Como todos los acontecimientos, estuvo precedido de un despertar progresivo de la conciencia colectiva venezolana
1958 EL AÑO DE LA LIBERTAD
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Rafael Simón Jiménez

Si algún año cobra especial significación en la trastocada y discontinua historia política venezolana es 1958, donde se produce un auténtico y profundo cambio en lo que venía siendo el signo del devenir venezolano, marcado por las guerras civiles, el predominio de los caudillos, el despotismo y la tiranía que casi ininterrumpidamente había negado el derecho de los ciudadanos a la democracia y la libertad.

Una guerra de independencia larga y desgarradora, seguida de una alternabilidad generalmente violenta de los caudillos en el poder, que se cierra con las crueles dictaduras de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, prolongación del trágico siglo XIX –Mariano Picón Salas dixit-y luego una etapa de controversial y tutelada apertura liberal, que tendrá como epílogo el golpe cívico militar del 18 de octubre de 1945 y su consecuencia siguiente la militarada del 24 de noviembre de 1948 y el inicio de una década de dictadura castrense donde se anulan y reprimen cualquier manifestación de libertad.

Como todos los acontecimientos, el año 1958, estuvo precedido de un despertar progresivo de la conciencia colectiva venezolana, que poco a poco y desafiando todas las formas de terror impuestas por el dictador Marcos Pérez Jiménez y su terrorífica policía política, comenzó un proceso de activación, organización y movilización, que marchó al ritmo de la desafección de los factores de poder que sostenían a la tiranía incluyendo su factor de apoyo fundamental representado en las Fuerzas Armadas Venezolanas, 1957 será el año que para decirlo con el título de un ensayo del recordado Simón Alberto Consalvi “LOS VENEZOLANOS PERDIERON EL MIEDO”.

En efecto cuando la dictadura militar entra en su noveno año en el poder comienzan a cuartearse las bases de su hegemonía. Pérez Jiménez con la torpeza y el desprecio por la política que lo distinguirá, comenzará a ganarse la animadversión de importantes factores de respaldo al régimen, incubando la crisis que terminara por echarlo del poder. Los Estados Unidos defensor y promotor de su régimen, irá poco a poco marcando distancia y sintiendo simpatías con un eventual cambio, los sectores económicos beneficiario de su ambiciosa política de obras públicas, se irán mostrando desafectos a la dictadura mientras esta acumula una fuerte deuda interna que compromete sus intereses. La Iglesia Católica otrora aliada, romperá abruptamente con la dictadura y desde los pulpitos de todas las Iglesias la famosa carta pastoral de Monseñor Rafael Arias Blanco arzobispo de Caracas, se constituye en acusadora de la verdadera situación económica y social a la que estaban sometidos los venezolanos.


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