Por José Segovia
Pero fueron los griegos los que elevaron la cartografía a la categoría de ciencia.
Todos los pueblos de la antigüedad tuvieron el impulso de marcar el territorio que habitaban. Los primeros mapas rudimentarios eran una cartografía efímera, ya que se elaboraban sobre la arena, la tierra húmeda y otros materiales. Por ejemplo, los nativos de las islas Marshall confeccionaron protomapas prehistóricos con conchas de mar sobre un enrejado de palmas. Según apuntan algunas hipótesis, nuestros antepasados también realizaron representaciones de su territorio en pinturas rupestres.
Otro ejemplo de esa primitiva fascinación por el entorno vital es una pintura descubierta en 1963 en Anatolia, datada en torno al 6300 a. C. Podría ser el plano de unos edificios y de un volcán cercanos. Parece lógico pensar que los antiguos egipcios realizaron mapas en papiros, aunque dadas las características de este material ninguno ha llegado a nuestros días.
Los árabes se inspiraron en el mapa de Ptolomeo para desarrollar sus propias cartografías, a las que añadían los datos geográficos que aportaban las notas de sus comerciantes y exploradores.
Hace más de cuatro mil años, en Mesopotamia, los babilonios dibujaron mapas en tablillas de arcilla que mostraban mediciones de tierra con el probable fin de establecer el cobro de impuestos. Pero fueron los griegos los que elevaron la cartografía a la categoría de ciencia. Anaximandro de Mileto (610 a. C.-545 a. C.) fue el primero que cartografió el mundo conocido en su época, representándolo dos veces más grande en su eje este-oeste que en el norte-sur, lo que evidentemente pretendía ser la representación del contorno conocido del Mediterráneo.
En el siglo III a. C., Eratóstenes confeccionó mapas que impulsaron la ciencia cartográfica. Años después, Hiparco estableció los cálculos que permitían trasladar la superficie esférica a un plano. A partir de entonces, el ser humano tuvo a su disposición una herramienta para realizar las primeras proyecciones cartográficas. Por aquella época, los chinos ya elaboraban mapas regionales en telas de seda.
El desarrollo de la imprenta, los viajes de exploración a América y África y los nuevos instrumentos de medición del siglo XVI desarrollaron la cartografía en Europa.
Hacia el año 150 d. C., Ptolomeo escribió la Geographia, una obra que utilizaba un sistema de latitud y longitud y que incluía una serie de mapas que nunca se encontraron, aunque sus escritos eran tan descriptivos que los geógrafos medievales fueron capaces de recrearlos y confeccionar con ellos el famoso mapa de Ptolomeo. Ese mapa se imprimió en Europa en el XV e influyó durante siglos a los cartógrafos europeos y a algunos navegantes, como Cristóbal Colón, que supuestamente llevó una copia en su primer viaje a América.
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