Veamos en pocas palabras lo que podemos aprender del estoicismo:
- Distinguir lo que podemos controlar de lo que no, para no tener actitudes ilusorias y hacer esfuerzos inútiles.
- Guiarnos por la razón y no por emociones incontroladas.
- Controlar nuestras emociones descartando las negativas y manejando las positivas.
- Desarrollar nuestro carácter y virtudes.
- Ser sobrios en nuestras necesidades y posesiones.
- Apreciar el momento sin lamentar el pasado o ilusionarnos con un futuro ficticio.
- Mantener una actitud serena, imperturbable.
- Actuar y reaccionar oportuna y eficientemente.
- Buscar una razonable felicidad.
- Sabiduría.
Citemos algunas frases de Epícteto en su Enquiridión como muestra:
La felicidad y la libertad comienzan con la clara comprensión de un principio: algunas cosas están bajo nuestro control y otras no.
Intentar controlar o cambiar lo que no podemos tiene como único resultado el tormento.
Las cosas, por sí mismas, no nos hacen daño ni nos ponen trabas. Tampoco las demás personas. La forma en que veamos las cosas es otro asunto. Son nuestras actitudes y reacciones las que nos causan problemas.
No exijas que los acontecimientos sucedan como deseas. Acéptalos tal como son realmente. Así te será posible la paz.
Cada dificultad con la que tropezamos en la vida nos ofrece la oportunidad de volvernos hacia dentro e invocar a nuestros recursos íntimos. Las pruebas que soportamos pueden y deben darnos a conocer nuestra fuerza.
El signo más claro de una vida superior es la serenidad. El progreso moral tiene como resultado liberarse de la confusión interior. Puedes dejar de preocuparte por esto y aquello.
Piensa en la vida como si se tratara de un banquete en el que te comportases con cortesía.
Los puntos de vista y los problemas de los demás pueden ser contagiosos. No cometas sabotaje contra ti mismo inconscientemente adoptando actitudes negativas improductivas fruto de tu trato con terceros.
Dime lo que piensas y te diré quién eres. Evita supersticiones que te lleven a conferir a los acontecimientos unos poderes o significados de los que carecen. No pierdas la cabeza. Nuestras ajetreadas mentes siempre andan sacando conclusiones, manufacturando e interpretando signos que no existen.
Piensa, en cambio, que todo lo que te sucede, sucede por algún bien. Que si has decidido ser feliz, eres feliz. Todo acontecimiento conlleva algún beneficio para ti; basta con que lo busques.
La libertad es la única meta que merece la pena en la vida. Se consigue prescindiendo de las cosas que escapan a nuestro control.
La felicidad depende de tres cosas, y las tres están bajo tu poder: la voluntad, las ideas respecto a los acontecimientos en los que estás envuelto y el uso que hagas de esas ideas.
La auténtica felicidad siempre es independiente de las circunstancias externas. Practica la indiferencia para con las circunstancias externas. La felicidad sólo puede hallarse dentro.
Intenta no limitarte a reaccionar al instante. Toma distancia de la situación a fin de tener una perspectiva más amplia. Sosiégate.
Cultiva el hábito de estudiar y examinar una acción futura antes de emprenderla. Antes de obrar, retrocede para tener una visión más amplia, para no actuar a la ligera obedeciendo a un impulso. Determina lo que sucede primero, considera adónde conduce y entonces actúa de acuerdo con lo que hayas aprendido.