Por: Macky Arenas
La dinámica social hace honor al mar que rodea la isla, El Caribe. Quienes lo vivimos, lo surcamos y lo nadamos sabemos que tan pronto puede estar tranquilo como un plato como generar olas de 30 metros.
La situación social y sus repercusiones políticas se comportan por el estilo. Cuando todo parece estar bajo el control autocrático, de repente sucede lo imprevisto, como aquel «11J» cuando el pueblo cubano se lanzó a las calles, harto de pasar necesidades y ansioso de libertad. Lo demás es historia.
La represión no se hizo esperar y los presos, que se cuentan por cientos, los juicios amañados y penas desproporcionadas son un escándalo que llegó hasta el Vaticano para no salir de allí hasta ver a tantos cubanos recuperar su libertad y su vida.
INCÓMODA SOLICITUD
Hace unos meses, el papa Francisco envió a la isla al cardenal Beniamino Stella, quien también hizo honor a su apellido dejando una «estela» de reclamos por justicia. Hizo saber al régimen castrista que el deseo del Papa era ver a los presos volver a sus hogares y permanecer junto a sus familias, en Cuba.
Los jerarcas comunistas nunca dijeron «no», pero tampoco soltaron prenda sobre cómo se las arreglarían para complacer esa petición sin aflojar demasiado la cuerda.
Pero están claros en que ceder posiciones mineralizadas podría abrirles una puerta, herméticamente cerrada, cuya apertura es vital para mejorar el estado de asfixia económica y aislamiento en que se encuentra el régimen.
Acarician la esperanza en que la Santa Sede pueda interceder ante Washington. De hecho, los obispos cubanos fueron noticia esta semana por su reunión con el eficiente Miguel Díaz-Canel, donde se abordó el tema de los presos políticos detenidos por las manifestaciones del 11 de julio de 2021. La reunión se mantuvo en medio de los intentos del régimen de conseguir que el Vaticano medie para un deshielo con la administración Biden.
PRESIONES CRUZADAS
No sólo está el gobierno de La Habana presionado desde fuera. También dentro de Cuba los sacerdotes y religiosas católicos han hecho una cruzada de denuncia por causa de las injusticias, carencias y lucha por la libertad de los jóvenes presos que sus familias lideran y la Iglesia acompaña.
El caso del padre Alberto Reyes Pías, consecuente articulista cuya pluma molesta, día a día, la conciencia de quienes mantienen al pueblo cubano en la mayor de las indignidades, es demostrativo de la presión que lleva esa caldera.
Impactó su entrevista con el medio español El Debate, donde el sacerdote cubano, reveló gran parte de su vida y su trayectoria como religioso en la isla. Una de sus frases: «Cuba ya no puede más, ya han cumplido el tiempo de la esclavitud».
Revela que la isla ya no puede soportar más al régimen comunista por lo que no descarta un
levantamiento popular. Ello trajo como consecuencia la nota amenazante del castrismo contra el sacerdote:
«Sacerdote cubano instiga a delinquir», de
Arthur González en El Heraldo Cubano donde señala:
«En evidente correspondencia con los planes del gobierno de Estados Unidos y la CIA, Alberto Reyes Pías, párroco de la diócesis de Camagüey, incita a sus seguidores a delinquir mediante desórdenes públicos para derrocar a la Revolución cubana».En Madrid el párroco declaró a la agencia EFE: «Hay una crisis de alimentación, de medicamentos, de transporte y cortes de luz cada vez más frecuentes y más largos, la situación es muy desesperante, no hay ningún signo de esperanza de que vaya a haber un cambio (…) los cambios que desea el pueblo se tienen que hacer desde dentro de la Isla, pero no se lograrán sin apoyo externo», lo cual vería evidente cualquier observador medianamente enterado.
El vocero del régimen remata: «La sotana no exime de responsabilidad penal a nadie, pero la jerarquía católica de Cuba calla y permite sus actitudes provocativas».
El mensaje de sus feligreses del sacerdote: «Esta publicación es una alerta al padre donde le dicen, si regresas, ya sabes lo que te espera. Le tienen miedo porque llega al corazón de la gente, porque nos enseña a pensar, porque mueve los corazones a vivir como Cristo».
PLOMO DE IMPRENTA ES DISTRACCIÓN
No obstante, el plomo de imprenta no refleja lo que en realidad ocurre en el seno de la ya debilitada revolución castrista. Como distracción, puede que funcione para la galería. Pero otras corrientes van subterráneas.
Valga la pena resaltar que, mientras en Nicaragua el dictador Ortega pasa de atacar a los obispos a meterse con el Papa y en Venezuela resisten la tentación pero están «a puntico», los cubanos, más duchos en estas artes de perder y recuperar terreno, se aprestan a profundizar tiempos de negociaciones para sacar la nariz a flote en medio de una de las crisis más graves de los últimos. Ello no implica que cambien sus métodos; pero en el estirar y encoge, por el momento, se transan por el primero.
De allí la reunión de obispos con el mandante cubano, la cual tiene dos trasfondos: el primero, los señalamientos del cardenal Sean Patrick O Malley durante su visita a la isla, acerca de la falta de disposición del gobierno a reuniones con los obispos; el segundo, la ya mencionada necesidad del establecimiento cubano de una intervención del Vaticano para suavizar las tensiones con los Estados Unidos.
SI EXPLICAN, COMPLICAN
Lo que ha trascendido, para los buenos entendedores, es que la reunión se mantuvo en generalidades con una buena dosis de impermeabilidad. Oficialmente, el gobierno insiste en divulgar que hubo respeto mutuo y que el clima fue de cordialidad, pero nada más.
Los obispos se expresaron a través de su portavoz, monseñor Ariel Suárez, secretario ejecutivo de la Conferencia Episcopal Cubana. Inteligente y cauteloso ofreció una declaración a la agencia Reuters donde aparentemente reconocía que el tema de los presos políticos estuvo sobre el tapete.
Ni más ni menos. Los obispos también fueron genéricos y ambivalentes. Esa relación siempre complicada con el régimen cubano ha construido un género literario a través del cual se habla sin decir nada que pueda ser interpretado como problemático.
Los obispos agradecen mucho la tónica de la reunión. Pero no hay que olvidar que el deber del Estado es informar y no lo hace. Justo por ello, puede surgir cualquier cantidad de especulaciones. Y uno se pregunta: ¿Si el clima era tan bueno, por qué no informar? La respuesta, habida cuenta del tipo de régimen en cuestión, tiene una sola línea lógica: si en verdad hay algo importante en ciernes, explicar es complicar.
Como dato adicional, es de tener en cuenta que los contactos entre el Papa -Santa Sede- y el régimen castrista, Obama de por medio, a los fines del deshielo pasado, se mantuvieron por tres años y nunca se hicieron públicos. Así se hacen estas cosas.
FIGURA SEÑERA
En este contexto, viene mucho a cuento la figura de muy querido y respetado monseñor Pedro Meurice Estiú. Antes de ayer exhumaron sus restos en el cementerio y ya están en la Catedral de Santiago en capilla anexa, esperando ser colocados allí para siempre.
Su figura es particularmente significativa, no sólo por lo que dijo cuando el papa Juan Pablo II visitó la provincia -cuando frente al mismísimo Raúl Castro y la plana mayor, cantó las verdades de los padecimientos del pueblo cubano con y claridad valentía en aquel histórico momento- sino que es admirado porque siempre promovía que los documentos del episcopado no se quedaran en vaguedades ni sobreentendidos, sino que se proclamara la Verdad.
Esta semana el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, Emilio Aranguren, iba a estar en Miami para ser parte de la asamblea del CELAM en Puerto Rico. Quién sabe si de esos lados venga un poco más de luz, no sólo sobre esas gestiones, sino y sobre todo, acerca del destino de tanto preso que paga injusta condena.