La actual tensión política del país sureño trasciende a la destitución del presidente Pedro Castillo.
Perú: El Voto Social
A-AA+
Por: Manuel Felipe Sierra
Un mediodía de junio de 1990 en un almuerzo en el hotel Emperador de Cusco, luego de culminar una gira por regiones del país, Carlos Andrés Pérez se reunió con Luis Alva Castro, candidato del APRA y otros dirigentes del partido en el gobierno presidido por Alan García. Alva había sido superado en la reciente primera vuelta presidencial por Mario Vargas Llosa y Alberto Fujimori. Los visitantes confiaron a Pérez que si bien no públicamente, la estructura de la organización sería en la práctica puesta a favor de la victoria de Fujimori, un aspirante sin trayectoria política conocida y que desarrollaba una curiosa campaña conduciendo un tractor. Pérez fue invitado a conocerlo a lo cual se negó, y luego en conversación con sus compañeros de comitiva, pronosticaba un salto al vacío de triunfar el personaje, por cuanto con el mandato de Alan García en 1985 se abrió al fin una etapa de estabilidad democrática, después de golpes y gobiernos militares, y que sería seguramente prolongada de ser electo Vargas Llosa, considerando su formación intelectual y su compromiso con las instituciones republicanas, además del prestigio internacional como escritor, lo cual comparaba con la decisión de Acción Democrática al escoger a Rómulo Gallegos como candidato en 1941 y 1947; ocasión en que resultó ser el primer Presidente de la República electo por el voto popular. Finalmente, en la votación del 28 de julio de 1990 Alberto Fujimori ganó el poder que habría de ejercer durante diez años en el segundo mandato presidencial consecutivo más largo en la historia republicana del Perú, después de los once años de Augusto Leguía de 1924 a 1929.
NEOAUTORITARISMO
El mandato de Fujimori instala el modelo de las nuevas dictaduras en América latina. En 1992 se da un autogolpe, disuelve el Congreso, convoca a una Constituyente amañada y se aprueba un año después una nueva Constitución que perfila un régimen apuntalado en un sector de las fuerzas armadas y los grupos económicos vinculados a la corrupción y el narcotráfico dirigidos por su asistente y ahora compañero de cárcel Vladimiro Montesinos; si bien proclamó el éxito de su gestión en algunas medidas neoliberales y el combate de la subversión considerada terrorista. En noviembre de 2000, tras la divulgación de escándalos de corrupción para perpetuarse en el poder de cara a las elecciones, con sobornos a parlamentarios y sospechas de tráfico de armas, una poderosa movilización popular opositora en todo el país y la marcha llamada de los “Cuatro Suyos” en Lima, obligó a su renuncia a la Presidencia estando de visita en Tokio.
TRANSICIÓN
La renuncia de Fujimori dió paso a la sucesión legal y asumió el poder el presidente del Parlamento Valentín Paniagua y sucesivamente mediante el voto Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kucynski. Martín Vizcarra, Manuel Merino, Francisco Sagasti, y Pedro Castillo, todos acusados de corrupción y los últimos seis destituidos por el Congreso bajo control del fujimorismo y sus tradicionales aliados mediante la acusación de “vacancia moral” consagrada en la Constitución fujimorista de 1993. De esta manera, el Parlamento sustituye el voto para ejercer también un novedoso mandato Ejecutivo.
CASTILLO, NO ES CASTILLO
El 6 de junio de 2021 y después de un agónico recuento de votos de la segunda vuelta electoral, el Jurado Nacional de Elecciones declaró ganador de la Presidencia de la República a Pedro Castillo, candidato de Perú Libre frente a Keiko Fujimori, (hija del ex Presidente en prisión), de Fuerza Popular y quien aspiraba al alto cargo por tercera vez. Castillo, maestro rural, ajeno a las élites, “un desconocido en Lima” según la prensa; que no apareció en las encuestas de opinión; con una imagen ajena a los paradigmas del marketing, y un discurso sin propuestas atractivas, logró ganar las dos elecciones y someterse durante varias semanas a un minucioso reconteo de votos. Durante año y medio de gobierno enfrentó tres solicitudes de “vacancia moral” y diversas solicitudes de juicios civiles por presuntos delitos junto a su familia. El 7 de diciembre de 2022 ante una inminente y nueva declaratoria de vacancia por el Congreso, Castillo basado en el mismo texto constitucional, propuso la eliminación del Congreso y el llamado a nuevas elecciones. En respuesta; el Parlamento aprobó su destitución, y el nombramiento en el cargo de la Vicepresidenta a Dina Boluarte. Horas después Castillo fue detenido.
TOMA DE LIMA
Desde entonces, incluso en plena navidad estallaron protestas populares cada vez más numerosas en todo Perú, que además de la libertad y el regreso a la Presidencia de Castillo piden la renuncia de Boularte, la eliminación del actual Congreso, adelanto de elecciones y el llamado a una Asamblea Constituyente. Nadie pensó que la nueva crisis de gobernabilidad pudiera desencadenar una respuesta masiva de sectores populares que augura un reacomodo institucional a corto plazo. También era difícil apostar a la victoria de un campesino con sombrero y machete en mano frente a los poderes políticos y económicos que detentan un largo poder. En las calles de la capital ya se activa “la Marcha de los Cuatro Suyos”; la misma que en el año 2000 pusiera término al mandato autoritario de Alberto Fujimori.