapó del ideario fascista y expresó en varias ocasiones su positiva apreciación sobre esa ideología. En el nuevo gobierno se le encargó la responsabilidad del en ese momento llamado Departamento Nacional del Trabajo, al cual logró darle carácter de Secretaría (ministerio), gracias a una intensa labor de acercamiento a los sindicatos y consiguiendo que se aprobaran beneficiosos decretos para la masa trabajadora.

MOVIMIENTO OBRERO

La alianza forjada entre Perón y el movimiento obrero implicó una innovación estructural. Operando un esquema político, se abocó a promover no solo reformas generales sino también cuestiones de orden coyuntural.De esa forma logró la simpatía y el visto bueno de una apreciable cantidad de gremios y éstos, recíprocamente, prosperaron bajo la protección oficial.
 
Cabe apuntar que en ese momento la mayoría del mundo sindical no mantenía lazos previos de compromiso ideológico y por ello casi no existieron conflictos con la política de acomodamiento respecto al gobierno. Los socialistas y los anarquistas, también con relativa influencia en el ámbito sindical, nunca tuvieron fuerza ni entidad para enfrentar la agresiva política desplegada por Perón desde la dependencia a su cargo.

EVITA

Pero los hábiles movimientos del general no eran bien vistos por otros jerarcas militares y ello produjo su salida del gobierno y su detención. Es allí cuando ocurre el episodio crucial que lo encumbra en el liderazgo: el 17 de octubre de 1945, miles de trabajadores manifestaron en la Plaza de Mayo y lograron que Perón fuera liberado. Paralelamente, en el terreno partidista, aparece el Partido Laborista y junto con un movimiento formado por Eva Duarte, una cantante en programas radiales convertida en pareja de Perón después de éste haber enviudado, se conforma Partido Justicialista.
 
A esta plataforma política se agregaron otras fuerzas, pero lo definitivo fue la aplastante adhesión de los sindicatos. En ese contexto Perón logra un rotundo triunfo electoral en febrero de 1946 enfrentándose a una no menos poderosa coalición encabezada por el más antiguo partido político argentino, la Unión Cívica Radical.

A pesar de la tenaz oposición de esa confluencia política, la cual era públicamente apoyada por el embajador norteamericano, alcanza los dos tercios en la Cámara de Diputados, la mayoría en el Senado y casi todas las gobernaciones provinciales.
Perón, como era de prever, inicia su gobierno con énfasis en medidas populares y ello le permite expandir la influencia del Justicialismo mas allá de su base sindical, penetrando hondamente en mundillo de las distintas organizaciones comunales que existían en cada rincón provincial.
 
En 1949 convoca una Asamblea Constituyente y allí, con el empuje sobrehumano de Eva Perón, plasma el derecho al voto femenino y aprueba la reelección. Ese rumbo lo encamina hacia las elecciones de 1951 y logra ser electo de nuevo con una victoria aún mas aplastante que la anterior. Eva Duarte fallece como consecuencia de una afección cancerígena y el hondo impacto social que trae de esa perdida, mas una caída abrupta de la economía generan su derrocamiento en 1955 luego de la sangrienta revuelta llamada La Libertadora.

EN CARACAS

Comenzó para él un exilio de dieciocho años y estos le convirtieron en mártir. Vivió en Caracas donde conociò a Estela Martínez, a quien posteriormente convertiría en su sucesora. Desde Venezuela partió a Santo Domingo y luego a Madrid, ciudad en la cual se asienta bajo la protección de su amigo Francisco Franco y desde allí ejerció a plenitud el liderazgo del peronismo.
 
Ha quedado en el olvido el derrocamiento de 1955 y su imagen de gran salvador se funde con ese sentimiento tan peculiar llamado la argentinidad. Regresó en 1983 y fue electo por tercera vez, llevando a su esposa como vicepresidente y a José López Rega como poder omnímodo para sembrar muerte y horror en todos los sectores que se le opusiesen. El 1° de julio de 1974, a los setenta y nueve años, muere Juan Domingo Perón, aunque no se sabe si ello fue algo definitivo…



EL MAÑANA QUE COMENZÓ AYER

Después de su muerte se instauró el crimen cotidiano como política de Estado. Sargentería de bastardo como matones oficio; generales y almirantes con horario de misa mañanera y torturas vespertinas; plutócratas voraces con industrias prostibularias; psicópatas ebrios de trotkismo; editores y medio convertidos en proxenetas de negocios turbios; y como broche, la demencial guerra definida por el genio de Borges como “la pelea de dos calvos por un peine”.
 
Al finalizar el tenebroso periodo militar iniciado en 1976, la nación argentina, maquilla muy bien sus cicatrices y esconde algunas heridas aún sangrantes. Para ello usa una pócima socio-cultural que le es exclusiva: la teatralidad genética.
 
El caso de Alfredo Yabrán, el testaferro mayor de Carlos Menem; el atentado de Amia con la complicidad oficial; el asesinato del fiscal que hurgó los expediente de ese caso;, el proceso moral contra una expresidenta que emula a la reina de Saba. Aquel embrión aurífero que deslumbró al oscuro coronel devenido en mandatario, sigue alimentando la raíz del ceibo (bucaré) que se distingue en la enseña nacional.

MENEM

A partir de 1985, con el triunfo de Carlos Menem, el movimiento político más importante de la historia argentina cambió su relación con las bases sociales. En su libro La transformación del justicialismo (Siglo XXI Editores, 2005), el politólogo estadounidense Steven Levitsky sintetizó este derrotero con una sugestiva frase como subtítulo: «Del partido sindical al partido clientelista».
 
Debilitadas las estructuras sindicales tras la crisis del mundo del trabajo, las redes de reclutamiento del peronismo se reorientaron a las barriadas populares a través de los mediadores estatales, con el conurbano bonaerense –la región más densamente poblada del país– como principal bastión electoral.
 
El juego combinado de la emoción circunstancial, el arraigo en los sectores obreros y la instrumentalización del poder para armar redes clientelares, es la verdadera explicación del poder político que ha exhibido el peronismo en casi ochenta años y que solo ha servido para construir miseria.
 
En diciembre del presente año han de realizarse las elecciones presidenciales, pero este domingo 13 de agosto, a través de las primarias universales estatuidas en Argentina con el nombre de Primarias Abiertas, Simultaneas y Obligatorias (PASO), se podrá tener claro cual ha de ser la tendencia definitiva en el mes final del año.
 
Si las encuestas aciertan en su pronóstico, desde el próximo 10 de diciembre Argentina refrendaría nuevamente la realidad de los dos bloques que desde aquel terrible hito del 2001 (“…que se vayan todos”) reemplazó el bipartidismo tradicional de peronistas y radicales. El conformado por las organizaciones que llevaron a la presidencia a Mauricio Macri en el 2015, agrupado en la denominación Juntos por el Cambio, y el sector en el cual se aglutinan todas las diversas corrientes del Peronismo y el Kichnerismo, rebautizado recientemente con el nombre Frente de Todos.
 
A diferencia de lo sucedido durante los periodos de hegemonías largas, como la de Carlos Menem (1989-1999) y la de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner (2003-2015), la volatilidad del voto que se percibe desde 2015 redunda en que ninguna de las dos grandes coaliciones sea capaz de implementar su programa, el cual termina bloqueado en las elecciones siguientes por el partido que está en la oposición.

Pero profundizando en actual panorama, es lógico preguntarse como el dúo Fernández-Fernández, después de lograr la victoria ante Mauricio Macri el año 2019, no logró superar los escollos de la gobernabilidad. Desde su llegada al poder, el funcionamiento de la coalición fue en extremo deficiente. Cada “sector” del gobierno funcionó de manera aislada y lo mas resaltante era el boicoteo mutuo. “Cristinistas” y “Albertistas” se enfrascaron en pugnas de una dureza sin precedentes y el ejemplo mas evidente de tal espectáculo fue como desde el sector de la vicepresidenta cuestionaron acremente, incluso a través, de medios de comunicación, la forma en que el presidente y sus ministros manejaron la renegociación de la deuda con el FMI.



INFLACIÓN Y DEUDA

A tres años y medio de la victoria electoral, los resultados son frustrantes. La inflación del año pasado fue cercana a 100%, las reservas en el Banco Central son exiguas y la inestabilidad del tipo de cambio muestra la nula confianza de la población en el peso. Por otro lado, la pintoresca dualidad de Sergio Massa, actuando simultáneamente como Ministro de Finanzas y como candidato del Frente para Todos, denota debilidad e improvisación, agregando a ello el patetismo de sus periplos implorantes en busca de dólares. Como rúbrica a todo ello, en el gobierno de Alberto Fernández la pobrezaha crecido hasta el 39%, y la distribución del ingreso es más desigual que durante el cuatrienio macrista.

Ahora bien, a este nivel tanto del recuento cronohistórico como de las consideraciones deductivas que le conciernen, vale la pena diseccionar un poco el horizonte. Es la interna de Juntos por el Cambio la que concita todas las miradas porque es ella, a todas luces, la opción triunfadora. Allí, en ese sector, flota un ambiente que no deja de sorprender.
 
Es el aire de conversaciones soterradas en las cuales los interlocutores se han paseado por visiones existenciales y como fruto de ellas, visualizan la sempiterna confrontación con en otro bloque como cosa del pasado… Algo hay que cederle a los jerarcas de la CGT; habrá que negociar con quienes manejan el Conurbano; deben arreglarse entuertos con los gobernadores de las provincias conflictivas. En síntesis, es hora del pacifismo.

Puede parecer un éxito trascendental, un histórico avenimiento, pero se dibuja mas como un consenso de intereses para complacer intereses y no para resolver nudos estructurales. A lo mejor es el destino nacional lo que gravita; quizás es la oportunidad de la distopía encarnada en el gradualismo gestionado en pactos cupulares; será probablemente la hora de los abrazos amables después de la cenas en Puerto Madero y de las risotadas que den sonoridad a los asados domingueros en La Matanza.

Es la realpolitik…
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