Salvar a la ANP se traduce en no congelar fondos, permitir accesos a Israel de trabajadores, permitir importación de bienes de países como Jordania
SALVAR LA AUTORIDAD PALESTINA
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Elías Farache S.

El gabinete ejecutivo del gobierno de Israel se reúne todos los domingos. Este domingo 9 de julio de 2023, se votó por salvar a la Autoridad Nacional Palestina. El gabinete de seguridad, una instancia más cerrada y con atribuciones más delicadas, votó ocho a tres estabilizar la situación en los territorios administrados por la Autoridad Palestina.

Hace tan solo una semana, las Fuerzas de Defensa de Israel lanzaron una operación en Jenín para desmantelar células que han efectuado atentados y siguen planeando futuras acciones. Una operación costosa en vidas y también, como de costumbre, en el precio que paga el gobierno israelí ante la opinión pública y sus amigos. Porque los amigos de Israel, como los Estados Unidos de América y su presidente, Joe Biden, no ven con buenos ojos estas acciones defensivas, o preventivas, o punitivas. O las tres calificaciones a la vez. Israel nunca tiene carta blanca. Recibe tarjetas amarillas y rojas. Además de abucheos. Claro, son preferibles los abucheos a las condolencias y solidaridades póstumas.

Algunos lectores señalan que somos muy repetitivos en los temas que se tocan en las llamadas notas de esclarecimiento y explicación que suelen publicarse. Es verdad. Pero no es por manía de quienes comentan, es por la persistencia de situaciones que se repiten una y otra vez, con los resultados de siempre. Es el caso de lo que sucede en el Medio Oriente desde antes del establecimiento del Estado de Israel.

En la actualidad, la Autoridad Nacional Palestina mantiene una posición hostil para con Israel. Dentro de su territorio, alberga y protege a grupos de terror. Algunos bajo la denominación autóctona de Al Fatah, el movimiento base de Mahmoud Abbas y la Organización de Liberación Palestina. Otros, de distinta y letal denominación como Hamas. La ANP tiene su mandato vencido desde hace varios años, el líder antes mencionado en necesidad urgente de un remplazante ya por motivos de edad también. Amenaza a Israel frecuentemente con acudir a la Corte Penal Internacional, y despotrica en cualquier oportunidad que se le presenta del gobierno israelí, sea cual sea su composición.

Con todo y lo anterior, que no es poca cosa, Israel considera que debe mantener vigente a la Autoridad Nacional Palestina como, precisamente, autoridad. Paradojas del Medio Oriente, difíciles de asimilar y comprender. Que requieren de una compresión surrealista de la realidad.

La ANP es un mal necesario para Israel, porque los otros actores de la dirigencia palestina son más complicados y difíciles. Las coordinaciones de seguridad con la ANP no son ideales, pero se aplica el concepto de “mejor que nada”, y ya es mucho. La coalición de Netanyahu debe manejarse internamente entre sus propios extremos para evitar males mayores, algo que no redunda en beneficios visibles para muchos. Pero los responsables de la seguridad de Israel saben lo que tienen en sus manos.

Salvar a la ANP se traduce en no congelar fondos, permitir accesos a Israel de trabajadores, permitir importación de bienes de países como Jordania. Intentar, una y otra vez, generar y mantener cierto bienestar en la población que les de un incentivo para reconocer y aceptar que la violencia y las víctimas de lado y lado no van a solucionar nada, lo empeoran. Es cierto que, hasta ahora, lamentablemente, no se han conseguido los mejores resultados pero ¿qué más se puede hacer?

Israel, como tantas veces, se enfrenta a la disyuntiva de elegir entre lo malo y lo peor. Cuando se está ante este tipo de elección, entre lo malo y lo peor, lo malo es bueno.

Entonces es bueno salvar a la ANP. Ojalá sea así, por el bien de todos.


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