Deseo que este artículo no sea interpretado como una posición de apoyo a ninguna parte en la guerra rusa contra Ucrania
HIPOCRESÍA Y DOBLE RASERO
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Ahmad Taha

Sino más bien mostrar el doble rasero al que las grandes potencias, tanto occidentales como orientales, nos han acostumbrado; ya que la guerra de Ucrania reveló la verdadera cara de las grandes potencias que controlan la decisión del mundo y la doble moral hacia los problemas mundiales, especialmente el tema de Palestina.

Durante casi un siglo, Palestina y su pueblo han sido sometidos a los más viles y despiadados tipos de agresión, conspiración, racismo, intentos de eliminación y represión sistemática, por no mencionar asesinatos y desplazamientos, por parte de Israel, mientras el mundo mantiene un silencio cómplice que llega en muchos casos, a un apoyo flagrante a la ocupante maquinaria bélica israelí. Mientras Israel siembra entre los palestinos muerte y destrucción, los países occidentales salen con claro sesgo y racismo para hablar del derecho de Israel a defenderse! Obviando el más mínimo derecho de los palestinos a defenderse y tener una patria libre y soberana como lo decidió la ONU.

La abierta postura colectiva hacia Rusia en la guerra de Ucrania reveló la profundidad de la conspiración contra Palestina y un ciego sesgo hacia Israel, a sabiendas de que Israel es una entidad que se estableció a expensas del pueblo palestino que fue brutalmente desarraigado de su tierra y sometido a un nuevo apartheid no menos inhumano que el vivido en Sudáfrica.

Para muchos, Estados Unidos, la OTAN y otros países han actuado con razón en contra de Rusia si tomamos en cuenta que ésta última fue la que comenzó la agresión violentando la libertad del pueblo ucraniano y la soberanía de su país y, por ende, la Carta de la ONU, y amenaza la paz mundial. Esta razón, si bien es cierta, no es más convincente, humana y justa que la de la causa palestina, por ejemplo.
 
El racismo de los países europeos (OTAN) se manifestó claramente y sin escrúpulos en la forma de tratar con aquellos que huyen de Ucrania: los refugiados y desplazados no ucranianos o no europeos fueran tratados como si no fueran seres humanos y muchos funcionarios europeos dijeron francamente que no permitirían que los “no europeos”, refiriéndose a árabes y musulmanes, entren en sus países. Si esta postura fuera la de un país árabe o islámico, EEUU, la OTAN y hasta la misma Rusia lo tildarían de nación terrorista, racista y atrasada. Lo que está a la vista aquí es injusticia, hipocresía y racismo.

Todo lo expuesto anteriormente, nos lleva a exponer varias interrogantes:

¿Por qué es permitido que Israel siga agrediendo a Palestina y cometiendo crímenes sin precedentes en la historia del mundo, mientras es vedado que Rusia agreda a Ucrania?

¿Cómo llamar la otrora ocupación estadounidense a Irak y la consecuente muerte y desplazamiento de millones y destrucción de todo un país?
¿Por qué occidente no movió un dedo cuando Rusia invadió, ocupó y destruyó Afganistán entre 1979 y 1989?

¿Por qué se le permitió a Rusia invadir a Siria y destruirla para apoyar al aliado de Putin, el dictatorial régimen sirio?

¿Cómo es que ningún país del mundo le haya reclamado al gobierno de la India, hasta ahora, no haber actuado para frenar la flagrante agresión, persecución y asesinatos ejercidos por los nacionalistas hinduistas en contra de los musulmanes de ese país?
 
¿Por qué ningún país le reclama al gobierno chino, con fuerza, la persecución y las violaciones a los derechos humanos; (que tanto alegan defender en occidente) del pueblo Uigur (musulmanes por cierto)y otras minorías en el noreste de China? Y

¿Por qué se ha hecho la vista gorda ante el descarado y abierto hostigamiento del gobierno birmano, desde hace varias décadas, a la minoría musulmana y su exclusión de posiciones en el gobierno y el ejército?

Simplemente, el hecho de que el denominador común entre Palestina, Irak, Afganistán, Siria, India, China y Birmania es que las víctimas son “musulmanes” (un ingrediente ausente en la guerra contra Ucrania) revela el por qué del silencio cómplice de las grandes potencias y de los países europeos.
 
La guerra en Ucrania ha ayudado a descifrar cuánta hipocresía e injusticia hay en este mundo, cuán despreciable es el rostro de la actual política mundial y nos reveló que, para occidente, la justicia es relativa: Si eres una víctima musulmana, se vale todo en tu contra, y si eres una víctima no musulmana, se vale todo por tí. Esto, definitivamente tiene que cambiar, porque sin justicia nunca habrá paz.

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