En el discurso del Estado de la Unión ante el Congreso de 1971, realizó un esbozo sobre un cambio sin precedentes para EEUU, cercano al bicentenario de su independencia
NIXON: REVOLUCION AMERICANA
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Luis Ernesto Fidhel Gonzales

Richard Nixon siendo candidato presidencial bajo la aspiración de interpretar por designio histórico de estar “decidido a marcar la diferencia”, como lo hicieron algunos de sus predecesores presidenciales que admiraba -Jackson, Cleveland, Teddy Roosevelt, Wilson, Franklin Roosevelt -resultaría ser el presidente del bicentenario de la Independencia estadounidense si fuese reelegido en noviembre de 1972; consecuentemente en su campaña electoral de 1968, prometía realizar una “Nueva Revolución Americana”.

LA REVOLUCION AMERICANA

Aseveraba que los “Estados Unidos es una gran nación hoy”, no por lo que el gobierno hizo por la gente, sino por lo que la gente hizo por sí misma durante ciento noventa años en este país. Así era hora de aplicar las lecciones de la Revolución Americana al problema actual. En lugar de empleos, vivienda y asistencia social del gobierno, debiese utilizar sus políticas fiscales y crediticias para enrolar en esta batalla el mayor motor de progreso jamás desarrollado en la historia del hombre: la empresa privada estadounidense.

Los fundadores de los Estados Unidos de América representan las voces más fuertes del Pueblo estadounidense y el incentivo para una revolución, la “Revolución Americana”.

LEY Y ORDEN

Así también, definiría a la Revolución Americana “que estuvo y está dedicada al progreso”, siendo el primer requisito el orden, no habiendo disputa entre estos porque ninguno puede existir sin el otro; garantizando el derecho a disentir y sentaría las bases para un cambio pacífico.

También reconocía que el primer derecho civil de todo estadounidense es estar libre de “toda violencia doméstica” y ese derecho debía de garantizarse. Prometiendo restaurar el orden y respeto a la Ley, iniciando con la designación de un nuevo Fiscal General que dirigido por el presidente de los EEUU lanzaría una guerra contra el crimen organizado. Concluyendo: "Restableceremos la libertad del miedo en Estados Unidos para que Estados Unidos pueda tomar la iniciativa de restablecer la libertad del miedo en el mundo".

El 17 de junio de 1971, Nixon categorizó el abuso de drogas como una emergencia nacional señalándolo como el “enemigo público número uno”. Se dio inicio formal a la denominada: Guerra contra las drogas, constituyéndose en un paradigma del gobierno.

EVALUACION

Según el TIME, Nixon al arribar su tercer año de su presidencia; seguía obteniendo calificaciones bajas en las encuestas sobre el desempeño del gobierno. Los asesores prometían que estaban trazando algo nuevo en la Administración y haciendo correcciones “a mitad de camino”. Aseveraban que habría un enfoque más positivo del Congreso.

Hubo una remodelación de asesores y administradores a nivel de gabinete e inferior; incluso un nuevo espíritu de autocrítica entre los hombres que llegaron confiados al cargo con el Presidente; sólo para descubrir que sus certezas anteriores eran inadecuadas para las necesidades de la nación.

Nixon sin duda, podía atribuírsele el mérito de su conducción razonablemente exitosa de los asuntos exteriores. Sus intentos de reformar funciones vitales del gobierno, como el sistema de asistencia social y la oficina de correos, habían sido reflexivos e innovadores. Había hecho poco para reconciliar a los afroamericanos, y los problemas sociales de la nación obviamente exigían más atención presidencial de la que se les había brindado hasta el momento.

Su obstinada política monetaria estricta para frenar la inflación, finalmente se había convertido en decepción. Estaba cambiando a un enfoque expansivo, apoyando un aumento de la oferta monetaria y el gasto deficitario.

ESTADO DE LA UNION

El discurso al Congreso sobre el Estado de la Unión del año 1971, se centraría en el diseño para los programas domésticos fundamentales en los que debía apostar el éxito futuro de la Administración y, en un grado considerable, sus propias esperanzas de reelección para 1972.El Presidente lo califico anticipadamente: "el programa más completo, de mayor alcance y más audaz en el campo nacional jamás presentado a un Congreso estadounidense".

Concretamente aseveraba que los “turbulentos años” que acababan de pasar, EEUU había “atravesado una larga pesadilla”: de guerra, división, delincuencia e inflación. Correspondería “abrir las puertas” que llevarían nuevamente a la grandeza de la nación: El genio del pueblo estadounidense.

Presentó seis objetivos: reforma de la asistencia social, lucha contra la inflación y el desempleo, restaurar y mejorar el entorno natural, atención médica, fortalecer y renovar los gobiernos estatales y locales. Además, cambiar el marco del gobierno federal para poder volver a responder plenamente a las necesidades y deseos del pueblo estadounidense.

CONTRA LA BUROCRACIA

El mensaje se había centrado en un plan “verdaderamente radical” para revertir la historia de décadas al devolver parte del flujo de dinero y poder del gobierno, llevándolo de Washington hacia los estados de la Unión. También habría incluido viejas propuestas “recién adornadas” y una drástica remodelación de los departamentos del Gabinete, solicitando al Congreso reducirlos a ocho, solo quedando intactos: Estado, Hacienda, Defensa y Justicia.

Se crearían cuatro nuevos departamentos a partir del resto relacionados a recursos humanos, desarrollo comunitario, recursos naturales y prosperidad; divididos por temas específicos se organizarían en torno a los grandes propósitos del gobierno. Tendrían por objetivo en lugar de dispersar la responsabilidad agregando nuevos niveles de burocracia, se enfocaría y concentraría la responsabilidad de resolver los problemas.

PODER AL PUEBLO

En base al realismo, el Presidente habría argumentado que la mayoría de estadounidenses estaban hartos del gobierno en todos los niveles. No seguirían, y no deberían, tolerar la brecha entre la promesa y el desempeño. Para remediar la situación, prometía “una nueva revolución estadounidense, una revolución pacífica en la que el poder volviera al pueblo".

Nixon atacaba al Gobierno Federal por considerarlo “demasiado grande y musculoso”. Instaba a devolver el poder al gobierno estatal y local porque “el gobierno local es el gobierno más cercano a la gente y responde mejor a la persona individual”.

 

ECONOMIA

Nixon abogaría por una estabilidad de precios superando una inflación galopante, pasando al mismo tiempo de una economía de tiempos de guerra a una de tiempos de paz, pagando el precio del aumento del desempleo.

Para solucionar esta situación proponía un presupuesto expansivo para estimular la economía de pleno empleo; para abrir nuevas oportunidades laborales para los estadounidenses diseñado para estar en equilibrio si la economía estuviera operando en su máximo potencial pues gastando como si se estuviera en pleno empleo se ayudaría a lograr éste.

La Reserva Federal independiente tendría el compromiso de satisfacer las necesidades monetarias de una política en crecimiento y con el esfuerzo mucho mayor de los trabajadores y empresarios para hacer de los salarios y las decisiones de precios acorde al interés nacional y su propio interés se lograría la meta de una nueva prosperidad: más empleo y ganancias, sin inflación ni guerra.

EVALUACION

El TIME en la edición de enero de 1972, manifestaba que excepto por su acción sobre la economía, Nixon no logró transmitir ningún sentimiento de urgencia a sus ataques a los problemas internos. La “Nueva Revolución Americana” nunca emuló a la exagerada descripción del secretario de justicia John Mitchell: “El documento más importante desde que escribieron la Constitución”.

Si bien había incluido algunas ideas encomiables; todavía no se actuó sobre ninguna. De los seis objetivos excepto el económico, estaban todos estancados. Parte de los problemas de la propuesta fue que muchas eran reorganizaciones estructurales o procedimientos; difícilmente se podrían considerar el material de una revolución. Además, la mayoría de programas sociales eran más difíciles de llevar a cabo que los movimientos en el plano internacional.

Para que tengan éxito un presidente debía ser capaz de mover tanto a la nación como al Congreso. En cuanto a la nación quedaba la duda si realmente podía moverla reavivando el Espíritu del 76, - bicentenario de la Declaración de Independencia de los EEUU-. En el Congreso a Nixon no le agradaban los formalismos para reunir su apoyo, más aún cuando había una mayoría demócrata. Nixon considerado un “maestro político”, no era muy bueno para tratar con políticos en el Congreso.

DIFICULTADES CON EL CONGRESO

En la edición del TIME de enero de 1973, reconocía a pesar de todo el deslumbramiento y prueba en las relaciones exteriores, el historial nacional de Nixon en los primeros cuatro años habría representado algo menos que su nueva “Revolución Americana. De todos los objetivos anunciados, solo el reparto general de los ingresos fue aprobado por un Congreso hostil; los otros objetivos se habían procedido irregularmente o no se habían realizado en absoluto.

La mayoría de esfuerzos internos de Nixon en el Congreso había consistido en rechazar la aprobación de proyectos de ley que la Administración consideraba demasiado caros. Cuando eso fracaso, recurrió al veto o simplemente se negó a gastar todos los fondos autorizados.

Trataba al Congreso como una entidad que debía ignorarse o un obstáculo a superarse, para angustia a menudo de los congresistas, incluso en su propio partido. Durante la campaña electoral se había observado una moratoria en su vendetta con la prensa; Nixon había comenzado una campaña calculada “para asustar” a las cadenas de televisión con una cobertura más "equilibrada"

EL GASTO

Si bien en el primer mandato, el gasto federal había aumentado enormemente, al contrario, en el segundo intentaría frenar la tasa de aumento; pues iba a ser un período difícil para el Presidente en el Capitolio. De hecho, lo más probable fue que simplemente no propuso mucho, sino se concentró en tratar de ejecutar de manera más eficiente la gran cantidad de programas federales que ya existían.

Las clases media y obrera ciertamente no querían pagar más impuestos por programas que, en su opinión, benefician principalmente a los afroamericanos u otros miembros de lo que los sociólogos llaman la "clase inferior". Pero pudiera haber algunas áreas, como la atención médica o el medio ambiente, que incluso el propio electorado de Nixon podría eventualmente quedar insatisfecho en ausencia de un mayor esfuerzo federal.

CONCLUSION

Sin embargo, Nixon creía que estaba vinculado de una manera misteriosa a la gran mayoría estadounidense: el americano silencioso, medio, la clase media, la mediana edad. Él creía que la mayoría de los estadounidenses comparten su visión de un renacimiento tradicionalista, de tratar de hacer que al menos el gobierno funcione mejor, de fomentar los remedios y las responsabilidades locales para los problemas locales. Era su versión del poder para la gente, y era un poder que cree que podía aprovecharse para cambiar la dirección y el espíritu del país para siempre. - Observaba el TIME –


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