Por Mario Valdez
Chelique Sarabia se inmortalizó con sus canciones, con su voz y su talento. Cuando escuchamos “Ansiedad”, canción de su puño y letra interpretada por Nathaniel Adams Coles, quien nació en Alabama, Estados Unidos, que fue uno de los mejores pianistas y cantante de reconocida fama mundial, conocido como Nat King Col. Es ahí donde valoramos la calidad, el genio, el intelecto, la popularidad de este gran venezolano con quien compartí gratos momentos entre amigos y una larga conversación, donde me narró anécdotas muchas de ellas desconocidas para que algún día las publicara. Grata tertulia en la casa de Guillermito “Fantástico” González, Chelique siempre en compañía de su inseparable y querida esposa María Jesús “Chuchita” Sifontes, junto a “La flaca” Carmen Victoria Pérez, “Toco” Gómez, Luis Guillermo Rangel y otros amigos.
Calle La Portada
El 13 de marzo de 1940, la Isla de Margarita amaneció lluviosa con fuertes ráfagas de viento, que hacían batientes las palmas de Coco, en una casa común de la Margarita de entonces ubicada en la antigua calle la Portada, en la entrada de La Asunción, vía El Portachuelo, Nueva Esparta, vivía la familia Lares Rodríguez. En esa casa lugareña vio por primera vez la luz del sol un niño que fue bautizado como José Luis, quien con el correr de los años fue reconocido en el mundo artístico como “Chelique” Sarabia, convirtiéndose en uno de los músicos más afamados de Venezuela y América Latina, quien se consagró mundialmente el año 2015, al ser Galardonado con el Premio Grammy en Las Vegas, Estados Unidos. Sus padres fueron don Sebastián Lares y doña Francisca Rodríguez. Casado con María Jesús “Chuchita” Sifontes. 5 hijos, 8 nietos y 2 bisnietos.
Tenía dos años de edad cuando sus padres se divorciaron, su madre se trasladó a la ciudad de El Tigre estado Anzoátegui. Contrajo nuevas nupcias con el trabajador petrolero José Santos Sarabia. La familia fija residencia en la zona exclusiva del campo petrolero de San Tomé. Tenía siete años de edad y no podía estudiar en la Escuela de dicho campo petrolero, porque era requisito ser hijo de trabajador de la industria petrolera, y él no lo era. Le sacan una nueva partida de nacimiento con su nuevo padre y desde ese entonces, se llama José Luis Sarabia Rodríguez. En ese colegio estudia primaria y bachillerato. Chelique se reía contando la anécdota, “me siento orgulloso de mis padres, los amo y me amaron”, decía. Cuando iba a Margarita, en el aeropuerto estaba don Sebastián con su Mercedes Benz verde, esperando a su hijo, lo recibía con un abrazo, la bendición y un beso en la mejilla. El doctor Gustavo Álvarez para la época vivía en Porlamar, y me afirma, que don Sebastián Lares trabajaba frente al cine Paraguachí, era una persona muy querida y destacaba con su Mercedes verde estacionado frente a la plaza Bolívar.
Un comunista le canta a Pérez Jiménez
El año 1954 el país se encontraba convulsionado políticamente, los adecos y los comunistas haciéndole oposición clandestina a la dictadura, y el gobierno persiguiendo y reprimiendo a sus opositores, el General Marcos Pérez Jiménez ejerciendo el poder con mano dura.
Para ese entonces Chelique tiene 14 años de edad, se gradúa de bachiller, muere su señora madre; va a Caracas a estudiar Petróleo, ingresa en la Escuela Técnica Industrial (ETI) de Los Chaguaramos, ubicada en la Universidad Central de Venezuela (UCV), lo que es hoy la Facultad de Ciencias. En esa época la juventud era inquieta, rebelde, protestante, tenía dos opciones políticas o eras adeco o te tocaba “el sarampión” del comunismo. A los 15 años de edad le tocó “el sarampión” y con otros compañeros de estudio se hizo militante de la juventud comunista. Fundó la estudiantina de la ETI, ya era cantante y estaba en el medio artístico. Con su bandolina lo contrata el conjunto “Cantaclaro” con Dámaso y Pascual García, “El Negro” José Quintero en el bajo, y Magdalena Sánchez como cantante. “Cantaclaro” era el conjunto preferido del presidente Marcos Pérez Jiménez, eran contratados en todas las fiestas a las que asistía el Presidente. Recuerda que apenas entraba el mandatario le cantaban el vals “Conticinio”, y nadie salía a bailar, todos los presentes esperaban que el Presidente bailara la primera pieza con doña Flor. Cuando terminaba le servían una copa de champagne y él les dirigía unas palabras a los músicos y a los presentes, saludándolos a todos; los saraos amanecían. Me comentaba Chelique, “que había un señor bajito, flaco, de lentes redondos que era el encargado de cuidarlo a él” y estaba pendiente que no se durmiera, le llevaba café, lo conversaba, lo mantenía despierto, era un adolescente que alternaba los estudios con el trabajo.
Preso por la SN
En noviembre de 1957, hay una redada policial por los alrededores de la universidad, en la entrada de la ETI, lo agarra la policía política, la Seguridad Nacional (SN) y se lo lleva preso junto a otros estudiantes; al día siguiente en la reseña de detenidos, se encontraba el hombrecito de lentes redondos y al ver a Chelique, le pregunta “¿muchacho qué haces tú aquí?, si tú eres músico”, éste le riposta, “sí, soy músico. Pero quiero a mi patria”. Ese día conoció la identidad de quien durante tres años le espantó el sueño, se trataba del Inspector de los Servicios de la SN, Luis Rafael Castro, alias “El Bachiller Castro”, uno de los esbirros más sanguinarios de la dictadura, de la confianza de Pedro Estrada (Director de la Seguridad Nacional), quien desmanteló los partidos AD, Copei y el PCV, asesinando y encarcelando la resistencia contra la dictadura.
“El Bachiller Castro”, los ayudó, se los llevó al aeropuerto y los montó en un avión de Aeropostal que iba a Curacao, les dio 100 dólares a cada uno, y le dijo a Chelique: “en el muelle de hortalizas de Curacao, salen barcos para Venezuela”.
Exiliado y contrabandista
Ya en el exilio, en sus correrías curazoleñas conoce varias familias venezolanas que hacían negocios de mercaderías, a los Curiel, los Irausquín y a un capitán de barco que trabajaba para Estilita Rojas de Torcat -una mujer emprendedora y empresaria margariteña-, que llevaba para la Isla de Margarita la mercancía de contrabando pantalones Ruxton, Brandy Felipe II, Whisky, cigarrillos Chesterfield, queso de bola y holandés; el joven exiliado se incorporó con ellos, dormía en el barco, donde se mantuvo como un mes mientras esperaban el tiempo de carga de la mercancía y la orden de zarpe para la nave.
Chelique comentaba que cuando Inician el viaje de regreso, el mal tiempo no los deja entrar a Bonaire, siguen rumbo a la isla Las Aves; se guarecen, se escondían en los manglares para esperar el cambio de la guardia costera que les permitía el paso hacia Sotavento; aquí la Guardia Nacional inspecciona la nave y no encuentra nada. Zarpan hacia Barlovento, los vientos huracanados y el mal tiempo los obliga a quedarse unos días más y entran a Cayo de Agua en Los Roques, para seguir por el sur a isla La Orchila y de allí, pasar a Margarita, pero era fuerte el vendaval y la tempestad los obliga a pasar por Dos Mosquitos hasta llegar a Carenero de Los Roques. “En este puerto el capitán y la tripulación se sentían más seguros”. Ahí conoció a Polo Rodríguez, a sus hijos y otros pescadores margariteños, todo un personaje de ese mundo, de la mar y el contrabando. Polo Rodríguez le cuenta a Chelique, como se mueve el contrabando en Aruba, Curacao, Bonaire y de todas esas islas del Caribe, que viene rumbo a Margarita: “En todas estas aguas, en este océano, no se mueve un solo barco que no tuviera el visto bueno de la Guardia Nacional”. El capitán con su cargamento tenía fecha y ruta para entrar en cada puerto. Comenta, que para llegar a La Blanquilla pasaron por debajo de La Orchila y por encima de La Tortuga. Los sorprende el mal tiempo y tardan tres días para llegar a la Isla de Margarita, tuvieron que enfilar proa hacia Puerto Cruz y recalaron por la bahía de Pedro González, donde hoy queda el conocido hotel de “Los Ciegos”, en la Isla de Margarita. En esa ensenada se lanzaban los bultos con el material de contrabando, que los sacaban en burros hasta la carretera, luego los enterraban en los aljibes secos de las poblaciones Los Millanes y Los Haticos.
Preso de “Los Chorros”
El 5 de diciembre de 1957 después de esa larga travesía oceánica decide regresar a su tierra natal, habían transcurrido 15 años de haber salido de su pueblo siendo un niño, ahora con experiencia política y de exilio. En Margarita embarca en un tapaito (es una embarcación pequeña con techo y va tapada para evitar mojarse con las olas, que hoy existen todavía) y llega al Morro de Puerto Santo en Carúpano, toma un autobús hacia Puerto La Cruz, y llega a El Tigre, el 7 de diciembre. Descubre que su papá es perezjimenista y él había sufrido el exilio por comunista. Decide regresar a Caracas a continuar sus estudios y las actividades políticas, en el pueblo y en esas condiciones su vida corría peligro, ya estaba fichado, su padre hace las relaciones y mueve sus contactos para que su hijo regrese a la capital, y le consigue un salvoconducto firmado y autorizado por el comisario Granadillo (jefe de la SN, en El Tigre), para regresar a Caracas a continuar sus estudios.
El 14 de diciembre de ese mismo año regresa a Caracas y al día siguiente en las Tres Gracias en la entrada de la Universidad Central de Venezuela (UCV) es nuevamente sorprendido por una comisión de la Seguridad Nacional que se lo lleva detenido, cae nuevamente preso, sigue siendo un menor de edad, lo ponen nuevamente a la orden de “El Bachiller Castro”, quien al verlo le llama la atención y con sarcasmo, le dice “no aprendiste la lección y desaprovechaste el exilio”, ordena que lo pongan a buen resguardo en el Centro Correccional de “Los Chorros”, cerca de El Marqués Estado Miranda.
Liberó a Capriles
El 23 de enero de 1958 por el aeropuerto de La Carlota, escapa el dictador Marcos Pérez Jiménez con todo su entorno familiar, llevan las valijas y sus maletas llenas de dólares a bordo de la Vaca Sagrada, así llamaban el avión presidencial que sale rumbo a Santo Domingo, República Dominicana, donde lo espera el dictador Rafael Leónidas Trujillo, conocido como “Chapita Trujillo”. En Venezuela hubo un despertar y en Caracas la gente salió a las calles a festejar por el regreso a la democracia, las libertades y el retorno de los exiliados políticos. Los custodios del correccional de “Los Chorros” donde estaba recluido Chelique, atemorizados huyeron y se confundieron con los manifestantes dejando el recinto y los presos. Los vecinos entran al correccional para liberar a los presos, rompen los candados y las puertas, los jóvenes se escapan. Chelique junto a sus camaradas se va a la Seguridad Nacional (quedaba en la avenida México donde luego se construyó el hotel “Hilton”, hoy hotel “Alba Caracas”), a ayudar a sacar y liberar los presos políticos, entre los que socorrió estaba un señor flaco, barbudo y torturado, ese hombre era Miguel Ángel Capriles. Narrándome esos momentos históricos, emocionado dice “con don Miguel Ángel Capriles, ese día nació una amistad que se mantuvo hasta el último de sus días, fue un amigo leal y consecuente, un gran hombre”. Con la caída de la dictadura, el ex inspector de los Servicios de la SN Luis Rafael Castro, alias “El bachiller Castro”, es detenido y va a prisión, en la cárcel ,se suicidó tomando barbitúricos el 15 de febrero de 1958.
Ese hombre sí camina.
El año 1973 se realizan las elecciones presidenciales, Chelique fue el creativo de un slogan en la campaña electoral de Carlos Andrés Pérez (CAP), con un jingle exitoso “Ese hombre sí camina va de frente y da la cara”. Cuando pasa la factura de cobro por 50.000,oo bolívares, el jefe de campaña era el doctor David Morales Bello, quien le pide rebaja, y Chelique le contesta “Doctor, usted me divorció y me anuló una partida de nacimiento, me cobró 20.000,oo bolívares de honorarios de Abogados y trabaje duro para pagarle, así que págueme mi trabajo”. El candidato CAP, que se encontraba presente, lo miró y le dijo “David, debes pagarle a Chelique y recuerda, que no hay factura que no se cobre y cuenta que no se pague”.
Homenajeó en “La Gurru”
El miércoles 4 de noviembre de 2015, Guillermito “Fantástico” González abre las puertas de su casa “La Gurru” en Cerro Verde, para hacerle una atención a Chelique Sarabia con motivo del Grammy que recibiría el día 18 de ese mismo mes en Las Vegas, Nevada, Estados Unidos. Realmente fue una noche inolvidable ver a Chelique cantar junto a Rudy Márquez, Henry Stephen, Raquelita Castaño, “El Pollo” Sifontes, “Toco” Gómez, con el acompañamiento de ese grande del cuatro y la guitarra como lo es Luis Guillermo Rangel. Entre los otros invitados de ese atardecer estaban “La flaca” Carmen Victoria Pérez, Chan Chen, Australia y “Pinito” Gómez, José Eduardo y Armando Baralt, Fernando “Loro” Martínez, Francisco Hernández, y este servidor Mario Valdez y su esposa Alba Marina “La Nena” González.
@mariovaldez1