Los estándares y conceptos son bastante relativos hasta llegar en algunos casos al punto de ser condicionada
RELATIVIDAD EN LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN
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Ahmad Taha

Si bien es cierto que los países occidentales gozan de una libertad de expresión poco vista por ejemplo en la mayoría de los países árabes, africanos o latinoamericanos, no es menos cierto que los estándares y conceptos de esa libertad son bastante relativos hasta llegar en algunos casos al punto de ser una libertad condicionada.

Por ejemplo, a modo taxativo y no limitativo, y aunque las leyes francesas prohíben cualquier tipo de expresión que conduzca al odio por motivos raciales o religiosos, notamos que las autoridades francesas aplican un doble rasero al prohibir y castigar el cuestionamiento del Holocausto bajo el lema de la libertad de expresión, mientras que esa libertad desvanece al prohibirle a las mujeres musulmanas practicar su derecho en su propia vestimenta (inspirada por cierto por la Virgen María).

Para occidente (dígase Estados Unidos y los países europeos) si atacas al Estado de Israel y denuncias las atrocidades que comete contra palestinos, o desconoces al holocausto judío, entonces eres un depravado antisemita.



Igualmente, y más recientemente, si te opones al pensamiento LGBT+ (y no sé cuantas letras más por delante) o quemas su bandera, eres un desalmado racista que no sabe de amor y de indulgencia, pero si publicas caricaturas de ofensa y blasfemia al Profeta Mujámmad, el Mensajero de la religión profesada por más de dos millardos de personas, o quemas su libro sagrado, el Noble Corán, entonces estás practicando tu derecho a la libertad de expresión.

Otro ejemplo no menos notorio tiene que ver con Rusia, país que fue anfitrión del mundial (el anterior al de Qatar) tras haberse apoderado por la fuerza de Crimea y en contra de la voluntad de Europa, y había prohibido a los jugadores beber cerveza en los estadios, y prohibió cualquier eslogan relacionado con homosexuales, pero debido a que era Rusia la potencia, ningún defensor de la libertad de opinión tenía esa audacia y gallardía que apareció de repente en el mundial de Qatar. Ahí, la selección alemana causó todo un revuelo al mostrar su apoyo a los homosexuales, y retratar al Estado qatarí como contrario a la libertad de opinión. Esa misma Alemania es la que precisamente necesita revisar su falsa ética libertaria y es la que no tiene moral para hablar de libertad de expresión porque en febrero de éste mismo año, la televisora alemana Deutsche Welle despidió a cinco periodistas por antisemitismo cuando expresaron en sus cuentas “personales” de redes sociales su rechazo a la ocupación israelí y criticaron sus prácticas. En este caso, no se tuvo en cuenta la libertad de expresión. Es de destacar que los cinco periodistas eran de origen palestino, sirio y libanés.

Mientras en Europa está prohibido izar en los estadios la bandera palestina o levantar consignas a favor de la causa palestina, para (según los europeos) dar cumplimiento y honor al lema “No a politizar la pelota”, esa misma Europa enarbola en todos los estadios europeos la bandera ucraniana y permite izar la bandera de los homosexuales y sus consignas.

Y como si fuera poco, y en la misma Europa, La periodista palestino-alemana Maram Salem fue una de las víctimas de la falsa libertad de opinión. Esta periodista, que trabajaba también para la red alemana "Deutsche Welle", fue despedida del trabajo debido a una expresión de su opinión publicada en su página “personal” de Facebook, donde los responsables de la red alemana consideraban antisemita la opinión de la periodista, aún cuando ni siquiera mencionó a los judíos o a Israel, pero criticó el estado de la libertad de expresión en Europa.

El conocido escritor estadounidense Finnian Cunningham, cuyos artículos se publican en muchos sitios web y periódicos en Occidente, escribió un artículo titulado “La farsa de la libertad de expresión en Occidente”. Cunningham dijo: “Los líderes de los países occidentales hablan sin parar sobre valores y libertad de expresión, pero la verdad es que en la práctica, estos valores occidentales de los que hablan no son más que un mito que no existe, y son solo consignas completamente vacías, que cantan y vitorean como un engaño solo con fines de propaganda política”.

Así es como la libertad de opinión se interpreta en occidente y como se manifiesta el doble rasero y la hipocresía en su máxima manifestación provocando y alimentando el odio y profundizando la brecha entre Oriente y Occidente.


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