Ha de extrañar al lector el uso de un vocablo tan ajeno a nuestro vocabulario; el mismo es parte común del habla castellana en España
EL ÚLTIMO ÓRDAGO DE PEDRO SÁNCHEZ
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Manuel Salvador Ramos 

Se refiere a la actitud del jugador que en un solo lance arriesga el monto total de sus haberes. En Venezuela y otros sitios de América Latina, denominamos tal gesto como “echar el resto” en algún momento repentino de la baraja.
 
Vale el término para conversar sobre la actitud de Pedro Sánchez, Presidente del Gobierno del Reino de España, luego de que su partido político, el Partido Socialista Obrero Español, sufriese una aplastante derrota en las elecciones del 28 de mayo. Las mismas estaban dirigidas a la Comunidades Autónomas y las Municipalidades de todo el país, pero el propio Sánchez las planteó ante el país como un plebiscito a su gestión y la respuesta fue una contundente desaprobación. El ambiente político y las mediciones de opinión eran francamente adversas, pero ni las visiones más pesimistas hacían presumir un resultado tan desastroso para el PSOE y particularmente para Pedro Sánchez. Los socialistas perdieron cinco de las Comunidades Autónomas que gobernaban, entre ellas el bastión histórico de Andalucía, y 11 de las 22 capitales de provincia que gobernaban, incluyendo Sevilla, donde mantenían el poder desde el advenimiento democrático en la década de los 80.

Sánchez, al tener en sus manos cartas de valor, se arriesgó a una apuesta decisiva. Un 4.1% de inflación interanual y un salario mínimo de 1080 euros contra los 735 que regía cuando alcanzaron el gobierno el año 2018, eran suficiente respaldo para cualquier jugada audaz.
 
Pero siendo así, ¿qué pesaba en el ánimo de la sociedad española para mostrarse hostil ante el gobierno? Se observa en primer lugar el karma que viene arrastrando Sánchez desde el inicio de su gestión cuando formó coalición con la izquierda radical. UNIDAS PODEMOS; la I.U. (Izquierda Unida), archipiélago nostálgico del otrora poderoso Partido Comunista Español; Esquerra, fuerza independentista catalana, BILDU máscara de la otrora HARRI BATASUNA, brazo político de la ETA, entraron al gobierno de Sánchez en el 2020, y desde entonces, los órganos de prensa, especialmente no han cesado en una campaña corrosiva contra lo que califican como “una reedición del Frente Popular”, la coalición en 1936 llevó a España a la Guerra Civil. Abundando sobre el particular, se alude la carencia de escrúpulos de Sánchez al recordar que el 2019 señaló: “… igual al 95% del país, no lograría dormir tranquilo si dejo entrar a UNIDAS PODEMOS al gobierno…”. A pesar de tan teatral frase, cuatro meses después incorporaba como vicepresidente a Pablo Iglesias, líder de esa organización.
 
Otro enfoque negativo de la opinión pública se expresaba en que BILDU, la fuerza heredera de ETA aliada de Sánchez, llenó sus listas de participación electoral en el País Vasco y en Navarra, con exterroristas cuyos antecedentes penales por atentados sangrientos eran una ofensa a la ciudadanía. El Partido Nacionalista Vasco, P.N.V, fuerza democrática mayoritaria, ejerció fuerte presión y los candidatos fueron retirados, pero aún así Gabriel Rufián, vocero de Esquerra Catalana en el Congreso de Diputados y también socio del gobierno, expresó su protesta por “la campaña fascista contra la izquierda abertzale, importante fuerza en la política en el País Vasco.”

Debe también apuntarse como un factor negativo para Sánchez la cercanía que ahora mantiene con José Luis Rodríguez Zapatero. En la terrible crisis que vivió el PSOE entre el 2015 y el 2016, éste veía a Pedro Sánchez como un trepador inescrupuloso, pero el abrazo de éste con los sectores de izquierda radical propició un maridaje que ha llevado al nativo de Valladolid a ser un adherente incondicional del presidente. Rodríguez Zapatero, el peor gobernante que ha tenido España desde 1978 y que estuvo a punto de llevar al país a una intervención del FMI en medio de la crisis económica del 2010 está ahora dedicado a “asesorar” turbias iniciativas políticas en América Latina, pero ante la coyuntura electoral puso todo su empeño en la campaña que culminó con el revolcón del 28M. El ex presidente, junto con Susana Díaz y otros altos dirigentes partidistas, había sido uno de los artífices de la victoria del hoy líder socialista en las primarias de 2014, aunque luego conspiró con los barones regionales y el aparato del partido en aquel tumultuoso Comité Federal que se efectuó el 1° de octubre de 2016 y en el cual se defenestró a Sánchez. Después, ya en el verano de 2017, Zapatero apoyaría sin éxito a Susana Díaz contra en la lucha por la secretaria general del partido. Seis años después las divergencias y zancadillas han desaparecido. Ambos han recompuesto la relación hasta el punto de que hoy José Luis Rodríguez Zapatero es uno de los principales apoyos internos del inquilino de La Moncloa.
 
Podemos observar a manera de síntesis que el análisis de la trayectoria de Sánchez nos muestra un trepador solapado y peor aún, un devoto del rencor. Ha aprovechado las ventajas de gobernar para destruir a personalidades del PSOE que antes le apoyaron y cuyo concurso fue indispensable para salir airoso en las distintas escaramuzas que libró. El ejemplo más claro de lo afirmado se manifiesta en su actitud ante la persona que fue líderesa indiscutible del PSOE en Andalucía, Susana Díaz, lo cual está registrado en la suerte de autobiografía (“Manual de resistencia”) escrita por el propio Pedro Sánchez.
 

 
Existe una corriente de opinión visceral contra el personaje de marras y ante ella él no ha logrado construir una postura que combata con firmeza tal percepción. Por el contrario, sus pasos y ejecutorias muestran la conducta del artero que se esconde en una imagen gestual engañosa. Aún así, la habilidad de Pedro Sánchez es una cualidad política que nadie debe poner en duda a estas alturas. Incluso quienes más le detestan valoran que llegó a la Presidencia del Gobierno siendo el primero que lo logra a través de una moción de censura. Todos saben que tiene una extraordinaria facilidad para luchar en situaciones drásticamente adversas y salir airoso contra todo pronóstico. Su decisiones sorpresivas han logrado voltear radicalmente las circunstancias y ello es precisamente en lo cual confía cuando en la madrugada del 29 de mayo ha lanzado un inesperado “topo a todo”.
 
A la vista de los resultados del domingo 28/05, Pedro Sánchez contaba con planteamientos que le facilitaban atenuar el impacto de los resultados. Hubiese podido, por ejemplo, asumir lo ocurrido y plantear al país un cambio de rumbo, prescindiendo de algunos nombres polémicos de su gobierno. Con la bien puesta “cara de piedra” que posee, habría podido decir que el proceso comicial correspondía a una elecciones regionales y locales, no a unas nacionales. También podía optar por continuar en La Moncloa y aplacar las críticas señalando que no sería candidato en la elecciones generales previstas para fines del presente año. Pero tomó la vía confrontativa de no esperar el fin de año y llamar al proceso de votaciones el 23 de julio. Su propósito es cortar una dinámica electoral negativa muy peligrosa que empeore la situación, con una derecha en alza y una izquierda a la baja, amén de ahorrarse siete agónicos meses en el Gobierno. Ahora bien, el logro de todo objetivo conlleva una verificación de los medios y recursos para alcanzarlo.

¿CUÁLES SON LAS CARTAS QUE GUARDA ESTE TEMERARIO JUGADOR?

En primer lugar, cierra filas invocando una polarización absoluta. Habla de la España de hoy que peligra cuando la extrema derecha (VOX) se amalgama con la derecha extrema (PP) para frenar el progreso. Sánchez, con todo su “histrionismo imperturbable”, está en capacidad de argumentar ante la sociedad española que esa “avalancha reaccionaria” va a dar al traste con logros evidentes y palpables de progreso y para ello muestra las imágenes que ilustran su gestión. La ciudadanía goza de un régimen pensional protegido y en alza; hay sanidad universal y salario mínimo; se disfruta de moneda común, precios uniformes en la electricidad y carburantes. La inflación es un problema del pasado. Las cifras económicas demuestran la mentira de un gobierno antiempresarial y prueba de ello es el avance del PIB con 5,5% en el 2022 y del 3,8% en el primer trimestre de este año (cifras dadas por FUNCAS).
 
¿CUÁLES SON LOS MALES DE LA PATRIA?

Es obvio que el panorama formal no parece darle ninguna ventaja a Sánchez. Desde otro ángulo se habla de la llegada de un nuevo ciclo, no de un cambio de gobierno. Pero esta percepción teórica puede ser rebasada con el planteamiento dramático que muestra datos incontrovertibles. Además, en los partidos tradicionales (y el PSOE encarna como ninguno ese molde) hay una cultura de “cerrar filas” en las coyunturas históricas. La tradición electoral indica que España es un país de centro-izquierda, en la cual el PSOE tiene más opciones de gobernar, habiéndolo logrado en VEINTISEIS oportunidades contra QUINCE del PP.

No es probable ver a Pedro Sánchez Pérez-Castejon como un hombre de plegarias. No creemos que guarde alguna medalla en los bolsillos o que ante alguna encrucijada invoque la Divina Providencia. Su pasión es el riesgo despiadado y su triunfo guillotinar al contrincante.




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